Sol radiante y brisa moderada. El glugluteo de pavos reales irrumpe en el silencio absoluto que invade un espacio donde la música echa raíces. En plena naturaleza, en el interior de una caseta de madera los acordes fluyen y las voces resuenan. Los gaditanos Whip Shock o The Electric Alley ya experimentaron en su momento cómo es grabar canciones en un lugar recóndito de El Puerto propicio para que se den situaciones surrealistas.
Nada más echar un vistazo a los maniquíes plantados por la parcela se vienen a la mente esas fiestas locas de los rockeros de antaño. Si fueran los ochenta, otro gallo cantaría. Pero esta no es más que la “oficina” de dos amigos amantes de las notas que producen desde un estudio donde acaban de mezclar la última ocurrencia de Los Jinetes del Rayo.
“En un fin de semana teníamos un disco entero, se grabó en directo, eso es una rareza”, comentan el portuense Juan Antonio Mateos, 42 años y el gaditano Ernesto Rodríguez, de 39 años. Juntos realizan trabajos en paralelo de grupos que se dejan llevar en la sala de grabación.
Rodeados de instrumentos, cuentan cómo se adentraron en la producción musical. Juan Antonio se pasó de la informática al sonido y se convirtió en la segunda promoción de la titulación en Sevilla, donde conoció a Ernie- así lo llama. Después, en 2007, arrancó su primer estudio junto a un amigo en la capital.
“Hice muchos trabajos de sonido en directo en los primeros años, en Ciudad Real, pero siempre tuve claro que quería mi propio estudio”, explica el portuense. Cuando volvió a su tierra lo montó en su casa y Ernesto empezó a ir. Tras una experiencia en Canal Sur, el gaditano se había desvinculado del sonido hasta que lo retomó con él. Ya han pasado ocho años desde que -tras un tiempo de transición en El Portal- se trasladaron a la parcela, en la que había almorzado Juan Antonio unos meses antes.
“Fue circunstancial. Cuando vi la caseta me pareció super pintoresca, entré, vi dos salas comunicadas y automáticamente vi la pecera y el control”, recuerda.
En cada trabajo, Juan Antonio se encarga de las mezclas y la masterización mientras que Ernesto está pendiente de la sala, la microfonía o el montaje. Ambos se complementan para dar vida a la creación desde un proyecto al que llaman Grabaciones Sumergidas. “Me gustaba mucho el nombre de Grabaciones en la playa, pero después descubrí que había sido un sello discográfico”, comenta.
“Vienen muchos artistas de urbano, es lo que más se lleva"
Por las salas pasan todo tipo de grupos de cualquier estilo, aunque si es flamenco suelen derivarlo a otros estudios de la zona porque “realmente no es una música que entendamos”. Con el urbano sí que han probado. “Es lo que más se lleva ahora, vienen muchos artistas de ese rollo”, dicen.
Habitualmente atienden a grupos con perfil independiente que no tienen el apoyo de un sello y que “ahora mismo son casi la mayoría”. Estos técnicos de sonido recuerdan que, en sus comienzos, “el mainstream estaba en otro lado, pero ahora lo que hacemos se puede considerar así”.
Entre teclados y guitarras se embarcan en la producción de temas con bandas procedentes no solo de Cádiz sino de todas partes de España e incluso de otros países. Badajoz, Madrid, Suecia o Málaga son algunos de los lugares que nombran. El trasiego de “bastante gente de fuera” se da, en parte, porque ofrecen en sus instalaciones la posibilidad de alojamiento durante los días de grabación. Una casa con césped que cuenta hasta con un tobogán.
"Hoy en día puede grabar todo el mundo"
Desde que empezaron nunca han parado. “Al principio, lógicamente, venía menos gente, pero ahora llevamos unos años que trabajamos con unos cuantos meses ya con agenda. Yo siento que somos privilegiados en ese sentido”, dice Juan Antonio que se considera optimista en una época marcada por la democratización de la grabación.
Según reflexionan sobre una alfombra al estilo de Aladdín, “si antes grababa uno de cada 20, hoy en día puede grabar todo el mundo, todo es más viable”. Existe una red de profesionales del sector que tienen una buena relación entre ellos y “todos funcionan”. Por ello, hay más movimiento de personas que se atreven a dar el paso y apostar por sus temas.
“Ahora se ha perdido un poco el miedo a grabar. Antes se le tenía más respeto, pero hoy hace falta para demostrar tu trabajo y moverte”, comenta Ernesto. Hace unos años solo lanzaban discos unos cuantos elegidos.
“La técnica está tan avanzada que realmente casi que puedes hacer que suene bien lo que no suena bien y eso hace que esto sea mucho más democrático y accesible para todos”, añade el portuense.
En más de una ocasión se han acercado grupos con una propuesta complicada de entender. Otros buscaban solo una canción. “A veces nos han pedido que les tocásemos los instrumentos y ha habido casos en los que querían que hiciésemos una canción a partir de un audio de WhatsApp”, cuentan.
La creatividad no tiene límites y ellos apuestan por ella, más allá que sacar temazos de éxito. “Al final siempre lo que necesitas es tiempo para obtener los mejores resultados. Vamos a intentar darle todas las vueltas que haya que dar”. El pavo real sigue queriendo cantar mientras los compañeros tocan la guitarra y la batería.
Comentarios