Los nervios ya se apoderan de los hermanos Gómez Beser, Eduardo, Mariano y Joaquín, que el viernes 1 de noviembre, si el tiempo lo permite, cruzarán a nado el Estrecho de Gibraltar, cumpliendo así el reto que se marcaron hace más de un año. Fue durante una comida familiar cuando uno de ellos le propuso a los otros dos hacer a nado los kilómetros que separan la Península del continente africano. Y aceptaron. “Aunque sin mucha esperanza de que se cumpliera”, dice Eduardo entre risas, en declaraciones a lavozdelsur.es. Pero al día siguiente ya estaban inscritos en la lista que gestiona la Asociación para el Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar (Acneg), que es quien da los permisos pertinentes de esta travesía.
Estas dos últimas semanas de espera han sido “lo peor” del reto, cuenta Eduardo. “Lo estamos disfrutando”, confiesa, “lo más difícil están siendo estos días esperando que suene el teléfono y mirando los partes meteorológicos”. Los hermanos Gómez Beser, una vez se decidieron a cruzar el Estrecho a nado, decidieron que sirviera para recaudar fondos para una causa solidaria, y eligieron que se destinara a becas Ictus Infantil de Cáritas Diocesana de Jerez y el Instituto Chárbel de Jerez, gracias a la que cinco menores de entre dos y ocho años con daños cerebrales adquiridos (DCA) recibirán tratamientos neurorrehabilitadores.
“A nivel físico estamos listos, deseando que llegue el viernes”, dice Eduardo, quien relata que los tres hermanos se apoyan mutuamente. “Cuando alguno desfallece, los otros están para recogerlo y empujar”, dice. El reto, llamado Cruce del Estrecho a nado para los niños con ictus, lleva recaudados más de 9.000 euros en migranodearena.org, una plataforma de micromecenazgo a través de la que todavía se puede donar a la causa, una cuenta que gestiona Cáritas Diocesana.
Alba es una de las menores a las que beneficiará lo recaudado por Mariano, Eduardo y Joaquín Gómez Beser. La pequeña, con apenas catorce meses de vida, se cayó de un tercer piso, lo que le ocasionó daños cerebrales. “Pero gracias a la fuerza de los médicos que tenemos en la UCI pediátrica, que son verdaderos ángeles, la pudimos sacar adelante”, cuenta su padre, Sergio Ramos. “Le quedaron muchas secuelas”, explica, pero desde que está asistiendo a rehabilitación en el Instituto Chárbel “su mejoría es notable”, dice.
"Es muy duro”, cuenta Sergio, quien tuvo que ver cómo su hija, que empezaba a andar y a hablar, tuvo que empezar de nuevo. “Era una niña que no andaba, que apenas sostenía el tronco y la cabeza…”, relata. “Ahora empieza a balbucear palabras”. La pequeña Alba acude doce horas a la semana a Chárbel, unas sesiones que tienen un alto coste. Sergio cuenta que, gracias a lo recaudado en eventos disfrutan de la mitad de la beca que ofrece el centro. “Nosotros pagamos 1.600 euros mensuales y el resto lo costea la beca”, cuenta. “Si no fuera por eso, no podríamos”.
Joaquín, Eduardo y Mariano Gómez Beser, tras un entrenamiento en la playa.
David, que tiene ahora nueve años, será otro de los beneficiarios del reto de los hermanos Gómez Beser. Con siete, sufrió una parada cardíaca. Estaba en un camping y se disponía a servirse comida cuando, de repente, se quedó paralizado y llegó a estar cinco minutos sin que le llegara oxígeno al cerebro. Uno de los presentes logró reanimarlo antes de que la ambulancia lo trasladara al Hospital Puerta del Mar de Cádiz, donde estuvo 15 días en la UCI en coma inducido, de donde salió con daños cerebrales. Su abuelo, Manuel, cuenta a lavozdelsur.es que su nieto tuvo que “empezar de nuevo” a aprender a leer o a escribir y que está progresando mucho desde que asiste a las sesiones en Chárbel.
“El trabajo que hacen allí es increíble”, dice Manuel, quien agradece que se lleve a cabo este reto, porque “hay mucho desconocimiento sobre los daños cerebrales adquiridos, y más en niños”, y servirá para arrojar luz sobre una realidad que muy pocos conocen. “David ha vuelto a nacer y nos ha conocido —ha perdido la memoria—, para nosotros que haya personas que se preocupen por cubrir lo que no cubre la Seguridad Social ha sido una inyección de moral muy grande”, apunta el abuelo de David.
Además de Alba y David, los pequeños Dilan, Juan y Lucía son los otros tres beneficiarios de las becas Ictus Infantil, a las que el Instituto Chárbel destina unos 50.000 euros anuales para someter a neurorehabilitación a cinco menores. De momento, el objetivo inicial del reto está superado, ya que se plantearon recaudar 5.000 euros y ya superan los 9.000 euros, “pero todo lo que venga será bienvenido”, cuenta Eduardo Gómez Beser, ya que “cuanto más fondos se recauden más sesiones se podrán hacer”.
El viernes 1 de noviembre es el día para el que Eduardo, Mariano y Joaquín se llevan preparando más de un año, entrenando varias veces en semana, en piscinas y en mar abierto. “Si todo va bien, calculamos que podemos hacerlo en unas cinco horas”, dice Eduardo. Ese es el tiempo que prevén que tardarán en recorrer los entre 15 y 20 kilómetros que separan Tarifa, de donde saldrán, hasta las proximidades de Punta Cires. Cuando les flaqueen las fuerzas, señala Eduardo, pensarán en el día en el que los pequeños les dieron una sorpresa y acudieron a uno de sus entrenamientos en la playa. “Serán el enchufazo de energía que nos empujará a hacerlo”.
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