“Es un honor recibir tantos premios, pero no se acostumbra uno”, dice Juan José Lucero (Rota, 1978), al otro lado del teléfono. En la Gala del Día de Rota, en el Día de la Provincia… son varios los reconocimientos recogidos por Lucero y su padre Juan, parte imprescindible en esta historia. La foto de ambos en la orla universitaria de Juan José, de la que fue su segunda carrera, recorrió todo el país. “Papá de Juan José y de todos…”, se podía leer bajo la fotografía de Juan Lucero, un padre que lleva toda la vida luchando lo indecible para ayudar a su hijo a conseguir sus sueños.
Los informativos y medios de comunicación de todo el país empezaron a interesarse por Lucero a raíz de la foto, a propuesta de la empresa Todo Orlas. “Yo no lo esperaba, ni mucho menos, fue un revuelo. Los primeros días estaba súper saturado”, cuenta Juan José a lavozdelsur.es. “Soy una persona a la que no le gusta salir en los medios, me gusta más pasar desapercibido”, confiesa. Hasta lo llamaron de Moncloa para que fuera a Madrid. “Ni mijta”, contestó el roteño, más centrado en sus estudios que en actos protocolarios o políticos.
Juan José Lucero, a sus 40 años, es graduado en Matemáticas y en Educación Primaria. Ahora estudia para sacarse el nivel B1 de inglés, para conseguir el título de la última carrera que terminó. Luego no sabe qué hará. “Aún no lo tengo decidido”, dice. Entre las opciones que baraja están cursar un máster de profesorado para ejercer la docencia, una de sus pasiones, o prepararse oposiciones. “Como suelo decir, paso a paso y despacito”, señala.
Desde pequeño tenía claro que quería estudiar algo relacionado con las matemáticas, que siempre se le han dado muy bien. Desde que empezó su etapa educativa en el CEIP San José de Calasanz de Rota, pasando por el instituto, hasta las facultades de Matemáticas y Ciencias de la Educación de la Universidad de Cádiz, Juan José siempre ha encontrado mucha ayuda, de compañeros, profesores y, cómo no, de su padre. Juan Lucero, siempre que su trabajo se lo permitía, acompañaba a su hijo a clase y se desplazaba con él, pasando horas y horas en la cafetería o en los alrededores de la facultad, paseando.
Las únicas barreras que encontró Juan José durante su formación fueron arquitectónicas. “Nunca me han tratado diferente”, comenta el roteño, que se desplaza en silla de ruedas desde su más tierna infancia, ya que Juan José es una persona con una discapacidad que le impide caminar o escribir, pero con un cerebro que no para de inventar y de superar retos. “Durante todas mis etapas educativas, mis compañeros y el profesorado siempre han estado ahí”, comenta. “No tengo ninguna queja. He tenido a profesores que involucraban a la clase entera para unirnos más y hacer que me integrara”, dice, ya que nunca fue a un centro especializado, más que a centros públicos de educación, a la misma clase que sus compañeros.
Juan José se quedó huérfano de madre cuando tenía apenas seis meses. Desde entonces, su tía Carmen ejerció ese papel. “Todo lo ha conseguido por su esfuerzo. Si estudias y luchas, lo tienes”, expresó Carmen, durante la gala de premios que reconoció a su sobrino en Rota. “Mi padre y toda mi familia siempre han estado ahí para todo”, señala Juan José. “Cuando empecé a estudiar no había ninguna persona con discapacidad en un colegio normal, entre comillas, o ibas a un centro de educación especial o te quedabas en casa”.
Él rompió con todo eso, siendo uno de los primeros alumnos con discapacidad de Rota que asistió a un colegio público. Además, todos sus exámenes son orales. "Es un plus de dificultad. No es lo mismo hacer ejercicios en una hoja e ir borrando, que tener que enfrentarte al profesor, que te deja rectificar, pero tienes que hacer las cuentas mentalmente", cuenta. Así terminó la carrera de Matemáticas. "Me gustaría ver a alguno haciendo los exámenes de esa manera", dice socarrón.
Su historia, dice, espera que sirva de "inspiración" para otra gente, "no solo para personas con discapacidad". "Si por mí fuera, no recibiría ningún premio ni saldría en los medios, pero lo hago para que quien me vea sepa que si quieres, puedes hacerlo. Con esfuerzo todo se consigue", relata Juan José. Él lo sabe bien.
Junto a su inseparable padre, que lo ayuda a comer, vestirse y desplazarse, ha ido cumpliendo etapas, aunque ha mejorado su adaptación. Ahora tiene un ordenador que maneja con la vista, enciende o apaga luces con una orden, y su cama se inclina o reclina según lo necesite. "Aunque sigue habiendo barreras arquitectónicas", insiste. De hecho, no pudo cursar las prácticas como profesor en el colegio en el que estudió, como le hubiera gustado, porque no tenía ascensor. "Hay que dar todavía muchos tironcitos de oreja a los políticos", expresa.
Juan José también tiene el carné de entrenador de fútbol base, que se sacó junto a un amigo mientras cursaba bachiller. "Voy poco a poco, poniéndome retos", dice, por lo que tampoco descarta utilizarlo algún día. O, quien sabe, si contribuir en el equipo de sus amores, el CD Rota, al que sigue desde muy pequeño. "La docencia me gusta, tanto Primaria por la carrera de Magisterio, como Secundaria y bachiller al tener la carrera de Matemáticas. Me da igual una cosa que otra", agrega.
¿Pensó en abandonar alguna vez?
Lo que empiezo, lo termino. Tardo más tiempo o menos, pero termino consiguiéndolo. No soy de los que se echa atrás.
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