Entrar a matar

El bailaor y coreógrafo granadino, faro de una danza flamenca no binaria, vuelve a agitar y a estimular con 'Pie de hierro', dentro de su paso por el 26 Festival de Jerez

Manuel Liñán, en la recta final de 'Pie de hierro', que ha presentado en el 26 Festival de Jerez este pasado domingo.
Manuel Liñán, en la recta final de 'Pie de hierro', que ha presentado en el 26 Festival de Jerez este pasado domingo. MANU GARCÍA

El baile de Manuel Liñán es tan poderoso, su propuesta escénica es tan evocadora y estimulante, que hasta un final interruptus genera placer y debate. ¿Qué nos había querido decir con aquello? ¿Por qué la obra echaba el telón de ese modo? ¿Era aposta o era una burla más? Andábamos desconcertados hasta que supimos que, al parecer, todo se debió a un fatal fallo técnico. Al menos solo una parte. El trance no podía continuar. De repente, a la hora y diez, luz de sala y una voz que aseguraba que el espectáculo había finalizado, “pueden abandonar la sala, muchas gracias por vuestra asistencia, esperamos volver a veros muy pronto”. Eso, al parecer, estaba previsto así. Improvisadamente premeditado.

El granadino, con la agónica letanía del violín de fondo, estoque en mano, con una falda entreabierta como capote, quedaba suspendido en medio del escenario-ruedo. En medio de la nada. Su padre, al que dedica este salvaje poema bailado, este alfa y omega morentiano con guitarra eléctrica, batería, putas, manolas con mantilla, bondage y burladero, quiso que fuera torero, pero él se ha convertido en tótem internacional del flamenco queer, o de una danza no binaria donde su jonda reflexión sobre los roles de género en el baile flamenco ha ido tan lejos que ha terminado por diluir todas las fronteras.

El haz de luz que apuntaba fuera del proscenio, a un punto fijo de la parte delantera del patio de butacas, no se apagaba. La gente rompía a aplaudir a rabiar sin entender muy bien qué había sucedido, o queriendo entender que estaba ante otro de esos giros disruptivos a los que nos acostumbran creadores de este nivel. Sin embargo, el clímax final de Pie de hierro, que tanta expectación había generado, no se produjo. La nueva propuesta del Premio Nacional de Danza tras el éxito mundial que ha supuesto ¡Viva! quedaba cortada de forma abrupta en su última parte, sin cenit ni retablo final donde el toro y el torero son pietà y el hijo puede volar libre sin tener, como sugería Freud, que asesinar al padre.

No llegó ese final, pero en cambio, no pudo haber mejor metáfora de lo que sucedió en escena: Liñán estaba dispuesto a entrar a matar y, por mor de las dos opciones que andaban en juego, puerta grande o enfermería, acabó convirtiéndose otra vez en leyenda, esta vez en héroe-antihéroe trágico. Porque por suerte, sí hubo muchos otros momentos álgidos en Pie de hierro. Momentos, casi desde el minuto menos uno, de máxima tensión dramática, musical y coreográfica. De comunión del baile de Liñán con su público. De conexión total de un danzaor que tiene la horma de su bota en la voz de David Carpio, alegórico padre inflexible y ortodoxo, entre un Manuel Torre y un Cabrero que afloja la rienda.

Atravesado por todos los idiomas de la danza, Liñán domina su cuerpo como un trapo con chaqueta de brilli brilli, o revienta las costuras del baile en hombre, de aquel decálogo de Escudero, con una farruca galáctica. De la jota a las alegrías, de los jaleos a la milonga. Con un cimbreo de cintura de una tensión contagiosa, con un zapateado superdotado, vibrante y repleto de matices, con unos brazos que son hilo argumental —cuando juega a quitar el sombrero, como símbolo de autoridad—. Hay un tributo sobrio y emotivo a su madre, por granaínas, previo a un duelo entre guitarras, también evocando Granada, que podrían firmar Sabicas y Joe Beck, pero que se lo raspan con ardor guerrero, y con sus evocadoras siluetas sobre el burladero, Juan Campallo y Víctor Guadiana, dueños de una producción musical titánica.

Hay un cante de soleá por bulerías muy Borrico, entre puñetazos al burladero: “¿Por qué le echáis la culpa a mi mare? Aquel que tenga la culpa de lo que le está pasando, malas fatigas pase”. Y luego viene un crescendo eléctrico por seguiriyas en el pulso con el padre. Y un duelo al sol con sombrero de ala ancha y camiseta interior de tirantes. Una luz ocre como de western crepuscular, donde al artista se le sale el corazón por la boca en busca de su libertad, un agónico combate hasta el punto de ver inconclusa su obra. Con el estoque afilado y fálico, dispuesto para entrar a matar, para hundirse en la piel, para jugarse otra vez el todo por el todo en una lucha bárbara y animal. Lamentablemente, el desenlace cerrado de Pie de hierro no se ha podido ver en el 26 Festival de Jerez. Afortunadamente, Manuel Liñán ha vuelto a bailar como nunca. Sin guardarse nada. A tumba abierta.

'Pie de hierro'. Manuel Liñán

Dirección: Manuel Liñán. Asesor de escena: Alberto Velasco. Coreografía: Manuel Liñán. Baile: Manuel Liñán. Colaboración especial: David Carpio. Música: Víctor Guadiana, Juan Campallo. Asesor musical: David Carpio. Palmas: Ana Romero, Tacha González. Guitarra: Juan Campallo. Violín: Víctor Guadiana. Guitarra eléctrica: Víctor Guadiana. Batería: Jorge Santana. Diseño de iluminación: Álvaro Estrada A.A.I. Diseño de vestuario: It spain. Diseño de sonido: Ángel Olalla. Fotografía: MarcosGpunto. Tour manager: Inés García. Ayudante de producción: Inés García. Producción ejecutiva: Ana Carrasco. Management: Ana Carrasco. Distribución: www.peinetaproducciones.com. Producción: Manuel Liñán. Creación y resistencia artística: Conde Duque. Lugar: Teatro Villamarta. Fecha: 27 de febrero. Hora: 20.30 horas. Aforo: Lleno con entradas agotadas.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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