Ángel León, ex jefe del servicio de Hematología del Hospital de Jerez y ex vicepresidente de la Sociedad Española de esta especialidad, analiza el estado de la sanidad pública a horas de la manifestación en Jerez contra los recortes.
El domingo 29 de enero, si el tiempo acompaña, miles de personas se echarán a la calle en Jerez para reclamar una sanidad pública de calidad. Ese es el objetivo. No puede ser otro. Ciudades como Granada, Sevilla o Huelva ya han demostrado que sus ciudadanos y sus profesionales médicos están hartos de los recortes, de esperas interminables en Urgencias, de falta de camas y de no poder atender como es debido a los usuarios. Jerez no debería ser menos. Eso al menos es lo que piensa Ángel León Lara, ex jefe de Hematología del Hospital de Jerez hasta su jubilación en 2008 y, en su día, vicepresidente de la Sociedad Española de Hematología. Ahora, desde su consulta privada, atiende a lavozdelsur.es, donde valora cómo se trabajaba antes y los servicios que se prestaban en comparación con lo que se vive ahora.
León es uno de los profesionales que sabe lo que es trabajar en el Hospital de Jerez antes de que las competencias en materia sanitaria se transfirieran a las comunidades autónomas. De hecho, cuando llegó no existía siquiera el servicio de Hematología ni existía un banco de sangre de donantes. Es tras su llegada cuando, junto a su equipo, se hizo cargo de los laboratorios, creando nuevas secciones y ampliando paulatinamente el personal. A principios de los 90 y junto a otra compañera, Ángel León también fue uno de los precursores de la unidad de trasplantes de médula ósea, convirtiendo al hospital jerezano en uno de los referentes de la provincia.
El doctor afirma que con la transferencia sanitaria a la Junta, y en comparación con el antiguo Sistema Nacional de Salud notó un gran cambio en lo referente a los ascensos por méritos. “Todo cambia un poco cuando se crean las unidades de gestión clínica. Los jefes han sido nombrado a dedo a razón de la obediencia al poder, no por tu perfil profesional, sino en base a cierta proximidad con la gerencia, que al final es la que puede hacer y deshacer”. Así, recuerda que en sus comienzos “teníamos nuestra plaza conseguida mediante oposición y eso era intocable. Te podían dar o no dar recursos en razón a tu funcionalidad o rendimiento, pero evidentemente en aquella época, si rendías te daban los recursos que se precisaban”.
Desde su punto de vista, “el de un profesional jubilado de la sanidad pública desde 2008”, considera que ahora en el Hospital de Jerez “veo a la gente poco motivada, sobre todo por cansancio, por la falta de personal y de recursos, como tampoco veo que la atención sea igual que antes. Yo en mi época nunca vi una planta con solo un ATS atendiendo 20 camas”. ¿No había entonces recortes? “En mis tiempos, que yo tenga constancia, no se derrochaba en absoluto”, contesta, reafirmando que “nunca vi los recortes que hay ahora de personal, ni cómo tratan de exprimir a la gente creando mal ambiente”.
De esta manera, León no duda en desmentir a la presidenta de la Junta de Andalucía cuando defiende que la sanidad andaluza es la mejor de España -“ya no. Estamos en el peor momento. Hay hospitales de otras comunidades que se han resentido menos que los nuestros en cuanto a recursos”- de ahí que también defienda el movimiento de Marea Blanca: “Es lógico y normal que reivindiquemos lo que es nuestro. Nuestra sanidad ha sido puntera en Europa y no sé por qué tenemos que venirnos abajo. Es normal que la gente se una para denunciar las situaciones que se están viviendo”.
Por todo ello, y siendo un “gran defensor” de la sanidad pública, lamenta la situación que a diario viven miles de personas. “El hospital siempre ha sido el recurso donde se hacían las grandes intervenciones y ahora mismo, hablando con familiares de pacientes, se nota que el grado de satisfacción no es ni mucho menos el que había antes, si bien es verdad que es muy diferente de unos servicios a otros”. Y añade: “Es muy duro que la gente ahora prefiera la privada. Por ejemplo, antes en la pública se podía conseguir desarrollar todas las facetas de mi especialidad, y esto en la privada era complicado hacerlo, porque todas las tecnologías eran costosas. Ahora mismo me da la impresión de que se trata de que esa prioridad de la pública se ponga en duda”.
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