Guadalcacín, tierra de colonos, de jornaleros de la tierra, ha despedido a uno de sus ilustres vecinos. Miguel Lozano, uno de los primeros habitantes que tuvo esta ELA de Jerez, ha fallecido.
Con el fallecimiento de Miguel Morato, como era conocido por todos, Guadalcacín pierde a todo un símbolo de su memoria histórica. Como curiosidad, como ha recordado en redes Benjamín Guerrero, "Miguel atesoraba en el patio de su casa de colonos un auténtico museo de aperos agrícolas del siglo pasado. Un legado que fue reuniendo con mimo, pieza a pieza, gracias a las donaciones de vecinos que sabían que en sus manos ese tesoro quedaba a buen recaudo. Allí convivían zoletas, amocrafes, hoces, trillas, azadas... objetos llenos de polvo y de historia".
"El guardián de la memoria rural"
"El Morato –ha añadido– no sólo conservaba herramientas: conservaba historias. Sabía quién había usado cada pieza, en qué parcelas, con qué animales, bajo qué sol. Era un guardián de la memoria rural, de aquel Guadalcacín nacido del esfuerzo, de la tierra y de la esperanza.
Ojalá Guadalcacín sepa algún día hacer justicia a esa memoria colectiva con un Centro de Interpretación de las Colonizaciones que lleve el nombre de Miguel Lozano, Morato, en su honor, un proyecto que hoy, más que nunca, cobra sentido, porque hombres como Miguel merecen que su legado no se pierda. ¡Descansa en paz, Miguel Morato. Y gracias por haber cuidado nuestra historia con tanta dignidad".
Numerosas son las condolencias que está recibiendo la familia de parte de sus vecinos, que no van a olvidar nunca la huella que deja este histórico de Guadalcacín. “Un vecino ejemplar. Siempre lo llevaré en mi corazón, al igual que a su señora Pepa, también admirable y ejemplar. Recuerdo todavía cuando iba a su patio por leche con mi botella vacía, que me mandaba mi madre, y ellos siempre con sus lecheras llenas para venderle a todos los vecinos del pueblo. Lo mejor que me llevo es haberlo conocido y tener la suerte de haber sido su vecina”, destaca Conchi Rosado.