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Es bueno empezar el año con poesía. Todos sabemos que los poetas nos muestran otras formas de resistir, bellos senderos, ante las inclemencias exteriores y las trampas interiores. Así que esperamos que este nuevo año sea propicio para la creación, no sólo en poesía, sino en todas las artes, porque esa es nuestra tabla de salvación, la que nos libra del aburrimiento y la desidia impuesta. Porque la poesía también nos ayuda a huir de todo aquello que nos tritura, aquello que oscurece nuestra mirada y acaba con toda esperanza inteligente. Huir no es malo, no es síntoma de cobardía, si lo que buscamos es la autenticidad, la esencia de los días. El lunes 4 de enero Miguel Ángel Rincón presenta en Prado del Rey su sexto poemario 40 Planes de fuga (Editorial Seleer, 2015). El prólogo es de Daniel Pérez Martínez, la ilustración de la cubierta de Sandra Rubio y la fotografía de contraportada de Ale Márquez. Daniel destaca dos rasgos en estos poemas. En primer lugar el amor: “El amor de Miguel Ángel Rincón es un amor grande que se construye sobre anécdotas pequeñas, como todo amor que merezca la pena. Rincón ama a otra persona y por eso ama también sus momentos, la mirada fugaz al asiento del copiloto, la música de los tacones sobre el empedrado, el refugio de un abrazo frente a la chimenea”. En segundo lugar, la alegría: “También hay en los poemas de Rincón una alegría particular, una suerte de felicidad modesta, de la que no presume, y que quizá por eso vale el doble; una especie de quietud que tiene que ver con que todas las piezas del puzzle encajan cuando suena Dylan y ella mira por la ventana y se saldan así todas las deudas pendientes y se rompen todos los contratos que, inocentemente, firmamos con nosotros mismos cuando aún no conocíamos el peso de nuestra imperfección”. El amor nos libra de la mediocridad, de la rutina y de la soledad. El libro consta de dos partes, la primera destila optimismo, la alegría del deseo: mi eterna noche se vuelve amanecer, escribir es reptar por tu piel, verano entre tus piernas, una espiral en su espalda, huracanes de nombres impronunciables… Y con Dylan de fondo, quizás utópico, a pesar de todo. Sin embargo, la segunda brota del desgaste de la existencia, de los miedos cotidianos y la angustia que envuelve a todo deseo: cicatrices, sueños incumplidos, la vida es un campo de minas, los días de invierno son facas afiladas, un gato mira al techo, emerger del pozo negro y putrefacto que es la vida, una mirada llena de deudas, melancolía... Y Tom Waits de fondo, desgarrado. Daniel Pérez subraya la función vital de esas fugas: “Lo que el poeta ama, en definitiva, es el regalo de la huida. La certeza de la huida. La posibilidad de levantar, puertas adentro, un muro de caricias, o de besos, o de construir una red de complicidades domésticas que lo proteja de la hostilidad del invierno, de la angustia de los formularios, de la lluvia que golpea el asfalto detrás de las paredes”.

AEROPUERTO

No nos gustaban

los sermones del domingo.

Renunciamos a dioses,

santos y vírgenes.

Nos construimos

nuestro propio paraíso

en la habitación de un hotel.

Lo que sí nos gustaban

eran las noches en la ciudad.

Por la ventana veíamos

todas las luces de la urbe.

Desde nuestro Edén

inventábamos mundos

a millones de años luz.

También solíamos ir al aeropuerto

con nuestras maletas

cargadas de lluvia recién caída.

Entonces, hubiésemos

embarcado en cualquier avión

con destino a cualquier parte.

Hoy, ya no hay maletas, ni aeropuertos…

LA HORA DE EMERGER

Cuando los tenebrosos ojos

de una noche vencida

te miran de frente,

cuando el abismo cae

sobre tu cabeza

como una tormenta

y una música satánica

atraviesa los tímpanos,

uno empieza a comprender

que es la hora de emerger

del pozo ciego y putrefacto

que a veces es la vida.

  Hemos conversado con Miguel Ángel, sobre el libro y sobre su concepción de la poesía: ¿De qué habla este libro? El libro refleja, en verso libre, mi manera de entender el mundo que me rodea, por lo tanto, habla de los temas que más me interesan; el amor, el erotismo, el paso del tiempo, la muerte, etcétera. En este libro he intentado trazar una serie de planes de fuga para escapar de la rutina, del tedio y de la mediocridad de estos tiempos inciertos en los que nos ha tocado vivir. ¿Por qué tiene dos partes? ¿Quizás la segunda es más pesimista? En la portada del poemario, la ilustradora jerezana Sandra Rubio da algunas pistas de lo que el lector se puede encontrar en el interior del libro y ha representado esas dos partes perfectamente: la primera, la más ‘agradable’, la del amor, el sexo, el erotismo, las relaciones personales… está simbolizada por una nube de mariposas; y la segunda parte, más oscura quizás, en la cual se trata otro tipo de temática, está personificada por la imagen de un cuervo. Cuando fui recopilando estos poemas ya tenía en mente separarlos en dos partes. Utiliza versos cortos, ¿para dar ritmo porque se ajusta mejor a lo que usted expresa? Lo de los versos cortos quizá se deba a mi afición por el haiku. Los escribo desde hace muchos años, y no sólo haikus, sino también tankas y senryus. Obviamente estas composiciones breves dan ritmo y frescura al libro. ¿El amor lo es todo? ¿Es la esencia de los días? Sin amor no hay nada. El amor es lo que hace que el mundo siga girando. Parafraseando a Pablo Neruda: ‘Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida’. Además del amor, veo la ciudad como protagonista, como fondo… Las ciudades tienen algo que me atrapa, será por eso que con la poesía urbana me siento muy a gusto. Sin embargo, las imágenes urbanas que puedan tener mis poemas no son premeditadas, salen así, sin darme cuenta; el protagonista de un poema, de repente, está mirando las luces de la ciudad desde la ventana de un hotel. ¿Por qué escribe? ¿Cómo surgen los poemas? Escribo porque es algo que me sale de dentro, del corazón y de los intestinos. Creo que mi vida no sería la misma si no pudiera escribir sobre lo que siento, lo que me inquieta, lo que creo injusto… En cuanto a cómo surgen los poemas, pueden surgir de diferentes maneras, en cualquier momento, en cualquier situación, cuando menos lo esperas, aparece el arranque de un poema, un par de versos quizás, y a raíz de ahí, se pone en marcha la maquinaria. ¿Cuándo empezó? ¿Cuántos libros ha escrito? Empecé escribiendo letras para canciones. A mediados de los noventa fundé un grupo musical, junto a dos amigos, y me tocó hacer las letras. Poco a poco me di cuenta de que escribía mejor que tocaba el bajo, así que empecé a leer mucha poesía y a escribir casi a diario. De todas formas nunca he dejado la música, es algo que siempre me ha acompañado. En el 2003 salió mi primer libro, que fue una recopilación de poemas adolescentes, desde entonces he escrito seis poemarios y he participado en varias antologías. ¿Qué función tiene la poesía? Estética, transformadora, ninguna… Creo que la principal función de la poesía es dotar de valores a mujeres y hombres, hacerlos más humanos, más conscientes y más sabios. La poesía nos ayuda a transformarnos en mejores personas. ¿Cuáles son sus maestros, modelos? Veo que cita a Pedro Sevilla… Pedro Sevilla es uno de los grandes, y yo tengo la suerte de tenerlo cerca. He aprendido mucho leyendo su poesía. Es un enorme poeta lleno de humildad y sencillez. He leído mucho a Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Ángel González, Jaime Gil de Biedma, Neruda, Benedetti, Julio Mariscal, Gloria Fuertes, Javier Salvago, Roger Wolfe, Antonio Orihuela, y tantos otros que, sin duda, me han marcado positivamente. ¿Cómo ve el panorama literario de nuestro entorno? Hay muy buenos poetas en nuestra tierra, mucha gente está escribiendo muy bien. He leído a varios y doy fe de la calidad que desprenden sus trabajos. Puede que falte el apoyo editorial, ya sea público o privado, para que sus obras puedan ver la luz. En general creo que el panorama literario goza de buena salud. Ojalá el público se vaya acercando cada vez más a la poesía de los poetas vivos. ¿Qué proyectos literarios tiene? Lo más inmediato es presentar el nuevo libro allá por dónde pueda -y me dejen-. Para ello cuento con personas que siempre están dispuestas a echar una mano en la organización de este tipo de actos. No es fácil, porque esto es algo que se hace por amor al arte, nunca mejor dicho. La primera presentación será en Prado del Rey, el pueblo donde resido, y luego, más adelante, estaré en Arcos, Jerez, Puerto Real, Cádiz, Ronda, Granada, etcétera. Descríbame su utopía… Mi utopía -espero que alguna vez deje de serlo- es que la Humanidad pueda construir un mundo habitable; cultural, política y socialmente. ¿Es mucho pedir?

Sobre el autor:

juan carlos gonzalez

Juan Carlos González

Filósofo

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