El Mayor Dolor quiso sacar a la Borriquita y llevaba 'armaos': 33 años de Semana Santa de Jerez desde la crónica periodística

'La Semana Santa de Jerez a través de la prensa', de Alfonso Martín-Bejarano, es un libro cuajado de curiosidades y cuitas en las hermandades en un época 'extraña' para el movimiento cofrade, desde 1852 a 1885

Alfonso Martín-Bejarano posando con el libro que ha publicado.
Alfonso Martín-Bejarano posando con el libro que ha publicado. CANDELA NÚÑEZ

Alfonso Martin-Bejarano Ejarque firma su segundo libro, La Semana Santa de Jerez a través de la prensa, tras haber publicado uno dedicado a su hermandad de La Coronación. Precisamente, durante el proceso de investigación para esa publicación comprobó cómo en la prensa de la época se señalaban noticias sumamente curiosas sobre el mundo cofrade de entonces: “Tuve que acudir a diversas fuentes como los archivos Municipal y Diocesano, entre otros archivos, pero también la prensa. Al buscar información sobre la cofradía de San Juan Bautista me iba tropezando con un gran número de datos sobre otras cofradías. Curiosidades y cosas que se salían de las ideas preconcebidas que podemos tener hoy día sobre algunas de ellas”.

Estas consideraciones le llevó a concluir que “ahí había un libro y que si hacía una investigación más profunda podría producir una información interesante sobre la tan desconocida Semana Santa de Jerez en el siglo XIX”. De 1852 a 1885, 33 años. Alfonso explica que “el comienzo en 1852 viene determinado por la fecha, por cierto en Semana Santa, en la que comienza a publicarse el periódico local El Guadalete”.

Matiza que, aunque no hay prensa anterior conservada, sí que se ha incluido en el libro un capítulo a modo de introducción en el que se reflejan “todos los acontecimientos conocidos, algunos ya publicados y otros nuevos extraídos por mí de los libros de bandos del ayuntamiento”.

'La Semana Santa de Jerez a través de la prensa', segundo libro de este cofrade jerezano.
'La Semana Santa de Jerez a través de la prensa', segundo libro de este cofrade jerezano.      CANDELA NÚÑEZ

En cuanto poner el final en 1885, “es por una cuestión práctica; una fecha significativa ya que coincide con el año de la muerte de Alfonso XII y permite tener un libro de un tamaño manejable y cómodo de leer. Si el público lo reclama continuaré a partir de ahí en breve”. Las cofradías que salieron en procesión en ese periodo oscilaban en Jerez entre tres y seis.

La etapa "más dura" para la Semana Santa de Jerez

Estamos ante la etapa más dura de la Semana Santa jerezana, siendo El Nazareno incluso quien abría los desfiles procesionales en la Madrugada del Viernes Santo: “El año que más salieron fueron seis y así de exiguo siguió siendo con años completamente en blanco incluso, como es el caso de la I República”.

Superado ese oscuro periodo, Martín-Bejarano cuenta que “no sería hasta la llegada del Cardenal Spínola cuando se le volvió a dar un impulso importante a la Semana Santa con las reorganizaciones de la Soledad, el Prendimiento, El Desconsuelo o La Coronación que pudo llegarse a nueve cofradías”. Las que mantuvieron el tipo en esos años fueron El Nazareno, La Expiración y La Piedad, “con intervenciones más o menos intermitentes del Desconsuelo, Mayor Dolor o Lágrimas”.

Parece que las cosas siguen siendo casi iguales, al menos en cuanto a debates discusiones, polémicas… En ese aspecto ha recopilado algunas de las cuitas más curiosas, “podemos decir que ‘la historia se repite’. Por ejemplo, en cuanto a las discusiones entre las hermandades y sus directores espirituales o las peleas entre las juntas de gobiernos y cierta oposición que intenta desestabilizarla metiendo en la mente de los hermanos ideas peregrinas. Todo eso puede leerse en este libro y podrán encontrarse importantes analogías, no me cabe duda”.

El turismo cofrade ya existía: trenes especiales desde Jerez a Sevilla y Cádiz

Al autor le ha sorprendido de los 33 años analizados, desde la óptica periodística como fuente, “la poca importancia relativa que tenía la Semana Santa Jerezana en estos años si la comparamos con la de Sevilla e incluso la de Cádiz. Y también lo conscientes que debían ser los cofrades de la época de que esto era así cuando se publicaban los horarios de las cofradías de ambas ciudades, se ponían trenes especiales para ir a ver sus desfiles e incluso se daban consejos sobre los alquileres para evitar estafas”, y está convencido con que el turismo cofrade ya era algo muy vivo era aquella época.

“También me sorprende mucho que haya cofradías cuyo carisma o personalidad en la calle sea por completo diferente al actual. Es el caso del Mayor Dolor que cuando se reorganiza en 1867 estrenan unas túnicas descritas por el periódico como novedosas, a imitación del Silencio de Sevilla. También sacaron armaos un par de años e incluso intentaron hacer una procesión de la Borriquita el Domingo de Ramos que no pudo fraguarse finalmente”, hechos que para el escritor le lleva a una reflexión “sobre la tendencia que tenemos todos a creer que nuestra cofradía ha sido siempre como nosotros la hemos conocido y ¡nada más lejos de la realidad! En corporaciones con tanta historia ha pasado de todo y se ha hecho de todo”.

Portada del libro de Martín-Bejarano.
Portada del libro de Martín-Bejarano.

Ejemplifica casos con el de la Vera Cruz, “una hermandad que hace treinta años podría catalogarse como de barrio y de un tiempo a esta parte podría tildarse de clásica y de centro. Los adolescentes de los Marianistas que hoy hacen su estación de penitencia estoy seguro que creen que siempre fue así”. Alfonso Martín-Bejarano opina que echar la mirada atrás “nos ayuda a ser más humildes y a centrarnos en lo verdaderamente importante, que es el culto a nuestros Sagrados Titulares”.

Yéndose al siglo XVIII pone de manifiesto que era habitual que muchas cofradías estuvieran gobernadas e impulsadas por familias, “familias que lo dieron todo por sus imágenes y que hoy han caído por completo en el olvido. Lo mismo sucederá con nosotros, por lo tanto, dejémonos de protagonismos y disputas inútiles y centrémonos en lo importante”.

A priori y por las sensaciones que recibe de quienes han podido leerlo, la aceptación es buena: “Me dicen que es fácil de leer. Intento ser pedagógico y divulgativo para que así llegue al gran público. Obtener la información tiene un trabajo importante pero aún más complejo es ordenarla y hacerla entendible”, y concluye que es importante que “al cofrade en general le apetezca conocer cosas del pasado; creo que en una gran mayoría de casos el cofrade vive el presente sin conocer el pasado”.

Sobre el autor:

KIKO ABUIN 1

Kiko Abuín

Periodista.

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