La nave Cosmos 482, una antigua sonda soviética lanzada en 1972, mantiene en vilo a la comunidad internacional. Se trata de un objeto de más de 50 años que retornará de forma descontrolada a la Tierra, según cálculos realizados por agencias espaciales y observatorios internacionales. Su caída podría producirse en cualquier momento de este fin de semana, aunque la ubicación exacta del impacto sigue siendo un misterio.

Diseñada originalmente para una misión de exploración de Venus, la sonda nunca cumplió su cometido. Un fallo técnico la dejó atrapada en una órbita terrestre desde la que no ha podido salir durante más de medio siglo. Este regreso inesperado ha encendido las alarmas por el riesgo potencial que representa su reentrada atmosférica no controlada.

Seguimiento minuto a minuto desde agencias y ejércitos

La trayectoria de Cosmos 482 está siendo monitorizada en tiempo real por entidades como la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y cuerpos militares de distintos países, entre ellos España y Estados Unidos. Estas instituciones han puesto en marcha protocolos de seguimiento para informar con urgencia a la población si el objeto se aproxima a zonas habitadas o si se requiere tomar medidas preventivas.

Aunque no se ha confirmado un peligro inminente, los expertos reconocen la existencia de una incertidumbre significativa en cuanto al lugar y el momento exacto del impacto. Este tipo de fenómenos, aunque frecuentes, rara vez generan consecuencias graves, pero su imprevisibilidad obliga a mantener altos niveles de vigilancia.

¿Qué puede pasar?

A pesar de la preocupación generada, los especialistas coinciden en que la mayoría de objetos espaciales terminan desintegrándose al ingresar en la atmósfera o cayendo en océanos, que cubren el 70 % del planeta. Sin embargo, se han registrado casos aislados de impactos con consecuencias: en 2022, un fragmento de cohete chino obligó a cerrar temporalmente el espacio aéreo en España.

El caso de Cosmos 482 ha reavivado el debate sobre el control del creciente número de residuos espaciales en órbita. Aunque la probabilidad de que cause daños es baja, su retorno pone de relieve la necesidad de mejorar los sistemas de vigilancia y de establecer normas más estrictas para la gestión de objetos en el espacio.

Mientras tanto, las autoridades mantienen una vigilancia activa y piden a la población que permanezca informada a través de los canales oficiales, ante la posibilidad de que se produzcan nuevas actualizaciones sobre el destino de esta reliquia de la carrera espacial soviética.

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Rubén Guerrero.

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