El 3 de de julio de 2016 un vídeo, publicado en redes sociales, se hizo viral. En él se mostraba la contaminación por vertido de aguas fecales a pocos metros de las playas portuenses, un hecho que provocó la indignación entre la ciudadanía y colectivos ecologistas, sin que hubiera una respuesta por parte de las autoridades competentes. Justamente tres años después, a finales de junio, un episodio de contaminación en la emblemática playa de Fuentebravía, obliga a prohibir el baño durante seis días, sin haber esclarecido ninguna administración aún sus causas.
Por esas fechas, varias embarcaciones de pescadores que se encontraban en la misma zona, denunciaron por sus emisoras de radio que se estaba produciendo un gran vertido de aguas con "olores fecales y gran turbidez", según declaran a lavozdelsur.es. Lo hacían a escasos 300 metros de los corrales de El Puerto de Santa María, entre las playas de El Buzo y La Muralla. El origen, según estos, era el salidero de la depuradora de aguas de la empresa municipal de aguas Apensa, que según ha denunciado en numerosas ocasiones Ecologistas en Acción, funciona deficientemente. La propia, Apemsa, empresa mixta y semiprivatizada, ya advirtió en enero de 2018 que la depuradora (EDAR) Las Galeras se encontraba “prácticamente al límite de su capacidad”, tras cerca de 24 años operativa.
Así, días después del incidente, y según comunican estos pescadores, la Consejería de Medio Ambiente embarcó a dos de sus inspectores en una de lanchas para denunciar el vertido y confirmar su procedencia, ya interrumpida. Acto seguido, declararon que las aguas eran aptas para el baño.
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"Los vertidos de aguas no son constantes, se hacen de forma aleatoria", afirman los pescadores, que tienen sospechas de que estas sean las causantes de la contaminación de las playas portuenses. Una contaminación que no es detectada porque precisamente los vertidos no coinciden con los días de análisis por los operarios de Medio Ambiente o de Apensa, según afirman a este medio. “Nos han dicho que la vida de esas bacterias es relativamente corta y que contaminan solo aguas cercanas a los vertidos. Pero lo que nosotros sabemos es que un día con una marea de más de 80 grados", sostienen. De esa forma, las aguas fecales pueden situarse "a dos millas en menos de una hora y si es en bajamar, la corriente la lleva en el sentido de Fuentebravía", añaden. Una circunstancia que a su juicio podría explicar el episodio vivido recientemente en esta playa portuense.
Sospechan que se falsean los vertidos
Los pescadores creen que se están tomando las muestras de la calidad de las aguas de las playas portuenses con los días que no se están haciendo estos vertidos y se preguntan si darían los mismos resultados las analíticas oficiales los días de vertidos de Apensa. En esa línea, Joaquín Paloma, de Ecologistas en Acción, reconoce a este medio que el colectivo tiene "constancias claras" de que los vertidos se producen, algo que se demuestra con las analíticas que hace la Junta de Andalucía de la depuradora de El Puerto". "Nunca tienen los parámetros que debe tener, siempre los tiene muchos más altos y en momentos puntuales tiene picos horrorosamente altos, motivo por el cual tiene algunos expedientes abiertos", explica.
Una niña corriendo tras un baño en la playa portuense de Fuentebravía. FOTO: MANU GARCÍA.
El mayor problema para Paloma, es además, la negación de esta evidencia por parte de los gestores de la depuradora, que en el Consejo de Administración de Apensa, donde figura el alcalde de El Puerto como presidente, no consideran las analíticas oficiales de la Junta de Andalucía. "No se fían, cuando estas pruebas las hace la Junta de Andalucía con un análisis certificado", dice. La excusa, según el ecologista, es que las pruebas se hacen en Palmones. "Ellos hacen sus propias analíticas, no certificadas, que le dan resultados muchos mejores", comenta indignado.
En esa línea, Ecologistas señala que la empresa municipal ha trabajado en los últimos años en reparar el emisor que está a 300 o 400 metros de La Muralla sin éxito. "Al final acaba reventando y el olor se nota en la costa pero no se sigue haciendo nada... el problema sigue existiendo", expone. Para Paloma, la depuradora está mal gestionada, "también administrativamente", porque asegura que la concesión lleva caducada casi tres años. "La realidad es que nos cuesta cuatro millones de euros todos los años y los resultados no son rentables".
Este colectivo, conocedor de la denuncia de los pescadores, anima a que la ciudadanía informe a Medio Ambiente de forma inmediata cuando se produzca un episodio similar, para que la denuncia tenga efecto y los vertidos no desparezcan al poco tiempo de producirse.