Historia de las casas baratas en Jerez de la Frontera (1911-1938) (II)

Las tres primeras barriadas de casas baratas o económicas de su historia se construyeron al comienzo de la Dictadura franquista, cuando aún no había concluido la guerra civil

La calle Orquídea en la barriada de Picadueñas.
La calle Orquídea en la barriada de Picadueñas. MANU GARCÍA
20 de junio de 2025 a las 13:57h

1. Iniciativa del filántropo José Ramón Rodríguez Aparicio en el pago de Picadueñas 

Hasta el 22 de marzo de 1935 no volvió a hablarse en El Guadalete de Jerez de un nuevo proyecto de Casas baratas, pero esta vez no fue por parte del Ayuntamiento, sino del conocido filántropo y altruista jerezano José Ramón Rodríguez Aparicio (Jerez, 1862-1942), que había comprado unos terrenos de 15.000 metros cuadrados en el pago de Picadueñas para construir casas baratas destinadas, según la prensa, a más de 2.000 obreros y empleados modestos que la adquirirían mediante rifas celebradas al efecto en espectáculos públicos y en otras fiestas. La noticia recogida en la primera plana del diario, afirmaba que las obras iban a comenzar inmediatamente, y que para ello Rodríguez Aparicio estaba gestionando la adquisición de grandes cantidades de material de construcción.

José Ramón era un rico comerciante, socio de la Casa de tejidos «Rodríguez Hermanos» (Manuel, Ambrosio y José Ramón Rodríguez Aparicio), establecida durante mucho tiempo en la calle Larga n.º 9, que se casó en octubre de 1906 con la aristocrática sanluqueña Josefa Luisa Ambrosy Lacave, de familia bodeguera. Fue colaborador de «El Almuerzo escolar» y fundador de una cuarta Colonia Escolar para niños y niñas enfermos («Colonia Jerez Infantil n.º 4», cuyo director era Miguel Rodríguez Bernal, y en su bandera blanca y celeste estaba bordada el lema «haz bien sin saber a quién») que llevaba su nombre y que en julio de 1932 llevó a 100 colonos a las playas de El Puerto de Santa María. Rodríguez Aparicio había instalado una Caseta en la playa con comedor y cocina para que los niños y niñas pudieran comer en la playa y no tuvieran que desplazarse a la población para ese fin. Esa Caseta estaba junto a la de la Colonia Escolar Obrera Jerezana y a la de la Colonia Jerezana del Ayuntamiento1. Daba la casualidad que el mes anterior hizo intensas gestiones para que las tres colonias escolares existentes se unificaran (la Escolar Obrera, la Escolar del Ayuntamiento y la Escolar Católica que se estaba organizando ese verano), prometiendo, si lo hacían, la donación de una importante cantidad de dinero para alargar la estancia de los colonos en la playa o en la Sierra, y para edificar una casa propia en El Puerto o en la Sierra para alojar a todos los niños y niñas jerezanos. No tuvo respuesta favorable a su propuesta y por eso fundó ese año la 4ª Colonia Infantil Jerezana que llevó su nombre.

La actividad de este peculiar jerezano, digno representante del altruismo cristiano, fue muy notoria durante la Segunda República, donde además envió colaboraciones al diario El Guadalete. Pueden citarse, por ejemplo, su proyecto de construir una fábrica de pan barato para obreros llamado el «Alivio Social»2, que no tuvo acogida entre algunas sociedades obreras; el almuerzo y merienda que ofreció el 8 de enero de 1933 a 1.200 niños y niñas, hijos de obreros parados y viudas pobres, en el Parque González Hontoria; el proyecto en abril de 1933 de construir un edificio que sería una «gran estatua» dedicada a la justicia social en la Plaza de la República de Jerez (hoy Plaza del Arenal), donde impondría la participación obrera «como medio de encauzar las aspiraciones legítimas del obrero por la verdadera ruta de la liberación económica y de la cristiandad»3. En mayo de 1933, José Ramón Rodríguez Aparicio también donó la leche que necesitaron los enfermos de la Beneficencia de Jerez durante quince días, y en enero de 1934 «el benemérito filántropo» creó una Fundación con becas para alumnos necesitados en la Escuela Profesional de Comercio de Jerez. Por último, a finales de enero de 1936, durante cuatro días repartió 1.500 pucheros a las familias obreras necesitadas de Jerez, pidiendo que el primer día, al recoger la comida, llevaran con ellos a sus hijos, pues serían obsequiados con dulces y pastas4.

Rodríguez Aparicio residió todo el verano en Galicia, y a su vuelta estuvo varias semanas enfermo, pero en enero de 1936 volvió a salir en la prensa noticias sobre su proyecto de casas baratas para obreros y empleados modestos, que ya no era tan ambicioso como se dijera meses antes. Fue el 4 de enero cuando a modo de Editorial y con el sobretítulo de «La generosidad particular», se ampliaba la información del proyecto de la «Barriada Rodríguez Aparicio». Las casas se iban a construir en terrenos ya adquiridos y situados al final de la calle Cristal. El reportero decía haber visto los planos del arquitecto Francisco Hernández Rubio, y las casas serían modestas, pero independientes, con jardines intermedios y con calles de anchura adecuadas. Serían 9 grupos de 4 viviendas en torno a una avenida central, y contaría de capilla, depósito de agua, escuela para cincuenta niños y niñas y piscina. El presupuesto para las viviendas de esas 36 familias ascendería a algo más de 500.000 pesetas. Este proyecto no contaba con subvenciones del municipio ni del Estado, y por ello no fue enviado para su aprobación al Ministerio de Fomento.

El día anterior se había leído en el Pleno ordinario del Ayuntamiento presidido por el alcalde Díez Hidalgo, el escrito enviado por Rodríguez Aparicio solicitando permiso para la construcción de grupos de casas baratas, y la solicitud pasó a la Comisión de Policía Urbana.

En el ejemplar de El Guadalete del 11 de enero de 1936, un periodista que firmaba como «Salomón», escribía en primera plana la columna «La obra de un filántropo», donde «desvelaba» algunas obrás benéficas del mismo ya comentadas: «Hace cuatro años, recluido en casa con los años y la experiencia de toda una vida dilatada de trabajos y esfuerzos, comenzó a dedicar su actividad mental a la confección de proyectos que aliviaran tanta amargura como hay en el mundo». A continuación enumeraba las obras solidarias ya señaladas: colonia escolar, comidas a los niños pobres, pensiones a familias en miseria extrema, viajes de estudios pensionados, becas a niños con talento artístico sin recursos, etc. Y, por supuesto, la barriada de casas baratas para obreros, denunciando la lentitud de las administraciones y la oposición a su solicitud de exenciones tributarias indispensables para poder llevarla a efecto. El reportero manifestaba su pesimismo de que las autoridades ayudaran a que este proyecto se llevara pronto a cabo.

Pero no fue así y parece que este artículo de fondo surtió efecto, pues en el Pleno del Ayuntamiento del 24 de enero se concedía finalmente la autorización para que Rodríguez Aparicio construyera la barriada de Casas Baratas «de conformidad con lo solicitado por dicho señor». Apenas hubo más noticias de este proyecto en los meses que restaban de la Segunda República. Tan solo la breve nota periodística del 7 de abril de 1936, donde se informaba que el nuevo alcalde Antonio Miguel Oliver Villanueva y el teniente de alcalde Gómez Serrano, acompañado de José Ramón Rodríguez Aparicio, visitaron el día anterior los terrenos del pago de Picadueñas donde éste último proyectaba construir una barriada de casas baratas.

2. La asociación jerezana de caridad y la caja de ahorros de Jerez

La Asociación Jerezana de Caridad (AJC) fue constituida a finales de diciembre de 1901 a iniciativa del alcalde José Oronoz Clemente, incluyendo en su Consejo de Administración a representantes del clero, de la Cámara de Comercio, de la Cámara Agrícola, de las Sociedades Obreras y de la Prensa, además de vocales concejales del Ayuntamiento. Constituía en realidad una institución municipal, y de hecho su Junta de Gobierno se reunía en el despacho del Alcalde.

Dedicada a erradicar la mendicidad de niños y ancianos y a socorrer a los más necesitados, esta Asociación disponía, producto de la donación, de dos casas en las calles Gómez Carrillo y Puerta del Sol, cuyas habitaciones se cedían temporalmente a personas ancianas en total desamparo o a viudas pobres con varios hijos pequeños5. En su reunión del 12 de junio de 1935, que tuvo lugar en el despacho del alcalde republicano Juan Narváez Ortega, aprobó una proposición sobre construcción de casas baratas con el fin de «resolver los problemas de la vivienda obrera, el paro en el ramo de la construcción, la situación de la Sociedad de Ciegos, y la grave crisis económica de la propia Asociación Jerezana de Caridad». Se nombró una Comisión para que estudiara la viabilidad del proyecto, «apenas esbozado», sabiendo que contaba con el apoyo incondicional del alcalde6. En el Pleno municipal del 22 de junio siguiente se leía un escrito de dicha Asociación «interesando ayuda municipal para la realización de obras benéficas» y además solicitaban la concesión de «una faja de terrenos en la Huerta de Terry para construir casas baratas», solicitud que pasó para su estudio a la Comisión de Policía Urbana7.

En la sesión del 20 de diciembre de 1935, siendo ya alcalde desde septiembre, Manuel Díez Hidalgo, la Comisión de Policía Urbana proponía vender los terrenos solicitados por la Asociación de Caridad para construir casas baratas al precio de 5 pesetas el metro cuadrado, por tratarse de una entidad benéfica, pero el asunto no se resolvió, «quedando sobre la mesa». A la semana siguiente volvió a tratarse el asunto en el Pleno, y el concejal José García Barroso manifestó que no debía venderse el terreno por debajo de su valor real, para no sentar precedentes, y que entonces, de los Presupuesto destinados a Casas baratas, se concediese una subvención por la diferencia; además, debía establecerse la condición de que al menos construyan una casa cada año, si no, perderían los derechos. Finalmente se aprobó la venta a 5 pesetas el metros cuadrado con las modificaciones de García Barroso.

En el Pleno del 4 de enero de 1936 donde se aprobaban los presupuestos para el año 1936, se proponía una subvención de 18.000 pesetas para la Asociación Jerezana de Caridad. Uno de los concejales protestó por parecerle excesivo: «no es misión de esa entidad hacerse propietaria, sino reprimir la mendicidad», a lo que el alcalde recordó que de esa cantidad, 6.000 pesetas iban destinadas a la construcción de casas baratas en la Huerta de Terry, «para regalarlas después». Finalmente, la subvención se rebajó a 15.000 pesetas.

En El Guadalete del 8 de febrero de 1936, se informaba que el alcalde Díez Hidalgo había visitado las obras del Refugio de Mendigos que el Ayuntamiento, a través de la Junta Local de Protección de Menores, estaba edificando en terrenos municipales de la Huerta de Terry, y que estaban muy avanzadas, pretendiendo el alcalde que el Refugio comenzara a funcionar en el mes de abril. El alcalde aprovechó esa visita para hacer entrega a varios directivos de la Asociación Jerezana de Caridad, Andrés Fereán López (vicepresidente o presidente efectivo, tesorero del Ateneo y futuro alcalde franquista de Jerez en 1943 después de haber sido alcalde accidental desde muchos meses antes), Felipe de Juan García (secretario, dueño de la Fábrica de Sémolas, harinas y pastas para sopas de la calle Valientes, antiguo republicano en 1911 y ferviente seguidor de Primo de Rivera en los años de la dictadura de 1923-1930) y Raimundo Hidalgo López (vicesecretario8 y directivo de la Cámara de Propiedad Urbana) de la parcela de terreno que la Asociación había comprado al Ayuntamiento para construir «un grupo de Casas Baratas».

Ya no se tiene constancia de que en los meses siguientes de la Segunda República la Asociación de Caridad proyectara ni construyera un «grupo de casas» en esos terrenos.

Por último, y acogiéndose a la ley de construcciones de casas baratas para empleados, la prensa anunció en el mes de agosto de 1935 que la Caja de Ahorros de Jerez tenía proyectado hacer casas baratas para sus «más asiduos clientes» y sus «más meritorios empleados», pero por el momento, siguiendo el principio bancario de la «exquisita prudencia» para no arriesgar nada, iba a comenzar construyendo una docena de casas baratas para «empleados suyos de asegurada solvencia», habiendo ya adquirido unos terrenos de más de 10.800 metros cuadrados en el n.º 28 de la calle Taxdirt (frente al antiguo Cuartel de Caballería «Fernando Primo de Rivera»). Y el comunicado de la Caja de Ahorros de Jerez terminaba asegurando que «en función de ese ensayo continuarían con nuevos proyectos de casas baratas»9. Tampoco hay constancia de que en los siguientes meses de 1935 y 1936 se construyeran esas doce casas.

Por tanto, y para concluir este periodo, durante los más de cinco años de la Segunda República no se construyó ninguna casa barata o económica en Jerez de la Frontera, quedando muy avanzados los proyectos del filántropo Juan Ramón Rodríguez Aparicio, a punto de comenzar las obras, y el del ex-alcalde republicano Germá Alsina, que había quedado guardado en un cajón del Ayuntamiento.

¿Y la barriada de casas baratas «Pablo Iglesias»?, me puede preguntar alguien. En Jerez no se constituyó ninguna Sección de dicha Cooperativa obrera, limitándose a tener algunos afiliados a la misma desde que en marzo de 1934 visitara Jerez la oradora socialista y propagandista de la Cooperativa Española de casas baratas «Pablo Iglesias», Francisca Vega Roca, natural de Jerez de la Frontera. Fruto de esa visita la Cooperativa aprobó la solicitud de afiliación de un grupo de jerezanos -entre ellos la niña María del Carmen Guerrero Andrade-, como puede saberse por el órgano de la Cooperativa, Hogar Obrero, pero nunca constituyeron una Sección, y por eso mismo ni compraron terrenos, ni se los pidió al Ayuntamiento -como sí hicieron en Cádiz o Sanlúcar, sin conseguirlo-, ni construyeron ni una sola casa barata. Esa fue la realidad, no solo aplicable a Jerez, sino a toda la provincia de Cádiz.

10. Casas baratas en Jerez durante la dictadura franquista

El proyecto municipal de construir casas baratas en los terrenos de la Huerta o Recreo de Terry, obra del arquitecto municipal hasta 1935, Rafael Esteve y Fernández Caballero, será retomado muy pronto por la Gestora Municipal franquista de Jerez que tuvo como alcalde-presidente al comandante de caballería retirado Bernabé Rico Cortés, que ya había sido concejal en 1929 cuando estuvo destinado anteriormente en Jerez.

Solo había pasado un mes desde su nombramiento como alcalde cuando el 25 de agosto de 1936 Rico Cortés viajó a Sevilla con el teniente de alcalde Salvador Díez Gutiérrez, bodeguero e hijo de oficial carlista, y con el arquitecto municipal Fernando de la Cuadra Irizar, que había tomado posesión del cargo de forma interina el 30 de octubre de 1935, al jubilarse Rafael Esteve. Además, viajaba con ellos el filántropo José Ramón Aparicio, pues el motivo del viaje era interceder ante las nuevas autoridades franquistas para «salvar las dificultades que puedan existir para la construcción de casas baratas proyectadas por ese señor». En una comparecencia ante los periodistas también manifestó el alcalde que el lunes siguiente comenzarían las obras «para construir casas baratas para obreros en la Huerta de Terry».

En el diario Ayer del día después se aseguraba que en la visita a Sevilla el general Queipo de Llano había aprobado el proyecto de Rodríguez Aparicio «relativo a la construcción de 200 casas para obreros» y que ese mismo día se pondrían en marcha las obras de replanteo del terreno.

Ese mismo día 26 de agosto de 1936 el alcalde le anunciaba a los periodistas que el domingo 30 de agosto de 1936 tendría lugar el acto de la colocación de la primera piedra para la construcción «de una barriada obrera en los terrenos de la llamada Huerta de Terry». Y que al domingo siguiente tendría lugar una ceremonia análoga en el pago de Picadueñas, donde las casas para obreros serían construidas por Jose Ramón Rodríguez Aparicio.

Como puede comprobarse, el Ayuntamiento de Jerez, al mes y medio de comenzada la guerra ya quería iniciar la construcción de la barriada de casas baratas en Huerta de Terry. La grave crisis económica y social que padecía la ciudad en aquellas semanas de represión, y el enorme paro obrero que supuso, condicionó la política del Consistorio, y la construcción de casas baratas era una posible salida propagandista inmejorable. En el caso de Picadueñas, el Ayuntamiento no tenía nada que hacer ni invertir, pues de todo se encargaba Rodríguez Aparicio; y en el caso de Huerta de Terry los planos y el diseño de las calles, zonas arboladas y parcelas ya estaba hecho. Todo ello sugiere que el proyecto de la barriada sería el que había registrado el alcalde republicano Germá Alsina y hecho por Rafael Esteve, y que, recordemos, «consistía en 180 casas de un piso, 8 de dos pisos, alamedas, patio escolar, escuelas, gimnasio, campo de deportes, piscina y otras dependencias». Que a su vez era una modificación del realizado antes por el mismo arquitecto e impulsado por el concejal republicano José Terrero, proyecto que era «una preciosidad» y que constaba de «siete calles y 252 casas», y del que habían separado terreno para la escuela, el Refugio de Mendigos y la «faja» que vendieron a la Asociación de Caridad.

No sabemos si el nuevo arquitecto municipal Fernando de la Cuadra hizo alguna modificación del ya existente, pero el boceto del proyecto, que estuvo expuesto unos días en los escaparates del Almacén de Tejidos de Tomás García, incluía 190 viviendas, cifra muy parecida a la del último proyecto de Esteve.

La primera piedra de la primera casa se colocó el domingo 30 de agosto de 1936 en la esquina de la calle Clavel «entrando por el Callejón de Quemada», con una «ceremonia solemne» por todo lo alto con asistencia de autoridades militares, civiles y eclesiásticas, provinciales y locales. En las palabras que pronunció el alcalde desveló la falta de recursos para construir la barriada y llamaba a que casa familia acomodada, cada casino o entidad «eleve su monumento a la caridad» para construir una «casita» en la Barriada; «incluso asociándose varios amigos», afirmó Rico Cortes.

A la semana siguiente, el alcalde publicó un bando muy significativo sobre el futuro de la Barriada:

«se hace preciso que todas las personas pudientes cooperen también económicamente a la construcción de la barriada de casas baratas que se proyecta en la Huerta de Terry, construyendo por su cuenta en dicha barriada cada persona pudiente una casa; el costo de ésta no llega a doce mil pesetas, capital que se invierte en un fin humanitario, y se conserva la propiedad del mismo, produciendo además una renta proporcionada al capital invertido. ...las construcciones se encuentran exentas de tributos durante veinte años… para mayor facilidad de las personas que cooperen a la construcción de las casas, existirá para su comodidad una contrata de obra para los que no quieran efectuarla por sí mismo.

La alcaldía espera que Jerez entero responderá a este llamamiento, ...por patriotismo, por humanidad y por contribuir a este resurgir de España»10.

El 17 de septiembre de 1936 la alcaldía ya daba a conocer las primeras familias que se comprometieron a construir en la Barriada de Huerta de Terry, y se comunicaba que las obras empezarían el lunes siguiente. La nota terminaba diciendo que «varias comisiones del Ayuntamiento y la Junta de Señoras de la Caridad continuarán haciendo gestiones encaminadas a la construcción de otras varias casas».

Como es fácil imaginarse, el resultado final fue que la Barriada no iba a tener el aspecto homogéneo y ordenado de las típicas Barriadas obreras de casas baratas de otras ciudades, pues las casas, salvo la primera, fueron construidas por docenas de familias acomodadas de Jerez, que se aprovecharon del terreno municipal y de las facilidades constructivas e impositivas, incluido el disponer de la contrata de carpintería y pintura que subastó el Ayuntamiento a precio muy favorable, para tener una casa en el extrarradio de la ciudad. Estas familias, «por unas 12.000 pesetas», conservaron la propiedad de la misma, aunque «cediéndolas en alquiler a familias desfavorecidas»11. Además, pronto esta barriada dejó de publicitarse como «de obreros» y se decía que las viviendas allí construidas se destinarían a «inválidos de guerra, a empleados municipales y a obreros»12. Y lo de «casas baratas» también fue una ilusión, pues esta barriada por lo elevado de sus alquileres fue destinada a familias de clase media, y era curioso que se le conociera como la «barriada de medio pelito», pues a pesar de la propaganda inicial nunca fueron «casas baratas para obreros»13.

A pesar de lo que se puede leer en la placa colocada en la primera casa -y hoy todavía visible-, fue el 10 de noviembre de 1936 cuando el alcalde anunciaba en el diario Ayer que se había terminado la primera casa en Huerta de Terry, y que podían visitarla todas las personas que quisieran. Una semana más tarde también se inauguraba en terrenos de Huerta de Terry el «Refugio de Mendigos», que el Ayuntamiento jerezano había comenzado a construir a finales de la Segunda República. Según la prensa, «los invitados recorrieron las dependencias del Refugio y la primera casa barata de la barriada».

En las semanas siguientes, el alcalde fue nombrando a las familias que iban adquiriendo las parcelas de la Barriada y en el diario del 10 de diciembre de 1936 se hacía un resumen: «La construcción de casas baratas en la barriada de la Huerta de Terry. Ya ascienden a 39 las casas que van a edificarse», informando que estaba prevista que la construcción de casas en Huerta de Terry correrían a cargo de Mercedes Guerrero González, de José Paz Partida, de la Casa «Pedro Domecq» (que construiría seis), de la Casa «González Byass» (que construiría diez) y de don Manuel Ruiz Cintado; estas casas se unían a la del Ayuntamiento, ya construida y a las de quienes ya lo habían escriturado anteriormente: «los Señores Díez Hermando, Andrés Páez, Juana Reina viuda de Guerrero, Agustín García Mier y Violeta Buck», lo que hacían un total de 39, «que ayudarán a atenuar bastante el paro obrero en la ciudad». Los seis hermanos García de Mier Zorrilla (Agustín, Victoria, Amelia, Asunción, Carmen y Eulalia) y su madre fueron los primeros que, «con sus ahorros del Banco Español de Crédito», decidieron construir siete casas en Huerta de Terry.

El alcalde Rico Bernabé fue autorizado por el Ayuntamiento para gestionar personalmente las escrituras de enajenación o cesión de parcelas municipales de Huerta de Terry a los diferentes particulares con la condición de construir casas baratas, y el 11 de Diciembre de 1936, finalmente, las obras de construcción se adjudicaron mediante subasta a Juan Letamendía Egaña y las de carpintería y pintura a Antonio Bravo Bozanes.

El 31 de diciembre de 1936 ya estaba construida la Plaza de España en la barriada de Huerta de Terry, plaza que dio nombre a la barriada entera, y se citaban los nombres de las personas que habían comprado en dicha plaza las parcelas para construir sus casas: Paz Partida, Ruíz Cintado, Lola Guerrero González y dos de las casas de los García de Mier.

A partir del 26 de febrero de 1937 aparece por primera vez en la prensa el nombre de Barriada de España, así como los nombres de algunas calles ya rotuladas: «Comandante Castejón», «Enrique Rivero» y «General Moscardó». Y el 10 de marzo de 1937 el alcalde Bernabé Rico volvía a mencionar a las «casas baratas de la barriada de España», anunciando que había firmado las escrituras de 15 casas más costeadas por González Byass, dos de la Banca Díez Vergara y una de Enrique Fernández de Bobadilla, y los nombres de las nuevas calles: «29 de octubre» (fecha de la fundación de Falange en 1933), «General Sanjurjo», «Padre Ruiz Candil» y «Héroes del Santuario de la Virgen de las Cabezas». En ese momento ya estaba prevista la construcción de 71 casas.

Por otra parte, la primera piedra de la barriada de casas baratas en los terrenos del Pago de Picadueñas propiedad del filántropo y «caballero cristiano» Rodríguez Aparicio tuvo lugar una semana más tarde que las de Huerta de Terry, el domingo 6 de septiembre de 1936. También fue una acto solemne y propagandista al que acudieron todas las autoridades civiles, militares y eclesiásticas de Jerez. En su discurso el alcalde Bernabé Rico Cortés dijo que aquellas casas no serían para obreros manuales, sino para «pobres de corbata», «esas legiones de trabajadores que lucha sin descanso, sin horas reglamentadas, ocultando su miseria, muchas veces superior al más desdichado proletario».

El lunes 21 de septiembre de 1936 comenzaron las obras de la Barriada.

En una nota de prensa del 4 de marzo de 1937, se decía que la «magnánima obra social que acariciara durante tantos años José Ramón Rodríguez Aparicio, la Ciudad Jardín» -nombre con el que se designó a esta barriada en la prensa desde enero de 1937- en el «populoso y riente» pago de Picadueñas, «en breve será una realidad». En la puerta de entrada ya se habían levantado a uno y otro lado de lo que en su día será una frondosa avenida, dos grupos de diez casas cada uno, y la primera de la derecha ya estaba casi terminada. También se lamentaba que si no se construía a mayor velocidad era por la falta de materiales de construcción, especialmente de hierro.

¿Y qué pasó con las casas baratas de la Asociación Jerezana de Caridad? No se sabe la extensión de esa «faja de terreno» en Huerta de Terry que la Asociación había comprado al Ayuntamiento, y sí hay constancia de que en los meses finales de 1936 dicha Asociación construiría allí alguna casa barata destinada en principio a sus fines caritativos. El 9 de octubre de 1936 publicaba el diario Ayer que se había leído un expuesto en el pleno del Ayuntamiento sobre obras a realizar por la Asociación Jerezana de Caridad en los terrenos de Huerta de Terry. Y tres semanas después, el 29 de octubre se publicaba una nota de la Asociación que decía: «Recomendamos a los contratistas y maestros de obras que en nuestras oficinas están los planos, el presupuesto y el pliego de condiciones para concursar en la construcción de casas económicas en la nueva Barrida España». Es decir, que las casas que la Asociación de Caridad construyó, cuyo número no se conoce, se integró dentro de la misma Barriada España.

11. Las casas ultrabaratas de Picadueñas - Juan José del Junco (1938)

La construcción de «casas baratas» en la ahora denominada «Barriada España» no dejó de ser una operación meramente propagandista del primer ayuntamiento franquista y no remedió en nada la grave situación de la vivienda que padecía la empobrecida clase obrera jerezana.

En diciembre de 1937, siendo alcalde-presidente de la Comisión Gestora del Ayuntamiento Juan José del Junco Reyes, éste lee en el Pleno municipal un Expuesto sobre el problema de la vivienda y las casas baratas, donde exponía su parecer de construir casas lo más más baratas posibles dotadas de las necesarias condiciones de salubridad e higiene, no como hasta ahora donde las personas y los animales en pocilgas, corrales o establos se confundían en viviendas del extrarradio (Picadueñas, Barrio de la Plata, etc.) «buscando una defensa económica con el cultivo de un trozo de tierra o la crianza de animales»; decía que lo mejor sería destruir todas esas casas baratas construidas en los últimos años, pero que antes había que construir nuevas barriadas. Del Junco afirmaba que en la Barriada España había casas bien construidas que solucionaban el problema para la clase media, pero que para los obreros el problema de la vivienda seguía existiendo, porque los alquileres que se pedían en esas casas de la Barriada España no estaban al alcance de quienes tienen que vivir con un jornal. Por ello, pedía que el Ayuntamiento acometiera un plan de construcción de casas ultrabaratas para alquilar a obreros, de cuatro piezas (tres dormitorios y un salón-cocina, además de un lavadero-evacusterio) y un pequeño jardín o huerto, pero donde estuviera prohibido la instalación de un corral o establo, y que el alquiler máximo fuese de 24 pesetas mensuales. También se anunciaba que se otorgaría la propiedad de la misma al cabo de los 20 años si la familia había vivido allí sin interrupción y estando al día en el pago del alquiler14.

El 20 de diciembre de 1937 tenía lugar el acto de colocación de la primera piedra de la barriada de casas ultrabaratas en el Pago de Picadueñas. Al cabo de nueve meses, el 21 de septiembre de 1938 se aprobaba en el Ayuntamiento la construcción de 50 casas ultrabaratas en Picadueñas, y el 5 de octubre de 1938, el entonces alcalde accidental Andrés Fereán López manifestaba a los periodistas que se habían recibido más de 100 solicitudes para optar a las primeras 14 viviendas ultrabaratas de Picadueñas Baja, y que se estaban haciendo gestiones para construir otras 50 en terrenos de unas cinco aranzadas donados por una ilustre familia jerezana.

Finamente, el 12 de octubre de 1938, con ocasión de la «Fiesta de la Raza», tuvo lugar la bendición de las 50 casas ultrabaratas construidas en la barriada Nuestra Señora del Pilar («antes Picadueñas Baja»), y acto seguido tuvo lugar la bendición y colocación de la primera piedra de la construcción de una nueva serie de 50 casas más.

Como conclusión final de este recorrido histórico, puede decirse que en Jerez de la Frontera, las tres primeras barriadas de casas baratas o económicas de su historia se construyeron al comienzo de la Dictadura franquista, cuando aún no había concluido la guerra civil. Dos de esas barriadas ya habían realizado sus proyectos durante el régimen anterior, la Segunda República, pero no pudieron ponerse en marcha (Picadueñas y Huerta de Terry-Barriada España), y la tercera del alcalde Juan José del Junco fue genuinamente franquista y consistió en las casas ultrabaratas de Picadueñas Baja. La «Cooperativa Española de Casas baratas Pablo Iglesias», a pesar de lo que pudiera pensarse, ni tuvo una Sección en Jerez ni planificó ni construyó una sola casa en la ciudad.

1El Guadalete del 24 de julio y del 2 de agosto de 1932.

2El Guadalete del 23 de marzo de 1933.

3El Guadalete del 16 de abril de 1933.

4El Guadalete del 30 de enero de 1936.

5El Guadalete del 26 de abril de 1934.

6El Guadalete del 18 de junio de 1935.

7El Guadalete del 23 de junio de 1935.

8Estos cargos fueron elegidos en la reunión de julio del año anterior y publicados en El Guadalete del 14 de julio de 1932.

9El Guadalete del 15 de agosto de 1935.

10Ayer (Jerez) del 8 de septiembre de 1936.

11Ayer (Jerez) del 8 de septiembre de 1936.

12Ayer (Jerez) del 27 de junio de 1937.

13Ayer (Jerez) del 22 de julio de 1942.

14Ayer del 15 de diciembre de 1937.

Sobre el autor

Manuel Almisas.

Manuel Almisas Albéndiz

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