La verdad es que no está muy claro cual es su dimensión exacta; tampoco cuantos cuadros contiene a su vez esta obra... de su ubicación no vamos a hablar, simplemente porque no estamos autorizados, se ve que en Jerez, en lo que se refiere a temas culturales, últimamente se prefiere mantener muchas cosas en 'secreto'... Hay respuestas –eso sí, parciales– a estas preguntas que en realidad giran en torno a una pared, una simple y llana (bueno...) pared. Vamos por partes: centímetro arriba o abajo hablamos de 2,50 metros de alto por 3 metros de ancho; la obra engloba en dicho espacio algo más de 300 (no) cuadros y, por último, este (no) fresco está en una casa del casco histórico de Jerez, es lo más que nos permiten decir, nada de hablar de propietarios(as).
Hablamos con el autor, Juan Ángel González de la Calle, que ha presentado su obra en compañía de un grupo de amigos, entre los que se encuentra Manuel Romero Bejarano, ya saben, doctor en Historia del Arte y conocido del gran público por su participación en concursos televisivos. Lo primero que nos dice el autor es que tenía una idea de partida, pero que no estaba cerrada. De hecho, al principio trabajó con tres ideas hasta que se decantó por la que finalmente ha ejecutado. Podría parecer una obra de meses, pero no, no ha sido para tanto. "Comencé en septiembre, pero no me puse nunca un horario ni un calendario", afirma el autor, que señala que "lo normal es que fuera a pintar a la casa dos o tres horas diarias entre semana, siempre por la mañana; si ese día tenía otro compromiso, no iba. Aprovechaba al máximo la luz y luego ya, a otra cosa, nunca he echado la jornada completa", dice.
El resultado final, aunque guarda similitud, no es un trampantojo ni tampoco lo que tradicionalmente se llamaba un 'cuadro de gabinete' de pintor, pero por ahí anda, en algún sitio se queda. Al parecer, la propiedad de la casa tenía en esa pared un mapamundi gigante, de papel, que se ha ido deteriorando no solo por el paso el tiempo, que también, sino porque realmente esa pared tiene tres puertas que dan acceso a tres pequeñas estancias (una es un baño, otra es una alacena, la tercera es otro secreto) y, por supuesto, cada puerta tiene su respectivo pomo a la vista. Es un hecho que a la propiedad, que tiene una casa muy coqueta, esa 'formación' de puertas es de lo que menos le gusta del salón, así que cuando decidió quitar el mapamundi le propuso a González de la Calle que hiciera algo allí, reto que el pintor aceptó sin dudarlo.
La obra –sin duda es una unidad, además perfectamente integrada en el resto de la vivienda– no es propiamente, ya lo hemos dicho, ni un fresco ni un mural, está realizada sobre lo que se llama papel lienzo. Arrancó con el cuadro de un ciervo con cornamenta de colores, a mitad de camino de la psicodelia... y de la camiseta del Barça, a elegir. González de la Calle no tiene muy claro cual fue el último cuadro de la obra que pintó, aunque cree que es el único que es una persona, un señor calvo que tiene cierto aire a un conocido humorista local y que se encuentra a la derecha del 'ciervo psicodélico'. "No, no –ríe–, no hay ningún parecido a nadie; lo cierto es que al principio tomé varios apuntes de personas amigas y cercanas al propietario (se desvela uno de los misterios: es un hombre), pero luego pensé que se trata de una persona que cambia frecuentemente de amistades y que sería un rollo tener ahí enfrente la cara de alguien con quien te has peleado", dice, entre bromas.
Lo cierto es que entre 300 cuadros solo hay una persona –el señor calvo, ya decimos– y luego hay distintos animales e incluso varios muñecos. Lo que hay son muchos paisajes difuminados, muy evocadores, preciosos, la verdad, en una línea mucho menos figurativa y más colorida de lo habitual en este pintor jerezano. Por supuesto, entre tantos cuadros hay algunos mensajes ocultos: uno de ellos va de mandar energía a una persona que está enferma, otros son más de broma, claro, que hay sitio para todos y para todo.
La obra, por el momento, van a tener que verla en estas imágenes o en otras similares que vayan saliendo a no ser que conozcan al propietario: se antoja complicado que este señor prescinda tanto de la obra como de la pared, entre otras razones porque se quedaría con el baño a la vista...
