Hay quien dice que parte del centro de Jerez, especialmente la zona de intramuros y los barrios de San Mateo y San Lucas, podría servir perfectamente de recreación para alguna película ambientada en un periodo posbélico. El problema es que a la denostada conservación de los inmuebles de estos barrios de intramuros se le suma la falta de mantenimiento y problemas estructurales de todo tipo de edificios a lo largo y ancho del centro de la ciudad.
Hace unos días, la Asociación de Vecinos del Centro Histórico denunciaba el desprendimiento, una vez más, de una parte del muro de la bodega abandonada situada en el Rincón Malillo. Una circunstancia que no es nueva y que ya se ha repetido en años anteriores durante más de una ocasión. Al casco abandonado de Rincón Malillo se le suman otros episodios problemáticos en los últimos años como, por ejemplo, la caída de la polémica cornisa de la calle Ídolos perteneciente a una de las aulas de la Escuela de Artes y Oficios en la que las administraciones autonómica y municipal tuvieron que intervenir debido al problema estructural manifestado poco después, o el desprendimiento de cornisas en otros puntos de la ciudad, como en el caso de la Rotonda de los Casinos hace unos meses.
El desprendimiento de la parte inferior del balcón de un inmueble en la plaza Plateros esquina con calle Tornería.
Afortunadamente en ninguno de los casos se tuvieron que lamentar daños personales; anoche tampoco. En plena hora de ajetreo y tapeo nocturno entre Tornería y Plateros la parte inferior del balcón de un local puesto en alquiler cedió. Se puede decir que el destino una vez más quiso que ninguno de los allí presentes pasara por debajo del inmueble en el momento exacto. Sin embargo, tal y como lo manifiestan en las redes sociales, son muchos los jerezanos que temen el día que ocurra una desgracia.
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