Alfonso Herrera era conocido por la mayoría en Cádiz como Apoto, un taxista muy querido en su profesión, un vecino de lo más apreciado en su barrio y una figura de lo más reconocible en el fútbol sala gaditano.
Durante muchísimos años, Apoto compaginó sus funciones arbitrales en el referido deporte con la formación, desde los banquillos, de los jugadores de las categorías inferiores. Estuvo en varios clubes e incluso llegó a dirigir a la selección gaditana y a la andaluza.
Su muerte ha causado un gran dolor entre aquellas personas que lo conocían. "Su particular forma de ser le hizo merecedor de un cariño y afecto sin distinción, por ello nos deja tristemente huérfanos a nuestro querido deporte, con el que tantos años se vinculó con tanta devoción y entusiasmo", señala en redes Mario Graña.
Su nombre quedará unido para siempre al del fútbol sala local por las aportaciones que hizo. "Apoto ha sido una de esas personas significativas, que dejan huella y que sabía reconocer cuando se equivocaba y tener la suficiente valentía para pedir perdón. Desde aquí manifestar nuestro pesar por tan triste pérdida", destaca José María Jaén.


