El escritor Ricardo Reina Martel (Coria del Río, 1962) ha presentado en Sevilla, este pasado lunes, su tercer libro, La luna en el sauce, un viaje a la Andalucía de principios del siglo XX cargado de épica, reivindicaciones y una colección de increíbles historias de personajes más o menos conocidos que entrelazan sus caminos de manera casi inpensable.
Él se gana la vida trabajando como director de cocina en una residencia de mayores y, además, es terapeuta, pero hace cuatro años publicó su primera obra, Cartas a Thyrsá, que obtuvo tanto éxito que, como comenta, "me cambió la vida al 100%". A partir de ahí lanzó una segunda parte, Las granjas paradiso, también ligada al género del realismo mágico.
Sin embargo, Ricardo Reina reconoce que "mi tercer libro se escapa de todo eso, ya que es una novela de corte mucho más biográfico, que narra la epopeya y la lucha de una mujer real, Manuela, durante una época muy complicada especialmente para Andalucía". Lo curioso es que en un principio el relato no iba a versar sobre ella, sino sobre Rodrigo, el escritor de un diario que recibe. "Llegó a mis manos el diario de un combatiente de la Guerra de Filipinas, una auténtica joya".
Escrito a pluma, sus compañeros de trabajo le ayudaron a transcribirlo y aquí llegó la gran sorpresa, pues descubre en su interior un material realmente sorprendente para aquella época. "No daba crédito a la existencia de una mujer como Manuela a finales de los años '80", expresa el escritor.
Ella era la esposa de Ricardo, una mujer que contaba con cuatro hombres importantes en su vida y que triunfaba en la vida. "Socialmente no me encajaba", explica Ricardo. Así, decidió poner el foco en este curioso personaje, para lo cual viajó a Lebrija con la intención de recavar toda la información que pudiera encontrar acerca de ella y su historia.
Es muy importante reseñar la enorme labor documental que ha llevado a cabo el autor coriano durante los últimos tres años, ya que, antes del parón obligado por la pandemia, pudo acceder a cientos de documentos de un incalculable valor histórico como pueden ser diarios, partidas de casamiento e incluso el escrito de condena a muerte de José Antonio Primo de Rivera.
Ciudades, conventos, archivos... Ricardo ha recorrido numerosos puntos de la geografía andaluza para empaparse de la historia de los personajes y de los lugares a los que alude en su libro. "Es muy importante investigar en condiciones cuando quieres escribir algo de este estilo y, desde luego, nadie va a poder decir que no he hecho mi trabajo de documentación", exclama. Y es que asegura que ha acabado "agotado" tras consultar tantísimos documentos, pero si siente muy satisfecho con el resultado porque "retrato de forma fiel todo lo que ocurrió. Si en el libro llueve es porque ese día llovió".
Desde Lebrija hasta Sevilla previo paso por Jerez
La historia de La luna en el sauce comienza en Lebrija en 1905. Por aquella época, Andalucía estaba pasando por una terrible sequía y una hambruna que llevaba a la población a su límite. Manuela entonces tenía 18 años y acompañaba a su padre, platero de profesión, por los caminos. En uno de estos viajes llegan a Jerez, donde conocen al aspirante a torero Ignacio Sánchez Mejías. También conoce a otro conocido matador como Joselito 'El Gallo', que tomó la alternativa "siendo un crío".
La presencia de varios personajes famosos como Juana y Fernanda Antúnez y de lugares tan míticos como la ya desaparecida venta de La Vizcaína irán creando un marco para el lector que lo encaminará hacia las grandes caravanas que se realizaban debido a la enorme necesidad existente. Manuela y su padre se dirigirán hacia la Feria de Abril de Sevilla, donde Manuela conocerá a Simone Martel, una chica francesa apasionada de la moda que la conectará con la época más brillante de Francia a través de las cartas que se irán enviando.
Ricardo Reina destaca que "a través de este personaje podemos abandonar el provincionalismo que tanto daño ha causado a la literatura andaluza de principios del Siglo XX". Mediante el carteo de las dos chicas se elabora una comparación entre estas dos naciones que parecen vivir en épocas distintas. "España está como está, mientras que Francia vive una época brillante. La vida en Monmartre, Picasso, Modigliani... al final el lector lleva una vida paralela entre Manuela y Simone", comenta.
Durante otro de los periplos de la protagonista junto a su padre, de camino a las Ferias de Zafra, su padre cae enfermo y se ven obligados a parar en Monesterio. Ahí conocerá al que será su marido, Ricardo, y a partir de ese punto su historia cambiará completamente.
Manuela se asienta en la localidad extremeña, donde permanecerá hasta 1922 cuando, tras fallecer su esposo de tuberculosis —en su labor documental, Ricardo localiza para su sorpresa la tumba del ex combatiente— y en la más absoluta miseria, emprenda de nuevo su camino. Durante su viaje, paralelamente se sucederán numerosos eventos sociales, desde levantamientos ciudadanos hasta el asesinato de Eduardo Dato o el gobierno del gaditano Segismundo Moret.
Tras superar un sinfín de reveses del destino, Manuela llegará a Sevilla, una ciudad marcada por la lucha social de sus vecinos. El sindicalismo y la solidaridad que emana de las antiguas casas de vecinos marcará esta etapa de la historia, que concluirá en el barrio de San Julián, conocido como 'el Moscú Sevillano'. En esta parte del relato se detalla con todo detalle cómo se vivió el golpe de estado en Sevilla, a manos del general Queipo de Llano, y la Guerra Civil en la que, por cierto, los dos hijos de Manuela —ambos fruto de su segundo matrimonio— tuvieron que participar. "La historia de una madre que tiene a sus hijos en el frente y que lo único que quiere es que todo pase de una vez va de la mano con todo lo que sucede durante el conflicto armado", dice el escritor sevillano.
Los recuerdos, la infancia, la nostalgia y el deseo de vivir una vida diferente a lo que estaba marcado para las mujeres brillarán con fuerza en la parte final de la obra, donde Simone Martel tendrá un papel crucial y donde se podrá revivir parte de la vida de otros personajes clave de la historia de Andalucía como Federico García Lorca, concluyendo en el año 1968, cuando se produce el fallecimiento de Manuela.
La luna en el sauce continuará sus presentaciones en distintas localidades sevillanas como Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra o Carmona y está pendiente cerrarla también en Lebrija. "No puede ser que no vayamos a Lebrija con lo importante que es en esta historia, así que tenemos que planearlo bien para hacer algo que merezca la pena", concluye el autor.
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