El "malentendido" de una persona sorda en un pub de Puerto Real: "El portero solo le indicó la cola del baño"

Ana María, la propietaria del establecimiento Ron de Mar situado en la plaza Poeta Rafael Alberti, asegura que la clienta malinterpretó el gesto del personal de seguridad y en ningún momento tenía la intención de echarla

Una mesa de un bar en una imagen reciente.
Una mesa de un bar en una imagen reciente. MANU GARCÍA

El domingo de Carnaval en Puerto Real, una vecina compartió en redes sociales su indignación tras su experiencia en el pub Ron de Mar, ubicado en la plaza Poeta Rafael Alberti. La mujer, sorda, estaba tmando algo con su familia para celebrar su cumpleaños cuando se levantó para ir al baño. 

Según explicó, un portero le habló pero ella no lo escuchaba y le contó que era sorda y no entendía con la mascarilla. "Me habló de nuevo y le volví a explicar lo mismo, y, acto seguido, me señaló la puerta de la calle". La mujer interpretó que le estaba invitando a salir sin motivo alguno y, cuando volvió a la mesa, contó lo ocurrido a sus acompañantes, que, reaccionaron de inmediato. 

La versión de la puertorrealeña difiere con la que aporta la propietaria del bar donde tuvo lugar el incidente. Ana María cuenta a lavozdelsur.es los detalles de los hechos y asegura que "fue un malentendido".

En el pub se distinguen dos personas de Seguridad que se incorporaron para evitar aglomeraciones en el interior. Así, en la puerta de los servicios se colocó a uno y en la entrada, al otro. "Tenemos una doble puerta y ahí es donde formamos la cola de las personas que quieren entrar al baño", comenta. 

Cuando la vecina sorda se levantó y se paró en la puerta del baño, el portero le dijo que tenía que esperar la cola. En ese momento, la mujer insistió y éste volvió a comentarle que debía respetar los turnos. "El portero le indicó la puerta, que es donde está la cola", aclara Ana María.

Según detalla, el portero, al observar que no le tocaba entrar al baño, se acercó a ella para indicarle el lugar de la fila. "Ella no debió entenderle bien y volvió a su mesa. Acto seguido, entró una mujer echa una fiera diciéndole al seguridad que le habíamos echado".

A continuación, la dueña recrea la conversación que entabló el portero con la mujer. "Usted se tiene que quitar la mascarilla para hablarle a ella, le dijo al portero", sin embargo, según cuenta, el hombre señaló que no podía quitársela ya que era obligatoria en el interior. "El portero le pidió disculpas porque no se había dado cuenta de que ella era sorda", destaca.

Ana María, que estaba en la barra, se acercó al escuchar el revuelo. La señora, indignada, insistía en que no le habían dejado entrar a la persona sorda en el baño y que le habían echado. "La mujer insistía en que debía haberse fijado en sus audífonos mientras que el portero decía que no sabía que era sorda", sostiene.

"Le pedí disculpas por el malentendido pero ella ya no atendía a nada"

Finalmente, la vecina acabó pidiendo una hoja de reclamaciones pese a los intentos del personal del local de solventar el problema mediante el diálogo. "Se lo explicamos varias veces pero se pusieron como unas fieras. Le pedí disculpas por el malentendido pero ella ya no atendía a nada. Nos podemos equivocar, pero creo que en ese caso lo entendieron mal", expone.

Según la versión de Ana María, una tercera persona irrumpió en la escena y se dirigió al portero que se encontraba en la puerta de acceso para mostrar su desagrado. "Las vi otra vez hablando con él, alteradas, y me acerqué. Al llegar escuché que estaban insultando al portero. Él le había dicho: -Señora, con la edad que usted tiene y está formando la que está formando aquí". 

"Escuché que estaban insultando al portero"

Después, le constestó "niñato, que eres un chulo de mierda". A su vez, apuntó que les iba a hablar muy mal del local a todas las amigas que frecuentaban el pub. La propietaria sostiene que el suceso no se alargó media hora, tal y como indicó la persona sorda, sino que fueron unos 10 minutos y recalca que todo fue "un malentendido".

"No tiene sentido que vayas al cuarto de baño y te echen así porque sí. Al ser carnaval, teníamos que dejar entrar al baño tanto a los clientes como a los que no lo eran. No podiamos negarle el acceso a nadie", comenta la dueña. 

Sobre el autor:

Patricia Merello Guzmán

P. Merello

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