Tarde de lujo en lo meteorológico y ambiental. Las calles de Cádiz recuperaron por unas horas el característico sonido de las horquillas de los manigueta de los pasos cuando estas se hincaban con fuerza sobre el adoquinado marcando el compás de esa forma tan particular de trabajar los cargadores en cada ‘tirá’ -chicotá en otros lares-; como algunos llaman, un estilo con aires marineros.
Es uno de los sonidos genuinos de la Semana Santa gaditana, que revolotearon por la ciudad en un verano que está llamando a su final. Un sonido semanasantero que se evocó en este tiempo, donde el calor se vuelve jartible, gracias a la magna que celebró el Cádiz cofrade con motivo de cumplirse tres siglos de la primera piedra de la Catedral, la primera cita de este tipo de las veinte celebradas que no se hace en Semana Santa.
Como suele suceder en este tipo de convocatorias, en la Tacita de Plata no se cabía. Desde Puertas de Tierra hacia sus adentros todo se envolvió en el ambiente cofrade singular que proporciona una magna. El dispositivo especial de tráfico situó todas las bolsas de aparcamiento antes de Puertas de Tierra. Así, la caminata se aventuraba importante pero si se tenía cierta paciencia se podía enlazar con más o menos comodidad, aguantando la inevitable cola, con las líneas de autobuses urbanos establecidas a modo de lanzaderas hacia las cercanías del perímetro donde se desarrolló la magna.
Las más de 5.000 sillas dispuestas en el trazado urbano común para todas las hermandades participantes, fueron ocupadas con alquileres que se agotaron desde muchos días antes. A las 18,15 horas empezó a salir la procesión desde la Seo. Se hizo con solemnidad gracias a la música barroca coral que señaló ese inicio; desde esa hora fue el principio del final de unas vísperas en las que los traslados a la sede catedralicia de los pasos de 17 cofradías empezaron a marcar tres días de gloria cofrade.
Una vez más se puso de manifiesto que las ‘magnas’ o ‘extraordinarias’ provocan un flujo de visitantes que fácilmente se visualizó y percibió en las calles gaditanas; gente venida desde muchos lugares de Andalucía. Es lo que algunos denominan como turismo cofrade, un segmento que cada vez se tiene más en cuenta por quienes mandan. Es una realidad que no solo se ve en los días pasionales; también el otoño se constituye desde hace algunos años en una referencia por la confluencia de eventos en no pocas localizaciones cofrades andaluzas. Desde la mañana del sábado, la presencia de visitantes a Cádiz se hizo evidente paseando y visitando los sanctasanctórums turísticos de la ciudad.
Ya no cabe duda que ese gentío beneficia a la ciudad protagonista, de manera especial en la hostelería. Complicado fue poder encontrar un espacio medio cómodo para reponer el cuerpo en cualquier establecimiento de los muchos que se reparten por las entrañas de Cádiz.
Una magna de estas características pone en debate cuestiones que enfrentan a detractores y apasionados: si nos situamos ante una sucesión de pasos en una pseudo exposición que se mueve o si realmente se alcanzan los efectos espirituales que, en puridad con la convocatoria, se persiguen. Objetivamente, la cita puso ante los ojos de propios y extraños la riqueza cofrade de la ciudad junto al tirón devocional que en esta ciudad tienen algunas advocaciones con siglos de historia.
Y lo hizo con éxito en su organización por parte del Consejo cofrade gaditano y la entrega de cada una de las hermandades convocadas por engrandecer con buena música cofrade, novedades exclusivas para la ocasión en la mayoría de los pasos y estrenos; no escatimaron recursos económicos, para como corren los tiempos, por ofrecer un ‘espectáculo’ cofrade de elevado nivel.
El primer paso en pasar por calle Pelota, plaza de San Juan de Dios, calle Nueva, San Francisco y plaza de San Agustín, la carrera oficial, fue el del Prendimiento y la última El Resucitado. Las novedades ad hoc fueron muchas. Levantó admiraciones la nueva configuración del misterio del Prendimiento, caballo incluido, al igual que en el paso de Las Penas, acostumbradas las retinas a ver a la imagen sola en las andas; las nuevas vestimentas de la imaginería de La Sentencia, el monte de flores silvestres en El Caído, la túnica morada del Nazareno del Amor, las nuevas incorporaciones en imaginería a los pies del crucificado del Perdón o ver en la calle por primera vez la imagen del Resucitado de San Francisco, fueron detalles que quedan para la historia de una jornada espléndida.
La música procesional fue otro frente de calidad. La primera marcha que sonó en los instrumentos del Rosario, nada más comenzar la procesión y sobre las maderas de la pasarela de salida de la Catedral, fue Réquiem en homenaje a su autor, el sevillano Bienvenido Puelles, fallecido hace algunas semanas. Formaciones como Virgen de los Reyes, Centuria Macarena, la banda de la Cruz Roja de Sevilla, Presentación al Pueblo de Dos Hermanas, Encarnación de Sevilla, El Rosario de Cádiz... algunos de los sonidos más brillantes del orbe cofradiero.
Todos estos elementos se confabularon en una tarde y noche para la historia local, situando la magna de Cádiz 2022 como uno de los eventos cofrades más brillantes que han recorrido las añejas calles de la Tacita de Plata.
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