Manuel Jesús Salgueiro, conocido en los círculos artísticos como Manuel D' la Momi, ha alzado la voz ante la degradación que sufre el barrio de San Miguel. Nacido hace 53 años en la calle del Pollo, este artista que sigue residiendo en su barrio de toda la vida ha estallado en su perfil personal de redes sociales ante los efectos del turismo de borrachera y la falta de servicios urbanos en el histórico arrabal de Jerez.
Como defiende, "esto no acaba en el monumento de Lola Flores, este es un barrio histórico donde, por suerte, siguen residiendo muchos vecinos y vecinas". Las heridas del barrio se hacen palpables ante la vergonzosa esquina de Zarza con Ramón de Cala, con un derrumbe en una finca ruinosa que dejó cortada hace más de tres meses la calle y que "ahí sigue".

Un callejón que es "el corredor de la muerte": drogas y prostíbulo
"El presidente y vicepresidente de la asociación de vecinos —argumenta— me dicen que están cansando de dar quejas al Ayuntamiento; y yo la verdad que no sé de quién depende esto, pero lo que sí digo es que no hay papeleras, no hay seguridad y, para colmo, los pisos turísticos se llenan de chavales este verano a hacer botellón. Hay peleas a altas horas de la madrugada, gritos... hasta los he visto tirar bolsas de hielo vacías por el balcón".
"Paseo a mi perro por la mañana, que yo sí llevo mi botellita de agua y recojo sus cacas, como muchos otros vecinos, y no veas lo que me encuentro en mi portal. Fuman porros en el callejón de Sancho Vizcaíno, hay una especie de prostíbulo en la zona, y se ha convertido este pasillo en una especie de corredor de la muerte hacia la zona sur", explica a lavozdelsur.es el cantante y cantaor jerezano.

Dos ordenanzas para mejorar la convivencia turismo masivo y vecinos
El Ayuntamiento de Jerez ha aprobado recientemente en pleno una nueva ordenanza contra el ruido y también para regular las viviendas de uso turístico, mejorando su control y tratando de pacificar la llegada de visitantes —muchas veces de un perfil más pernicioso para la vida en el centro que otra cosa— con los residentes en los barrios históricos de la ciudad.
El gobierno municipal ha estado trabajando en lo que va de mandato en estas nuevas normas para tratar de evitar que el fenómeno conocido como la turistificación se vaya de las manos, aunque no está claro sí va a poder evitarse si no hay un mayor despliegue de recursos humanos que velen por su estricto cumplimiento. En este sentido, este mismo martes está previsto que se apruebe definitivamente el nuevo presupuesto municipal de 2025, que entrará en vigor el próximo mes de septiembre y, entre otras cosas, prevé mejorar la limpieza viaria.

Aparte de que, dice Manuel D' la Momi, "en calles como Sancho Vizcaíno, Zarza o Molino de Viento apenas hay contenedores y las pocas papeleras, se desbordan, falta esa vigilancia policial que disuada, que no nos deje desarbolados como estamos". "Yo no renuncio a mi barrio, pero es verdad que este movimiento de pisos alquilados al turismo de borrachera, que te ves venir a siete u ocho chavales con las bolsas de botellón, espanta a cualquiera".
Un disco de boleros y una carrera a fuego lento
Manuel D' la Momi sigue empeñado desde hace años en vivir de la música, su pasión. Ya sea en fiestas privadas por bulerías, en la época de las Zambombas o ahora, que está de plena promoción de su último disco, Cantares del alma herida. Boleros de pasión y desvelos, cuyo primer single, Bravo, ha escalado en las listas musicales de emisoras de radio nacionales.
"Yo pensaba que me llamabas por lo del disco...", dice con retranca al otro lado del teléfono, dejando claro que su desahogo en redes sociales por la situación de degradación que atraviesa su barrio, otra de sus grandes pasiones, no le va a despistar de su gran objetivo artístico, darse a conocer cada vez más y poner cada vez más en valor su música. "Yo me subo a la azotea, me tomo dos tintos y me evado componiendo", cuenta, mientras avanza que también prepara gira navideña dentro de la compañía de María José Santiago.




