En la época romana, el retrato ecuestre era una prerrogativa imperial; solo se representaba a caballo a los emperadores. Tuvo que llegar el siglo XV y el Renacimiento para que los poderosos fueran representados a lomos de un corcel. Desde ese momento, condotieros, reyes, militares y dictadores han sido retratados a caballo y subidos a un pedestal para recordar o conmemorar sus hazañas militares o su poder político.
También la escultura ecuestre ha servido como medio para transmitir un concepto o un mensaje, cargándose de simbolismo y convirtiéndose en una obra alegórica.
En Cádiz, tenemos algunas muestras de este tipo de escultura. En concreto, este monumento fue erigido en la Plaza de San José, el 21 de septiembre de 1975, en honor del General D. José de San Martín (1788-1850). El conjunto fue un regalo de la ciudad de Buenos Aires a Cádiz. En la actualidad, el monumento aparece hoy casi oculto por la abundante y frondosa vegetación, lo cual impide su visión completa y su comprensión como monumento conmemorativo.
La obra fue realizada por el escultor y medallista francés Louis José Daumas (1801-87), formado en la Escuela de Bellas Artes de París. Trabajó dentro de un estilo muy academicista con poco éxito.
Argentina levantó un monumento en su honor en la plaza San Martín, solo doce años después de su fallecimiento, basándose en un retrato propiedad de la hija del General, que lo representa con una edad de treinta a cuarenta años, afeitado y con patillas cortas. Su vestimenta militar, su sable y montura son representaciones fieles de la realidad.
El sobrio pedestal original bonaerense (muy parecido, por cierto, al de Cádiz) fue sustituido por una nueva base, mucho más grandiosa, realizada por Gustav Heinrich Eberlein (escultor romántico alemán), en granito rojo dragón pulido, con varios conjuntos escultóricos alegóricos y relieves relacionados con hitos de la independencia americana, lo cual amplió el homenaje a los ejércitos participantes en la Independencia.
Esta obra será copiada infinidad de veces: solo en Argentina hay cincuenta y siete copias y trece en el resto del mundo. (Hay réplicas en el Central Park (Nueva York), Bruselas, Mendoza y Santa Fe (Argentina), además de dos en España: la de Madrid en el Parque del Oeste, donde se colocó en 1961 una réplica del monumento a San Martín, y la de Cádiz, en 1975).
El “Padre de la Patria Argentina”, Don José de San Martín (Corrientes, Argentina 1778 – Boulogne-sur-Mer, Francia 1850), fue un criollo de familia noble española. Llegó a Cádiz, procedente de la América española, en 1784, con seis años, trasladándose poco tiempo después a Málaga. Formó parte del ejército español durante veintiún años, logrando el grado de teniente coronel, hasta 1812; estuvo en Cádiz desde 1804 a 1808 y ayudó a su población durante la grave epidemia de fiebre amarilla.
Tras participar en el proceso independentista de las colonias sudamericanas (especialmente Argentina), exiliado en Francia, murió en 1850 (habiéndose nacionalizado francés).
San Martín aparece, erguido y sereno, con atuendo militar y el brazo señalando el camino (3,5 m de altura y 4,5 m de fondo), y el caballo está agitado y en corbeta, lo que dota de gran dinamismo a la obra. Está situada sobre un pedestal aplacado en granito, con relieves conmemorativos.
El monumento del caballo, como muchos gaditanos lo denominan, señala con su jinete el antiguo cementerio de la ciudad, como si dijera: “Vamos a ir todos allí”. Para muchos forma parte del paisaje urbano de Cádiz desde 1975, y es un hito, un lugar de referencia, más bien por su localización, ya que para la mayoría es un personaje desconocido.
Algunos critican, desde el revisionismo histórico actual, su presencia en este espacio público. Entiendo que su presencia es, sin embargo, una muestra de la historia americanista de Cádiz, de cómo las ideas y movimientos políticos y culturales de ese momento pasaban necesariamente por nuestro suelo.
El pedestal diferencia y contextualiza los distintos monumentos al General San Martín. El de Cádiz tiene dos bajorrelieves en bronce: uno dedicado a su labor humanitaria durante la fiebre amarilla de 1804 y otro a su actuación en la Batalla de Bailén de 1808, este útlimo, obra de A. Herrán Matorras.
En el lado posterior del pedestal, hay tres placas conmemorativas en relieve de bronce: la superior, con dos frases laudatorias hacia San Martín; y la inferior, que indica su vinculación con Cádiz, con el escudo de la Armada Argentina.
Hay otras tres placas de bronce en el frontal anterior del pedestal: el escudo de los Granaderos a Caballo, unidad que creó San Martín; bajo ella, la inscripción de la donación por Buenos Aires del monumento y el listado de autoridades y representantes que se completa en la inferior.