Granada tiembla, 600 terremotos en dos meses: "No sabemos hasta cuándo durará el periodo actual"

El Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra y el departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada estudian los movimientos sísmicos en una provincia que se encuentra entre las placas eurasiática y africana

Vecinos de Granada, en la calle tras los terremotos de los últimos días. Foto: @Maria03091998
Vecinos de Granada, en la calle tras los terremotos de los últimos días. Foto: @Maria03091998

El entorno de Atarfe y Santa Fe, en la provincia de Granada, ha registrado 585 terremotos entre el 1 de diciembre y el 28 de enero. Una quincena de ellos con una magnitud de tres o más grados en la escala de Richter, y 61 han sido sentidos por los granadinos. Los datos, recogidos en el informe de actividad sísmica de la zona elaborado por el Instituto Geográfico Nacional (IGN), dan buena muestra de la situación que están viviendo en una provincia que está acostumbrada a los movimientos de tierra. El mayor de esta serie ha sido de 4,4 grados, el pasado sábado 23 de enero. Desde entonces se han localizado 481 terremotos, cuatro de los cuales superaron los cuatro grados.

¿Por qué se producen estos terremotos? “Estamos en una zona de colisión entre dos grandes placas, que cuando se aproximan generan cordilleras”, explica Jesús Galindo-Zaldívar, vicerrector del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, e investigador del departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada (UGR), en declaraciones a lavozdelsur.es. “El movimiento continuo de las placas produce saltos discontinuos en la zona de fallas”, agrega. “Los terremotos de la Vega de Granada se producen como consecuencia de la liberación brusca de la energía acumulada en las fallas debido a este movimiento entre placas”.

Los investigadores de la universidad granadina sostienen que la causa de este enjambre sísmico, como se conoce a la consecución de terremotos, se debe a la aproximación de las placas eurasiática y africana, que se acercan entre cuatro y cinco milímetros cada año. “La sismicidad de mayor magnitud se produce entre tres y doce kilómetros de profundidad. La Vega de Granada, fracturada en su interior, constituye el bloque superior de esta zona de falla que desliza hacia el oeste-suroeste”, reseñan.

“Las placas se mueven continuamente”, dice Jesús Galindo-Zaldívar, cuando atiende a este periódico. “Estamos en los bordes de dos placas: es como si tuviéramos una goma elástica que se va estirando. Cuando el terreno no aguanta más, se produce sismicidad y deformación”, dice a modo de ejemplo. “Los periodos de mayor actividad sísmica corresponden a enjambres, con numerosos terremotos de diferentes magnitudes en localizaciones próximas. Se desencadenan cuando la actividad de una falla produce un efecto dominó y dispara la actividad de otras fallas próximas”, apunta el investigador.

Las investigaciones de la UGR concluyen que la zona de deformación se prolonga por el sureste de la Vega de Granada hacia las localidades de Padul y Dúrcal, alcanza el mar de Alborán —donde tuvo lugar una serie sísmica en 2016— y se extiende hasta la ciudad marroquí de Alhucemas, donde un terremoto de 7,2 grados provocó cuantiosos daños y 600 fallecidos en 2004. El equipo investigador analiza así las estructuras activas de la Cordillera Bética, el mar de Alborán y la región marroquí del Rif.

Terremotos de mayor intensidad registrados en la provincia de Granada desde el siglo XVII.
Terremotos de mayor intensidad registrados en la provincia de Granada desde el siglo XVII.

Pero, ¿es posible predecir terremotos? “No, pero se pueden saber las magnitudes máximas que se pueden alcanzar”, responde Jesús Galindo-Zaldívar, vicerrector del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra. En Granada, al tratarse de fallas pequeñas —de una decena de kilómetros—, es esperable que los movimientos no superen los cinco grados en la escala de Richter. Nada que ver con las de países como Japón o Chile, que provocan terremotos por encima de los siete grados con más asiduidad —el mayor de la historia, de los registrados, tuvo lugar en Chile en 1960, cuando la magnitud llegó a los 9,5 grados—.

“Las fallas van deformando poco a poco el terreno, podríamos saber cuál es la deformación máxima que aguanta el terreno antes de que ocurra una falla”, cuenta Galindo-Zaldívar, “pero para eso hace falta inversión”. “En la UGR tenemos equipos estupendos pero falta gente que los pueda utilizar y dinero para sacarlos al campo”, sostiene el investigador. “No sabemos hasta cuándo durará el periodo actual, suele durar semanas”, apunta. Desde principios de diciembre, van casi 600 terremotos.

La Red Sísmica Nacional cuenta con más de 100 estaciones de velocidad y 130 estaciones de aceleración repartidas por todo el país para monitorizar la actividad sísmica en tiempo real. En Granada hay tres estaciones sísmicas de velocidad y 22 de aceleración —ocho de ellas en la zona donde se están produciendo los terremotos—. El Instituto Geográfico Nacional (IGN) asegura que "la sismicidad registrada es habitual en esta zona, que se enmarca dentro del sector central de las cordilleras Béticas, una de las regiones con mayor actividad sísmica de la Península Ibérica, fruto de la convergencia entre la placa africana y euroasiática”.

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Terremotos registrados en Granada entre diciembre de 2020 y enero de 2021. Fuente: IGN

Los mayores terremotos de Granada

La provincia granadina ha sufrido importantes terremotos a lo largo de la historia, siendo la cuenca de Granada la zona más activa sísmicamente. El más antiguo del que se tiene constancia ocurrió en 1431 al sur de Granada, con una intensidad macrosísmica de 8-9 grados, produciendo grandes daños en la Alhambra. El más virulento fue el de 1884, en Arenas del Rey, que alcanzó una intensidad de 9-10, produciendo 839 víctimas mortales.

Los terremotos de 1531 en la cuenca de Baza tuvieron una intensidad ocho-nueve y el de 1804 en la cuenca de Dalías, una intensidad ocho-nueve, que produjo gran destrucción en Dalias, Berja y Roquetas y 407 víctimas. Con intensidad de ocho están los movimientos registrados en 1806-1807 en Pinos Puente. En 1918 se registró un terremoto de siete grados en Santa Fe, y de la misma intensidad en Atarfe en 1918. 

A mediados del siglo XX, los mayores terremotos fueron de magnitud 5,1 en Armilla (1955), y de cinco grados en Purchil, con una intensidad máxima de siete-ocho grados. El IGN recoge que, en las últimas décadas, se han producido varios terremotos de magnitud de cuatro grados en la zona del actual enjambre sísmico, como los terremotos de Atarfe y Santa Fe de 1986 y 1996 —ambos de intensidad máxima de cinco— o el terremoto de Chauchina de 2018, de intensidad cuatro. Los mayores terremotos sentidos en el último siglo fueron de 7,8 grados en 1954 y de 6,3 grados en 2010, aunque a una profundidad de más de 600 kilómetros, por lo que no produjeron daños.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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