Una singular complicidad

En el nada agradecido espacio de la Sala Compañía, con transiciones propias de un estreno, el familiar dúo fue mucho más que convincente a tenor de la recepción que obtuvo su trabajo

Beatriz Morales en 'Flamenco sin sulfitos', que ha presentado este pasado jueves en el Festival de Jerez.
Beatriz Morales en 'Flamenco sin sulfitos', que ha presentado este pasado jueves en el Festival de Jerez. FESTIVAL DE JEREZ / TAMARA PASTORA

En el arranque, una voz en off (entendemos que la de Beatriz Morales) anuncia la intención del espectáculo y justifica su título. Flamenco sin aditivos, que busca una pureza, la del ama de los que lo interpretan. Ni añejo ni moderno. Las premisas están claras, la forma de trasladarlas a la obra pareció que también. Solo basta con ser y sentir como lo que son: jóvenes con raíz que viven un presente del que no se quieren despojar. Los dos elementos se incorporan al bagaje para dejarlos fluir con su peculiar gusto y acento.

Para empezar, lo del joven Agujetas llama la atención: su metal es flamenquísimo y digno de una estirpe que con él alcanza la cuarta generación. Afronta la toná y parece que viajara al tiempo de sus ancestros. El saxo tenor de Diego Villegas aporta, además, una textura rugosa que viene al pelo. La impresión añeja es, sin embargo, breve: en apenas unos minutos, el viejo cante ha evolucionado y, con el añadido de coros, se aligera y rejuvenece. El difícil reto de sonar gitano y actual al mismo tiempo.

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Morales y Agujetas Chico, durante el espectáculo.   FESTIVAL DE JEREZ / TAMARA PASTORA

Dijimos que la intención estuvo verbalizada al inicio. Casi no habría hecho falta: la seguiriya que abordaron los dos a continuación la expuso mejor que las palabras. Con intimidad y complicidad, compusieron un hermoso cuadro. Él cantando y tocándole al baile («¡Olé lo difícil!», se oyó gritar entre el público). Ella, moviéndose en un reducido espacio y con unos exactos pies. Compenetrados e interactuando en cada momento: la percusión del taconeo junto a la que se ejecuta sobre la caja de la guitarra produce una atractiva sonoridad. Al final, los pies y las palmas de ella constituirían el acompañamiento para el cante de cierre en tono mayor.

Por tangos, la flauta travesera de Villegas insufla ligereza para un baile que se desenvuelve con soltura y gotas de desenfado, porque la figura de Beatriz, sin desobedecer el canon, no resulta para nada convencional. Antes de la imprescindible soleá, Agujetas se marcó unos fandangos, cante y toque a un mismo tiempo, con similar efecto a la inicial toná. El baile posterior de ella abundó en lo ya dicho: un desparpajo que rehúye cualquier forma de constreñimiento. Sigue el modelo, pero lo aliña con una multiplicidad de formas que le añaden personalidad.

En el nada agradecido espacio de la Sala Compañía, con transiciones propias de un estreno, el familiar dúo fue mucho más que convincente a tenor de la recepción que obtuvo su trabajo.

Beatriz Morales & Agujetas Chico. 'Flamenco sin sulfitos'

Coreografía y Baile: Beatriz Morales. Cante y toque: Agujetas Chico. Guitarra: David Caro. Cante y coros: Dani Bonilla y Cristina Tovar. Bajo y palmas: Juan Grande. Percusión: Carlos Merino. Palmas: Tarote. Artista invitado: Diego Villegas (saxo tenor, flauta travesera y armónica). Dirección artística: Beatriz Morales y Agujetas Chico. Lugar: Sala Compañía. Día: 24 de febrero. Hora: 18.30 horas.

Sobre el autor:

Fermín Lobatón.

Fermín Lobatón

Periodista y experto en flamenco.

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