Irse sin pagar de las gasolineras es un comportamiento cada vez más extendido. Los simpas se las apañan para salirse con la suya recurriendo a distintos sistemas y su número crece provocando la preocupación de organizaciones como la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio Comunidad de Madrid (AEESCAM), que alerta de un aumento desmesurado.
En el País Vasco, se han registrado 500 denuncias y aún no ha acabado el año. El alto precio del combustible ha dado lugar a que haya personas que opten por cometer un delito. Para ello sigue diversos modus operandi, desde salir corriendo en cuanto han acabado de repostar hasta negarse a pagar por afirmar que le han dado más combustible de lo que había pedido.
Algunas acciones son más difíciles de detectar porque llegan a usar las nuevas tecnologías como vía para comerter el robo. Según El Debate, los delincuentes eligen pagar con el teléfono móvil, donde han grabado previamente el sonido de un datáfono que indica que el pago se ha realizado de forma correcta. Acercan el móvil al aparato y reproducen la grabación. Al sonar igual que el terminal, los dependientes creen que la operación ha finalizado sin problemas y no se percatan del truco hasta que comprueban que no sale ningún recibo. Para entonces, los ladrones ya han salido del lugar.
Hacer un 'simpa' es un delito
No abonar el importe correspondiente en una gasolinera está tipificado como una estafa por delito leve. Es decir, los infractores deberán pagar una multa económica normalmente inferior a los 400 euros. Así, deben hacer un pago diario de entre 1 y 3 meses más devolver el combustible robado. Si son reincidentes, el delito se recoge como agravante y las penas pueden acarrear prisión menor.
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