La asociación cultural El Arrabal de San Miguel concluye la campaña de venta de garrafas destinada a la rehabilitación del tradicional inmueble, pero es insuficiente para afrontarla.
Uno de los pocos edificios de estas características que aún siguen en pie en la ciudad, peligra si nadie lo evita. La asociación cultural El Arrabal de San Miguel ha puesto en marcha la campaña de venta de aceite Huertoliva en el Tabanco Cruz Vieja, en la herboristería La Botica de tu casa, y en el bar Arriate— con el fin de recaudar fondos para la rehabilitación del Corral de San Antón.
Se trata del único corral de vecinos que aún sobrevive. Se encuentra en el número cinco de la calle del mismo nombre, en las entrañas del emblemático barrio de San Miguel. Los beneficios de la venta de la garrafa de aceite persigue este objetivo. El precio de la garrafa ha sido de 24 euros y lo que los compradores han pagado de más es la cantidad que se destina a la ejecución del proyecto. La rehabilitación del edificio está dirigida a convertirlo en un espacio cultural para el barrio.
La distribución del aceite se planteó como una posibilidad de financiar la obra y convertirlo en un centro cultural. “Algo así como una especie de micromecenazgo o crowfounding”. Pero el volumen de la obra es tan grande que resulta imposible afrontarlo, ya que se encuentra en estado de derrumbe, y es “difícil valorar de momento”, según explican desde la asociación cultural El Arrabal. Con este proyecto cultural pretenden conservar las formas de vida propias de las casas de vecinos y de los barrios antiguos que las albergaba. Como recogía hace un par de años Jorge Miró en un reportaje sobre la intención de varios vecinos de intentar rehabilitarlo, “en esos patios, en esos corrales de vecinos, nació otra cosa tan jerezana como la zambomba, hoy día, desgraciadamente, también tan desvirtuada. Jerez, en definitiva, hacía su vida en el centro”.
Huertoliva, firma del aceite vendido para contribuir a la rehabilitación del corral, se enmarca dentro de los proyectos de economía social nacido en 2011. Se trata de un instrumento que posibilita a los pequeños propietarios de oliva convertir su cosecha en aceite, generando empleo de calidad.
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