Una niña de dos años ha perdido la vida este domingo tras ahogarse en la piscina de una vivienda familiar. El trágico suceso ha tenido lugar en el municipio alicantino de Finestrat, tal y como ha informado el Centro de Información y Coordinación de Urgencias. 

Dicho centro recibía sobre las 12.40 horas del mediodía una llamada alertando de lo que había ocurrido. Un médico ofreció de manera telefónica la primera asistencia para que los familiares realizaran, hasta la llegada del Samu, las maniobras de reanimación cardiopulmonar. 

A su llegada, los servicios médicos han continuado con las maniobras para tratar de reanimar a la pequeña, pero finalmente no han podido hacer nada por salvar su vida.

Una tragedia que se repite de manera demasiado habitual

En España, decenas de niños pierden la vida por ahogamientos en piscinas. Son muertes silenciosas, rápidas, que ocurren en segundos y casi siempre en contextos de ocio y confianza. Según datos oficiales, más de 20 menores fallecen de media cada año por esta causa. El drama se concentra especialmente en los meses de calor, cuando se multiplican los desplazamientos a piscinas privadas, comunidades de vecinos o instalaciones turísticas.

La mayoría de estos accidentes se podrían evitar con una vigilancia constante y medidas básicas de seguridad. Vallas protectoras, alarmas acuáticas o saber reaccionar con primeros auxilios pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Pero, en demasiadas ocasiones, hay un momento de descuido, apenas un parpadeo, que se convierte en tragedia. El ahogamiento es rápido y silencioso: no hay gritos, no hay chapoteos. Por eso, cada campaña de verano vuelve a poner el foco en la prevención, en no bajar la guardia ni un segundo cuando hay niños cerca del agua.

 

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Rubén Guerrero.

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