El Vaticano investiga al obispo de Cádiz por presuntos abusos sexuales a un menor

La víctima envía una carta al Dicasterio de Doctrina de la Fe relatando los hechos, que tienen lugar en los años 90 del siglo pasado, cuando dirigía un seminario en Getafe

Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta.
Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta. REYNA
10 de noviembre de 2025 a las 08:02h

El Vaticano investiga a Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta, por presuntamente agredir sexualmente a un menor de manera continuada durante los años 90, cuando era sacerdote en Getafe.

El prelado está acusado de agredir sexualmente a un menor en los años 90 mientras dirigía un seminario de Getafe. La víctima envió la denuncia al Dicasterio de Doctrina de la Fe relatando los hechos. En este caso, el responsable sobre el que recae la investigación es el arzobispo de Sevilla. 

"Escribo esta carta solo con la intención de evitar que lo que me pasó a mí le pueda seguir pasando a otro niño", apunta la víctima, en una carta a la que ha tenido acceso El País, en la que acusa a Zornoza de presuntos abusos de los catorce a los 21 años. 

"Desde los 14 hasta los 18 años iba casi todos los fines de semana al Seminario Mayor del Cerro de los Ángeles. Durante este tiempo abusó de mí. Era por las noches cuando venía a la habitación y sufría los abusos. Se metía en mi cama, me acariciaba y besaba. Por las mañanas también me despertaba del mismo modo", sigue relatando en la misiva.

Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta, en las instalaciones de la Diócesis.
Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta, en las instalaciones de la Diócesis. REYNA

"Me convenció de entrar al seminario"

"En varias ocasiones reclamé a Rafa que aquello que hacíamos no estaba bien. Él siempre me decía que era una amistad íntima", detalla el denunciante en la carta, en la que cuenta detalles de los encuentros. El seminarista, en un momento dado, le confesó su homosexualidad a Zornoza, y lo instó a acudir a terapia para "curarse". "Sabía absolutamente todo de mí y yo me fiaba ciegamente de lo que me decía", señala la víctima.

"Me convenció de entrar al seminario y me dijo que mi herida —así se refería a la homosexualidad— no me dejaba ver las cosas y que confiara en él. También me convenció de ir a un psiquiatra dos veces por semana para curar mi herida, mi homosexualidad", sigue contando en la carta.

Unos años después de aquellos encuentros, el seminarista fue consciente de lo que había pasado. "Cuando tenía 32 años le escribí un mail donde le decía que abusó de mí. Nunca recibí respuesta y, desde ese día, jamás volvió a ponerse en contacto conmigo", señala.

La investigación eclesiástica determinará, tras tomar declaración a la víctima, acusado y testigos —si los hubiera—, si la investigación previa se convierte en un procedimiento que concluya con un juicio canónica y, por lo tanto, en sentencia. 

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Francisco Romero

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