Cuentan que el verano es la época en que más divorcios se ponen en marcha. Será 'la' calor, los días de Levante o romper la rutina durante las vacaciones. Con los niños en casa y haciendo malabares para cuadrar todo. Los gastos de más si uno se va en familia 'por ahí'. O que los coches se estropean más en julio que en marzo. Algo tiene el verano. No tendrá nada que ver, seguramente. Pero el pleno de Jerez ha acabado este viernes 'de los nervios'.
Por primera vez desde 2022, se abordaba un debate de proyecto de presupuestos en la calle Consistorio. Un pleno que tiene mayoría absoluta, la del PP. Y con todo ha participado de la bronca hasta el secretario municipal. Es un documento importantísimo, la más importante de una ciudad. El presupuesto es la música por la que acaba bailando toda la acción de un gobierno. Y el PP lleva dos años bailando con la música del anterior gobierno del PSOE.
Comenzaba el debate de presupuestos ya calentito por el debate por el punto anterior, el de la tasa de basuras. Con ese 'cuerpecito' llegaban los concejales. Y la cosa fue a más con un espectáculo digno de palomitas, de decir para uno 'es que te tienes que reír' y a la vez preguntarse que para qué este espectáculo.
Francisco Delgado, delegado de Hacienda, daba algunas instrucciones iniciales sobre el asunto. Y hasta dio las gracias al Ministerio de Hacienda (el del PSOE, el de María Jesús Montero, líder de los socialistas andaluces) por su capacidad de entender la situación de Jerez y el trabajo realizado. Fue el único guiño entre partidos. Desde ahí todo fue a más.
El lío
La cuestión es que Hacienda mandó los últimos papeles sobre el presupuesto el lunes pasado. Eso pasó al Consejo Social y recibió un voto de confianza de sus integrantes, incluyendo sindicatos, excepto una asociación. Y con el calendario, los partidos alegaban que no habían revisado bien lo que estaban votando. Aunque la clave era adelantar que la oposición no iba a ser favorable a un presupuesto que no se ha consensuado.
Eso, dentro de la lógica. Kika González, de la Confluencia, y Antonio Fernández, de Vox, coincidían en algunas alusiones. Por ejemplo, incluir la venta del edificio de La Moncloíta en futuros ingresos. Vox y el PSOE coincidían también en criticar el aumento de gasto en personal. José Antonio Díaz lo resumía en que "no se mejoran los servicios públicos, sino los salarios de los servicios públicos".
El PSOE había presentado la noche del jueves una enmienda con cuatro puntos: mejoras en parques y jardines, en limpieza, en ayudas al alquiler y en arreglos de colegios. ¿Qué pasaba? Que el anterior ayuntamiento con acuerdo de los partidos aprobó que si una enmienda se presenta con menos de 24 horas, no podía tramitarse más que como enmienda 'in voce', es decir, presentada a viva voz, y que la otra parte (el PP, el gobierno local, en este caso), decidir si acepta o no acepta.
El PP hizo lo siguiente: asumir como propias parte de esas enmiendas, pero sin letra pequeña. El grupo PP instaba al gobierno local (ellos mismos, claro) a mejorar esos servicios.
El PSOE no quedaba conforme y empezó, lo que se dice, 'el pitote'. Ahí llegaba el primer "tranquilícese" de la mañana. Se lo decía la alcaldesa a José Antonio Díaz. Coincidía con que estuvo Pelayo a punto de dar dos veces seguidas la palabra a los suyos, algo que nunca llegó a ocurrir porque se enmendó en el momento. "Lo he hecho sin querer". Volvía a tener la palabra la oposición, pero ya daba igual.
"Relájese", decía Díaz a Pelayo. "No sea pesado", le contestaba la alcaldesa. "No se ponga nerviosa", contestaba de nuevo el socialista en otra intervención. La confluencia de Ruiz Berdejo y Kika González pedía no votar la enmienda 'in voce' del PP. "Con lo plenarios que son ustedes", dijo Pelayo. Díaz hizo una alusión a que con "los suyos" no se podía votar en el pasado, y Espinar con el micro medio abierto y medio cerrado recordaba la URSS.
El secretario salía a defender su punto de vista cada vez también más nervioso de forma evidente. "Un escándalo, un paripé". Por ahí hablaba todo el mundo sin turno de palabras y en un momento dado se pisan hasta concejales del mismo grupo. De todos los partidos, el que más pasaba del tema era Vox, que mantuvo el tipo.
Al final de todo, para que el PP hiciera obviamente uso de su mayoría absoluta: aprobada la enmienda popular que recoge el espíritu de la enmienda del PSOE, que fue rechazada. Dicen que hay alguien en la NASA que pudo mantener el hilo de la bronca en todo momento.
Algunas de las claves
Con eso ha quedado aprobado el proyecto de Presupuesto, que pasa a exposición pública de 30 días, que incluye el famoso informe favorable del Ministerio de Hacienda y que deberá ser norma aprobada tras el pleno de septiembre. Esa votación final ha tenido la abstención del propio PSOE. Un presupuesto que, dice el gobierno local, mantiene el superávit –clave para convencer a Madrid de que al menos Jerez va en la línea de recuperarse algún día–, reducirá en principio el PMP (el periodo medio de pago a proveedores) y ofrece además una visión más realista del plano económico y financiero.
Porque no hay que olvidar que desde que se aprobó el último presupuesto, el que se ha ido prorrogando, han pasado muchas cosas. La más relevante, una inflación sostenida que provocó que lo que se compre cueste más, que los sueldos se revisaran al alza y que también se recaude más. El presupuesto será de 300 millones y habrá 4 millones más de ingresos que de gastos. "Cumpliendo con la estabilidad presupuestaria, con la regla de gasto y con la nivelación presupuestaria exigida por el Ministerio de Hacienda", decía Francisco Delgado. Además, no hay que olvidar que facilita las transferencias de fondos europeos.
El ejecutivo municipal defiende incrementos de presupuesto en Ayuda a Domicilio del 216%, y en general de todos los servicios públicos, de casi el 50%. Se incluye el aumento de mantenimiento en colegios en un 30%, una subida del 9 para limpieza, del 46% para recogida de basuras o un 38% de arreglos de calles. Si Jerez mejorará o no lo dirá el tiempo. Pero basta con verse el vídeo que acompaña a este artículo para entender que sería buena cosa incluir una partida para sesiones de yoga destinada a los concejales. No difiere del clima que reina en lo político –el Parlamento andaluz este jueves vivió situaciones que se le podrían parecer–. Pero es un show que los jerezanos que han visto el pleno quizás deberían ahorrarse.
