El campeón mundial de la UFC, Ilia Topuria, se ha convertido en una de las voces más firmes contra el bullying tras compartir públicamente la dura experiencia que vivió en su infancia. Su testimonio, dado a conocer durante un acto en el IES Antonio Fraguas Forges de Madrid, ha contribuido a reabrir el debate social sobre el acoso escolar, un tema especialmente sensible tras casos recientes como el de Sandra Peña, que han generado una ola de conmoción y reflexión en todo el país.
El luchador, nacido en el seno de una familia humilde, recordó que en su juventud fue víctima de acoso por parte de chicos mayores que le exigían dinero o intentaban quitarle la ropa. "Los mayores me querían quitar el dinero y las prendas", explicó ante un grupo de estudiantes.
Reconoció que solo cuando reunió el valor de contárselo a su hermano logró poner fin a aquella situación. "Tuve el valor de contárselo a mi hermano y poner orden", relató, subrayando la importancia de pedir ayuda y no guardar silencio frente a la violencia.
"Mis sueños pesaban más"
Topuria quiso trasladar un mensaje de esperanza a los jóvenes, recordando que siempre hay un camino distinto al del miedo o la rendición. Explicó que en la adolescencia muchos se enfrentan a una encrucijada entre "el trabajo duro o las drogas y el alcohol", y confesó haber sentido la tentación del camino fácil. Sin embargo, sus objetivos le ayudaron a mantenerse firme: "Mis sueños pesaban más".
El campeón defendió que las drogas representan "la salida fácil, el recurso a corto plazo", pero advirtió que todo lo que se consigue sin esfuerzo "deja de funcionar". Por eso, insistió en la necesidad de "terminar de una vez por todas con las dos cosas que más nos afectan: las drogas y el bullying".
Concienciación y debate social
El relato de Topuria ha adquirido especial relevancia en un momento en el que España busca fórmulas efectivas para frenar el acoso escolar. Su historia personal conecta con la de tantas víctimas que, como Sandra, han sufrido las consecuencias del bullying. Su mensaje, sencillo pero contundente, ha servido para recordar que la valentía de hablar y pedir ayuda puede salvar vidas y abrir camino a la concienciación.




