La anécdota es real: comparecían en una rueda de prensa Felipe González, Manuel Chaves y Gaspar Zarrías en la localidad de Castellar de la Frontera cuando un periodista le preguntó a Felipe González si sería partidario de hacer coincidir las elecciones generales con las autonómicas andaluzas.
A su lado, Chaves puso cara de póquer porque antes de que contestara el ex presidente del Gobierno, González miró sonriendo al presidente andaluz y exclamó: "Yo que tú, Manolo, las convocaba a la vez".
Y la realidad es que esa cuestión trajo siempre buenos réditos electorales al PSOE en varias legislaturas, pero ahora, según fuentes del Partido Socialista, los alcaldes no quieren ni oír hablar de hacer coincidir los comicios locales —fijados para el próximo 28 de mayo— con las generales, cuestión que se ha llegado a barajar en su momento.
Pedro Sánchez tendrá que ajustar su gabinete, teniendo en cuenta los plazos de las elecciones municipales porque, entre otras cosas, la ministra Reyes Maroto tendrá que abandonar su cargo para iniciar la campaña de las elecciones municipales al Ayuntamiento de Madrid, igual que la actual ministra de Sanidad, Carolina Darías, a la alcaldía del Ayuntamiento de Las Palmas.
Algunos observadores políticos creen que pese al tsunami vivido en los últimos días con el asunto de la valla de Marruecos el ministro del Interior Grande Marlaska podría salir en ese ajuste de gobierno. De entrada serían tres ministerios —Sanidad, Industria e Interior—, sin que nadie sea capaz de resolver la ecuación del pacto con Unidas Podemos y el futuro de la ministra de Igualdad Irene Montero.
En las últimas semanas en el entorno socialista de Madrid se comenta que sería necesario incorporar al menos un nombre andaluz “con futuro, capacidad y trayectoria” y sustituir al actual delegado del Gobierno por una persona con más iniciativa política dado el complicado año que les espera, con aires de recesión.
Otra variable, una duda clave, es si Pedro Sánchez esperará hasta Semana Santa para su reajuste de Gobierno o si lo hará el primer martes laborable —10 de enero— tras las vacaciones navideñas.
Los más escépticos creen que el presidente apurará los plazos legales y no hará experimentos dada la fragilidad de su posición parlamentaria, pero advierten que ya tiene presupuestos generales para 2023. “Esa es una clave y la otra se llama Boletín Oficial del Estado, no necesita mucho más” afirma un veterano socialista con experiencia de Gobierno pero desilusionado por las deslealtades al presidente y su "pésima" estrategia de comunicación, "todo un desastre".
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