El Gallo Azul, uno de los edificios más reconocibles de Jerez, se ha consolidado como el corazón festivo de la calle Larga durante estas fechas. Desde que el restaurante retomó su actividad, ha situado la Navidad jerezana frente a su fachada, convirtiendo el entorno en un escenario multitudinario que cada diciembre gana fuerza.
El emblemático lugar, donde convergen la calle Larga, la calle Santa María y la calle Lancería, entre el Arenal, Esteve y Casinos, se ha convertido en un fenómeno navideño en cada una de las actuaciones que ofrece desde el balcón.
Cientos de personas en cada pase festivo
Entre las Zambombas organizadas por hermandades, peñas flamencas y asociaciones, también hay que resaltar al Gallo Azul, una fórmula que ya es sinónimo de éxito. Cada convocatoria se transforma en una llamada masiva, con cientos de personas arremolinándose para seguir los villancicos y el ambiente navideño sin perder detalle.
Tanto el sábado como este domingo, los dos pases programados a las seis de la tarde se vivieron con idéntica intensidad. Los accesos quedaron saturados y el público llegó a ocupar el espacio hasta el último rincón disponible.
El resultado ha sido una estampa que ya se repite cada año: la calle Larga y la plaza Esteve completamente abarrotadas, con móviles grabando, diversión y una banda sonora marcadamente jerezana. La imagen de estas vías sin un hueco libre se ha convertido en uno de los símbolos visuales del mes de diciembre en la ciudad.
La expectativa para las próximas semanas confirma que el boom navideño del Gallo Azul va para largo. Si algo ha dejado claro este puente es que el centro de Jerez late más fuerte que nunca cuando el villancico se canta desde un balcón y la calle se convierte en el mayor escenario para la Navidad.
