Jesús García se lamenta de que su pequeño "tenga más ventolines que una persona de 80 años" y de que "las ratas hagan una tertulia en el tejar del patio".
María Jesús y Jesús están pasando un auténtico calvario. Lo que hace siete años era cumplir un sueño se está convirtiendo en una verdadera pesadilla. Su vivienda, situada en la calle Botica número 8 del barrio de Santa María en Cádiz, casi no se puede habitar y la desesperación comienza a inundar la existencia de esta pareja. Desesperación que se transforma en enfermedad en el caso de su hijo pequeño de cuatro años que, de manera muy periódica, sufre continuos problemas de salud motivados por las humedades.
La historia se remonta a 2009, cuando les tocó en un sorteo, realizado por la Junta, un piso en una rehabilitada finca ubicada en la emblemática calle del barrio de Santa María. Como relata Jesús García Espinosa, “desde que llegamos comenzamos a comprobar que nuestra ilusión se desvanecía porque todo eran contratiempos. La humedad y las manchas se convirtieron en habituales compañeras en nuestra convivencia diaria”.
Pasados más de siete años, continúa contando, “la situación no se ha solucionado sino que incluso ha ido a peor. El que más lo padece es mi hijo pequeño de cuatro años que está sufriendo problemas de bronquitis, en el pecho y hasta una neumonía. Mi niño tiene más ventolines que una persona de 80 años”, se lamenta. Y añade que “hasta en cuatro ocasiones hemos tenido que ingresarle en sus cuatro años de vida, sin contar las veces que hemos acudido a la residencia aunque luego no haya tenido que quedarse allí”.
En cuanto a los remedios señala que les colocaron un deshumificador, "pero tampoco ofrece muchas garantías, mejora la respiración, pero no es, ni mucho menos, la solución. A todo ello hay que sumar la inquietud que produce escuchar como el tejar del patio es una tertulia de ratas”. En este sentido matiza que “ante la falta de soluciones reales tengo que recurrir a un amigo albañil que me ofrece pequeños apaños para los continuos problemas que aparecen”.
Su lamento parece que se está quedando en saco roto. Jesús afirma que no para de "protestar ante la Junta de Andalucía pero me están dando largas. Hemos presentado varias hojas de reclamaciones pero nada”. Y para terminar una confesión muy ilustrativa: “Yo prefiero pagar un poco más o vivir de alquiler pero ver a mi hijo sano”.
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