Lo suyo, lo borde, sería comenzar este artículo diciendo que "una tal María Pombo"... pero no, este cronista sabe perfectamente que María Pombo es una influencer de éxito, con millones de seguidores en Instagram y similares. Bueno, pues resulta que María Pombo ha tocado un tema al parecer tabú en España, tras afirmar que "hay que empezar a superar que hay gente a la que no le gusta leer" y apostillar, a continuación, "y encima no sois mejores porque os guste leer".
Fufff, sin aire, como un golpe al hígado en el boxeo. Como le ha ocurrido a María, que le han dado por todas partes: por ser de derechas (los de izquierda); por ser pija y mona (las que no... las que no son pijas, digo), por ser descendiente ni más ni menos que de Concha Espina (los del Atleti... perdón, los que entienden que cómo va a ser esto de no leer siendo quién es su tatarabuela), vaya, que si este cronista ha leído diez artículos sobre el tema, nueve son para darle lo suyo a María... y lo suyo ha sido la del pulpo, eso sin contar a los pesados de 'leer nos hace libres', el 'poder no quiere lectores', etc, etc.
Pero María Pombo no está sola. Desde la plena conciencia de que esta es una página de libros, este cronista debe decir que las declaraciones de la señora Pombo le parecen acertadas. Como lo oyen. Tal vez el único 'pero' sea lo del llamamiento, lo de "empezar a superar": personalmente conozco a muchísima gente que no lee nunca, incluso de mi entorno cercano, por lo que es algo que tengo... no sé, totalmente superado, por seguir con sus términos; de hecho, tengo un hermano que leía y de un año a esta parte ha decido no hacerlo e incluso se ha declarado "ágrafo", así, como suena. ¿Qué te parece, María? ¿Es o no es un caso? Por mi parte, y creo que somos muchos, superadísimo lo de que haya gente que no lea e incluso esté dejando de hacerlo.
Pero vamos a la revolera final del "no sois mejores": lo tengo clarísimo. Personalmente leo lo que quiero y lo que puedo, que son unos 30-40 libros al año (novela y ensayo), entre otras razones porque tengo que escribir esta página. Por supuesto, a priori no soy mejor persona que mi hermano o, ya dejando de personalizar, que buena parte de los millones de ágrafos que hay sueltos por ahí. Es que este cronista incluso está descubriendo que tiene muchas cosas en común con la señora Pombo, como por ejemplo, el uso de ese giro "no te hace mejor" o "no te hace mejor persona". El otro día lo utilicé para un ciclista que casi se me lleva puesto en una calle peatonal: "ir en bici no te hacer mejor persona", le solté, justo antes de llamarle gilipollas.
Bien... llegados a este punto, el cronista debería mostrarse más comedido: si tiene claro que leer no te hace mejor persona ni ir en bici tampoco... ¿Qué será lo próximo? ¿La gente que tiene plantas? ¿La que va en chanclas por la ciudad? "¡Ir en chanclas no te hace mejor persona!"... joder, no suena ni mal. Pero sí, el caso es que estoy seguro de que hay gente que lee y gente que va en bici que está convencida de que eso te hace mejor persona y ya, si estamos ante un ciclista urbano y lector, ni les cuento.
Pero vamos a centrarnos un poco el tema, que después de tanta polémica se ve que para mucha gente es más serio de lo que parece. El problema real para este cronista no es 'leer o no leer', así, en modo Hamlet, tal y como plantea la señora Pombo su conflicto con los supuestos lectores altivos a los que se enfrenta vía Insta, sino qué se lee, esa es más bien la cuestión. Aunque para eso no hace falta dar una respuesta propia. Hace unos años (antes de fallecer, jaja... a ver cómo si no) Harold Bloom, teórico literario y profesor de la Universidad de Yale, el autor de El canon occidental (bueno, más bien el anglosajón), lo dejó bien claro. Y para siempre. En una entrevista en la que él ya había dicho que tampoco hay que leer por leer, sobre todo en la infancia y la juventud, el periodista insistió en que, bueno, siempre será mejor leer Harry Potter que nada (el ejemplo lo puso él), a lo que Bloom le respondió que, en absoluto, es preferible no leer nada, nada de nada, a leer Harry Potter. Y así quedó la cosa: pedazo titular y frase para la posteridad.
Fijada la idea, para la que, ya ven, solo hacía falta un párrafo, nos vamos. Valor, María. Ten la seguridad de que la mayor parte de los que critican que no leas y que tengas las estanterías vacías –si acaso con el gallo de Portugal y la bailaora de Chiclana junto a las fotos de los niños– se hubieran dado por satisfechos con ver dos o tres libros de autoayuda, Juego de Tronos (versión TV... la saga escrita no se llama así), algo sobre los templarios y los merovingios, una guía gastronómica, uno de Coelho y un Planeta que te hubiera caído de regalo en un cumple, con eso ya tu expediente pues...




