No es fácil tener casa. Es un bien que, dicen, salvo excepciones, tiene siempre una tendencia al alza en valor. Por eso, es como el oro, un valor refugio, un valor donde poner una inversión. En general, la vivienda resiste a las crisis de inflación. Es decir, las casas aumentan más en precio de lo que hace la vida en general. Cuanto más se tarde en vender una casa, en general suele servir para sacarle mejor rendimiento. Y cuanto más se tarde en comprar, más cara te puede salir.
Estas reglas de mercado no siempre funcionan, pero explican que existe una psicología detrás del hecho de que en Andalucía estén ya las casas más caras que nunca (rondando precios o superando los de 2007) y a la vez no paren de incrementarse las compraventas. Un bien, el de la vivienda, sobre todo cuando es la primera, que es de necesidad, de primerísima necesidad.
En ese mercado a veces afloran historias con cierto intríngulis, complejas de entender de primeras. Es el caso del desahucio de una pareja en Jerez con una historia de sacrificios para tener su piso, una vivienda de apenas 50 metros cuadrados en la zona Sur, en Santo Tomás de Aquino. Este martes serán desahuciados a las 11 de la mañana. "Y tenemos para pagar". Pero para entender lo ocurrido hay que remontarse a varios años atrás. Joaquín tiene 65 años y Laura 44. Tienen una hija de 21, que llegó con dos años de edad a aquella casa, comprada con hipoteca.
La historia de esta pareja es la de muchas familias que se las vieron y se las desearon a partir de la crisis del ladrillo, que tuvo sus peores años entre 2008 y 2012. Joaquín fue despedido, año arriba año abajo, porque no lo recuerda exactamente, en 2010. Estaba en la construcción pero todo se había paralizado. Con 50 años, su sector estaba en aquellos tiempos desaparecido. Así que sufrieron el paro, que en Jerez fue escandalosamente alto en esos años, llegando al 40% en el 2013.
Así, con una niña pequeña, se vieron con una hipoteca que no era excesiva, de unos 400 euros (los tipos de interés se habían disparado, empezaron pagando menos), pero inasumible. Tras agotarse el paro de él, acabaron viviendo de la paga que comenzó a dar extraordinariamente el Gobierno para cuando se habían acabado las ayudas, que rondaba esos 400 euros. "Y tuvimos que decidir, o pagar la hipoteca o comer".

La hipoteca era con lo que hoy es CaixaBank, un gigante bancario que, tras aquellos años de reordenación del sector, tiene muchos negocios en Jerez porque entre una cosa y otra es donde acabaría integrada Caja Jerez, previo paso por Caja San Fernando, Banca Cívica y Cajasol.
Para solventarlo, teniendo también en cuenta los años que llevaban pagados, acordaron con su banco ejercer la dación en pago: es decir, entregar la casa y extinguir la hipoteca. Una opción que, en aquellos años de crisis económica tras la burbuja, muchos presionaron en política para convertirlo en tónica general ante impagos, porque muchos perdían la vivienda y encima seguían debiendo dinero al banco si este no la revendía, a menudo por subasta. Si la venta era por un precio menor a lo que restaba de hipoteca, el que sufría la ejecución hipotecaria aún legalmente debía dinero.
En el caso de Joaquín y Laura, pudieron acordar esa dación y algo más: seguir durante un tiempo con un alquiler por aproximadamente unos 200 euros. La pareja estaba entonces pagando la mitad, pero ya no como hipotecado, sino como arrendadores. Primero le hicieron un contrato que se fue prorrogando hasta que les comunicaron que hasta ahí llegaban, que no alquilaban más. Ha habido juicios y en marzo se decretó que el 22 de julio, este martes, se llevaría a cabo el desahucio.
En suma, la pareja lleva pagados miles y miles de euros entre hipotecas y alquiler. Han pagado la casa varias veces. A fecha de octubre de 2024, consta una tasación con la que han intentado convencer a la entidad: "Los pisos de dos dormitorios y 50 metros cuadrados valen en esta zona unos 20.000 euros". Y es lo que la pareja ofrece para no verse en la calle.
Todo ha dado muchas vueltas pero 20 años después de empezar a llamar hogar a este piso, este martes se acabó. Cuentan que no tienen adonde ir. "Hemos buscado alquileres en Jerez y no hay". Casi todos quieren o bien profesores, estudiantes, funcionarios, "o piden un dineral, 900 euros". Una situación que es difícil de sostener.
Pero la cuestión es que ahora ambos están trabajando. Con un capital ahorrado para llegar a un acuerdo. Y no hay forma. La propietaria de la vivienda es Coral Homes, propiedad de un fondo estadounidense, a quien CaixaBank, con la que existe mucha relación, transfirió la propiedad, según ha podido saber lavozdelsur.es.

Él trabaja de seguridad, cuenta, y ella limpiando. La hija está terminando unos estudios, haciendo prácticas. "Ahora no somos vulnerables". Y se ven además en la calle con el cuarto miembro de la familia, un perrito "pequeño y mayor que no da problemas", pero que no ven con buenos ojos muchos propietarios de alquileres de larga duración, quienes a menudo ponen la condición de ir sin mascota. Todo suma en esta historia que se resume así: una familia que quiere pagar y que, de hecho, lleva tanto pagado como supondría pagar este piso, se ve en la calle. Les encantaría, si hace falta, pagar el doble por la casa: lo pagado en estos 20 años y los 20.000 euros que ofrecen. Que si fuera más, dice Joaquín, lo negociarían. "Pero es que no nos atienden, no nos dicen nada, no nos quieren vender a nosotros el piso. No sabemos si es que ya tienen comprador. Pero lo tengo claro. De aquí, me van a tener que echar amarrado".
La concejala de Ganemos Jerez, Kika González, que lleva tiempo ayudando y asesorándoles (es abogada de profesión), explica que "no tienen ninguna solución habitacional". Al haber decaído el escudo social en estos años, no les echaron antes de la casa, señala, pero paradójicamente tener una nómina les condena-. Como lograron los ahorros, los 20.000 euros que ofrecen, hasta han entregado un certificado de saldo para que rece que son capaces de pagar, como quien dice, en mano. Asimismo, desde Jerez por la Vivienda lamentan que la ley antidesahucios del Gobierno es "insuficiente, como estamos viendo en este caso", porque "no aborda adecuadamente las causas de vulnerabilidad habitacional". Laura lo remacha así: "¿En España hay un derecho a la vivienda? Perdón, pero no es un derecho. Es un lujo".




