Este es el segundo libro de poesía. El primero fue En el grotesco proceso de la metamorfosis (Vitrubio, 2009). El tercer ojo consta de dos partes. La segunda es un conjunto de poemas que pueden ser leídos de forma independiente. La primera es un experimento en el que Beatriz ha decidido contar una historia compuesta de siete poemas. Aunque cada poema puede también leerse de forma independiente, hay un hilo narrativo que los une, una trama que va del primero al último. Frente a su anterior poemario, calificado de mordaz, ácido y corrosivo, en este libro ha optado por un lenguaje muy fluido. Para la autora, la poesía actual peca a veces de utilizar demasiado barroquismo, demasiadas complejidades y equilibrismos verbales para luego no decir nada o no saber qué dice realmente. Cuando rascas la superficie no encuentras nada debajo de tanto juego de palabras. Así que su poemario pretende ser limpio, sencillo y fácil de seguir por el lector. Los versos deben fluir como un río, con agilidad, con referencias e imágenes claras “para que la gente en una segunda o tercera lectura pueda encontrar, quizás, una pepita de oro. Y si no hay pepitas, al menos descubra la flora y la fauna que lo habitan”. También ha incorporado pequeños diálogos dentro de los poemas, como ha aprendido de grandes poetas como Ángel González. La autora procede del mundo de la comunicación y del teatro, de ahí que su poesía se nutra de técnicas y estilos de esos géneros.La temática de la primera parte es el amor a uno mismo. El amor es la célula madre de todo lo que existe y ocurre, nos dice. Movimientos sociales, artísticos y filosóficos nacen de las emociones que provoca el amor. Esa primera parte surge de una ruptura amorosa, de una sensación de autodestrucción. Beatriz ha utilizado la mitología griega para narrar poéticamente las consecuencias de esta ruptura. Así ha evitado tener que hablar de alcobas vacías y sábanas frías, como Sabina. Llevamos la mitología en el ADN, dice. Las imágenes mitológicas son muy familiares. La mujer, tras la ruptura, decide huir al Hades, al infierno. Es la muerte. Hay tres estaciones, tres pasos. La protagonista debe hacer ese recorrido. Ha de encontrarse con Caronte, el barquero que te lleva a las puertas del inframundo. Luego aparecerá el perro terrible de muchas cabezas que vigila la entrada, el Can Cerbero. En el inframundo hay jueces, premios y castigos. Y el río Leteo, el río del olvido. La primera parte cuenta cómo la protagonista viaja al Hades. ¿Volverá de las profundidades?LA VUELTA
El sol. Siempre el sol me espera.
En silencio.
Regreso a sus brazos
con ojos cerrados y una palabra.
El mar. Siempre el mar me espera.
Desnudo.
Vuelvo a su piel
sin más ropa que el murmullo
de una caracola
sonando en mi bajo vientre.
El sur. Siempre el sur me espera.
Paciente.
Regreso a tierra seca
con lágrimas fértiles
que beban pequeños pájaros
antes de echar a volar.
El amor. Siempre el amor me espera.
Imperecedero.
Dentro.
Salvador y salvado.
ECO-SISTEMA
A punto estuvo de extinguirse
insertada en un sombrero,
la más pequeña e inteligente
de todas las aves.
Hubiese sido una pena
porque podía batir las alas
como hélices de helicóptero.
Y volar al revés.
En la fábrica,
el pájaro maldecía el destino,
paradoja ser cazado
para traer buena suerte
a quien pague por llevar encima
los colores de sus plumas
o su cuerpo.
Él no tenía dinero.
Ese día los sindicatos
abrieron las jaulas
en protesta contra un ERE.
La suerte también se negocia.


