La proposición de Ganemos en la que pide que el centro de negocios de San Agustín agilice los trámites para acoger empresas se convierte en un toma y daca con los reproches como protagonistas.
San Agustín, inaugurado a bombo y platillo el pasado mes de octubre, sigue cerrado. En marzo del año pasado, con el comienzo de la primera fase de las obras, también hubo un acto para anunciar cómo marchaba la rehabilitación del antiguo convento reconvertido en centro de negocios, aunque por el momento todavía no alberga ninguno. 55 despachos –de entre 15 y 94 metros cuadrados– enmarcados en un complejo de 4.500 metros cuadrados cuya recuperación costaron seis millones de euros con cargo a Zona Franca, organismo dependiente del Gobierno central, aunque fue cofinanciado con fondos Feder.
A día de hoy sigue sin inquilinos, entre otras cosas, porque el equipamiento no tiene licencia de primera ocupación, como explica el concejal popular Agustín Muñoz. Algo que, para Ganemos, por boca de su portavoz Santiago Sánchez, convierte las inauguraciones celebradas el año pasado en “actos puramente electoralistas”. “La utilización de algo que pagamos entre todos para beneficio electoral vuestro es algo… (se lo piensa) muy bajo”, dice Sánchez, que tilda de “miserable” la actitud de los concejales del PP que se ríen cuando quiere felicitar al responsable de Urbanismo, Paco Camas, por los trámites realizados en torno a San Agustín.
Luego el debate se caldea. El portavoz de Ganemos teme que el antiguo convento se convierta en “otro aeropuerto de Castellón” y critica que se use solo “para echarse fotos antes de las elecciones”, por eso pide que se pongan tarifas “más acordes al mercado actual” y se facilite la entrada de empresas de economía social. En las oficinas hay 60 empresas interesadas y sólo hay tres contratos cerrados, según Muñoz, que señala que Zona Franca está esperando la referida licencia y que el equipamiento se ha recuperado “con el impulso del PP y del Gobierno central con Zona Franca”, criticando además que al edil de Ganemos “no le preocupa el estado en que estaba el edificio”, mostrando fotos que trae impresas.
El momento cumbre de este punto, celebrado ya en la Sala U tras el traslado por el ruido ocasionado por miembros del SIP y CGT en la puerta del Ayuntamiento, llega cuando Santiago Sánchez afirma: “Habla de García-Pelayo y del PP como si lo hubieran pagado de su bolsillo, si lo hubieran pagado de su bolsillo seguramente no habría factura y sería en negro”. La respuesta de los concejales del PP no se hace esperar: “Eres un miserable que no tiene vergüenza, chorizo, que eres un chorizo”, le espeta Antonio Saldaña, que asegura que Sánchez hizo “una acusación muy grave: o la retira o vamos a los tribunales”.
“Que el PP paga con dinero negro no lo digo yo, lo dice un juez”, añade Sánchez, que provoca los reproches de otros ediles populares como Agustín Muñoz o José Galvín, que se levanta: “Pídale perdón a María José (García-Pelayo) por esas acusaciones. Nos vais a dar lecciones… idos a paseo”. El portavoz de Ganemos, que no cree que tenga que “pedir ninguna disculpa”, dice que “el espíritu de Jorge Javier (presentador de Sálvame) le invade", en referencia a Muñoz, en lo que fue una versión mala –valga la redundancia– del ínclito programa que presenta.
La proposición, finalmente, se aprueba con los votos favorables de todos los grupos tras un debate –por llamarlo de alguna manera– que se torna esperpéntico por momentos.
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