lola_nacho.jpg
lola_nacho.jpg

Hace un mes que Nacho murió y aún me resulta increíble, imposible de aceptar. Los que lo queríamos lo echamos de menos terriblemente.

 

Hace un mes que Nacho murió y aún me resulta increíble, imposible de aceptar. Los que lo queríamos lo echamos de menos terriblemente. Sé que luchó como un valiente, luchó hasta el final, luchó como había hecho toda su vida, por la dignidad, por la libertad, por la justicia. A él estos conceptos no se le quedaban grandes, le correspondían por derecho. Luchó como un valiente, con todas sus fuerzas y sólo lo imbatible, lo invencible, lo venció a él.

Sé también que estaba tremendamente orgulloso de vosotros, que aprendía de vosotros tanto como vosotros decís que aprendíais de él. Admiraba vuestra honestidad, vuestra ilusión, vuestra generosidad, vuestro entusiasmo contagioso, vuestra perseverancia, vuestras ganas de cambiar el mundo. Sé que le gustaría que no las perdiérais nunca y, desde luego, sufriría pensando que este último recuerdo sea el que perviva por encima de los buenos momentos que a su lado vivisteis.

Él ya no os va a ver convertiros en hombres y mujeres trabajadores, sencillos, honestos, inconformistas, admirables a sus ojos. A los que nos hemos quedado atrás, desconsolados, desamparados sin su presencia, sin su cariño, nos ayudaría saber que seguisteis su ejemplo, que le hicisteis caso, que aprendisteis a vivir la vida con empuje, con esfuerzo, con humildad. Como él quiso. Sé que la manera de honrarlo es ser auténticos, como lo sois vosotros, como él supo siempre veros, con los ojos de una bondad y una sabiduría que sólo la negrura más negra ha conseguido torcer.

Texto publicado en la web del IES Seritium por la profesora Lola Sarazá.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído