La aparición de carteles con la imagen de Pedro Sánchez y la palabra “corrupto” en mayúsculas ha generado una gran controversia en Jerez. Los carteles se han localizado en establecimientos de la zona Norte y en la rotonda del Caballo de Troya. En ellos se enumeran varios supuestos casos judiciales vinculados al entorno del presidente del Gobierno, como el “caso Begoña”, el “caso hermano”, el “caso Ábalos-Koldo” –tachado y renombrado como “caso PSOE”–, el “caso hidrocarburos” y el “caso fiscal general de Pedro Sánchez”.
Carteles vinculados a una campaña de Hazte Oír
Junto al retrato de Sánchez aparece la dirección web de El Capo, una página vinculada a la organización Hazte Oír, en la que se comercializan productos con esta misma imagen, como pegatinas, camisetas, tazas o incluso chanclas. En la web se recogen las diferentes acciones judiciales y querellas que la entidad asegura haber promovido contra el Gobierno y dirigentes del PSOE entre ellas denuncias relacionadas con los casos citados.
La organización detalla su participación como acusación popular en varios de estos procesos, incluyendo querellas por presunto tráfico de influencias, prevaricación o falso testimonio. También hace referencia a denuncias ante instituciones europeas, como la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, donde, según señala, se habrían admitido a trámite algunas de las quejas.
Las imágenes de los carteles se han difundido rápidamente a través de redes sociales, donde han despertado una ola de críticas y comentarios por parte de los vecinos. El usuario Jesús Palomo publicó algunas de las fotografías y comentó: “No es agradable ver esto en comercios y rotondas de mi distrito norte”. Su mensaje fue compartido por otros internautas, que expresaron su rechazo al contenido de la campaña.
Entre los comentarios más destacados se leen frases como “no iría yo a comprar a un local de estos”, “qué escaso de educación estamos” o “asco de fascistas”, reflejando la opinión generada por la aparición de estos carteles en espacios públicos y privados. El suceso ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre los límites de la libertad de expresión en el contexto político y la utilización del espacio público como herramienta de protesta o propaganda.


