Moreno sigue con su tacticismo: evita criticar a Meloni mientras sigue llegando a acuerdos con Vox

La valoración en el PP sobre el triunfo de la fascista italiana ha sido prudente; al mismo tiempo, Vox celebraba los resultados de sus homólogos

Meloni y Abascal durante un acto de Vox en Marbella.
Meloni y Abascal durante un acto de Vox en Marbella.

La política más que una partida de ajedrez es como un torneo infinito. Cada movimiento vale y cuando termina una partida comienza inmediatamente la siguiente. Por ejemplo, en el Partido Popular andaluz ya están jugando la partida de las Elecciones Generales que se celebrarán en poco más de un año. No es algo oculto ni algo que sus dirigentes eviten comentar. El propio portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía decía en una entrevista para lavozdelsur.es que uno de los objetivos del mandato de Juanma Moreno era ayudar a Feijóo a llegar a La Moncloa.

La mayoría absoluta de Juanma Moreno cambió la coyuntura, pero de momento no ha cambiado la estructura del panorama político español. Esto quiere decir que la política nacional aún se juega en bloques y, por lo tanto, si Feijóo quiere ser presidente va a necesitar al partido que se sitúa a su derecha y del que no le gusta demasiado hablar: Vox. Otra opción es que el enfrentamiento entre Vox y Olona acabe con el partido disuelto, es una posibilidad que está ahí, pero ese escenario aún no ha llegado y no sabemos si llegará.Sí sabemos que hasta el momento, los populares no han rechazado pactar con la extrema derecha cuando lo han necesito.

El triunfo de Giorgia Meloni ha supuesto un nuevo escenario en Europa. Una de las economías más potentes de la zona Euro va a estar gobernada por una persona que abiertamente se ha declarado fascista. No sólo eso, sino en la coalición que ha liderado la extrema derecha italiana están presentes los homólogos del Partido Popular. Hasta ahora, los nuevos movimientos de extrema derecha que emergían en Europa propiciaban un debate sobre su denominación correcta. Muchos académicos rechazaban el término fascista para dirigirse a estas fuerzas políticas aunque el espectro ideológico que abarcaban fuera similar.

En Vox, por ejemplo, hay varios aspectos claves. Uno de ellos - seguramente el principal - es que muchos de sus dirigentes formaron parte del Partido Popular en años anteriores, por lo que se trata de una escisión ultraconservadora que sin responsabilidades de gobierno puede mostrarse de forma más natural. La otra es que el programa económico de Vox es neoliberal, por lo que esto no ha incomodado en ningún momento al PP - Moreno pactó tres presupuestos - ni a Ciudadanos, más allá de las estrategias cambiantes de los naranjas.

La formación de Santiago Abascal ha mostrado claramente su afinidad por Meloni tanto antes de las elecciones como ahora que ha resultado ser la candidatura más votada en Italia. Meloni participó en un mitin de Olona durante la campaña de las andaluzas. Algunas voces señalan que aquel radicalismo provocó que Juanma Moreno consiguiera la mayoría absoluta al mostrarse como voto útil. Meloni habló de rechazo al "lobby LGTBI", de la "familia natural" o de la "universalidad de la cruz". Todos términos de otra época.

Una vez superada la primera partida, la de las andaluzas, toca pensar en la siguiente, que serán las generales (municipales mediante). Todo ello provoca que el PP andaluz pueda reconfigurar sus posiciones con la tranquilidad y el colchón que supone una mayoría absoluta de la que poder tirar cuando es necesario.

Moreno ha tenido la oportunidad esta semana de cuestionar las ideas de Meloni, pero no lo ha hecho. Y si lo ha hecho ha sido de forma prudente. La valoración del presidente de la Junta de Andalucía sobre las elecciones italianas se ha quedado en un "espero que respete los valores y los objetivos de la Unión Europea".

"Respeto la voluntad de los ciudadanos italianos, la democracia consiste en eso, la mayoría ha decidido que sea la primera ministra, por tanto va a ser ella. Espero que respete los valores y los objetivos de la UE y nuestros valores más allá del respeto a la democracia y el respeto a la diversidad". Tras esto, afirmaba que "algo estamos haciendo mal cuando no somos capaces de ocupar el centro político". 

La relación de Moreno con "los Melonis" españoles

La falta de contundencia de Moreno con la extrema derecha no es nueva. A pesar de presumir constantemente de moderación, nunca ha esquivado a Vox. Fue socio fundamental durante la anterior legislatura cuando los populares necesitaban su apoyo para lograr una mayoría parlamentaria. Pero en los tres meses que llevamos de nuevo mandato, tampoco parece que el PP esté incómodo con sus frecuentes acercamientos a Vox.

La primera decisión que tomó el PP con su mayoría absoluta fue ceder un sillón en la mesa del Parlamento de Andalucía al partido de extrema derecha. Aquello no ha sido el único acuerdo en estos primeros 100 días de legislatura. Esta misma semana, PP y Vox han pactado el reparto de la dirección de Canal Sur con una negociación en la que también estaba involucrado el PSOE. Todo ello ha provocado un gran malestar en los grupos de izquierdas que completan la Cámara.

A nivel nacional la situación de los populares no es muy distinta. De forma más o menos incómoda, la formación de Feijóo cuida las relaciones con su socio preferente los necesite o no para gobernar. Apenas hubo problemas para formar una coalición en Castilla y León, donde Vox entró por primera vez en un Gobierno, aunque la mayor sintonía está en Madrid. Isabel Díaz Ayuso necesita los votos de la extrema derecha - al menos su abstención - para cada movimiento que realiza, pero de todos los dirigentes populares es la que menos incómoda está. Ayuso, incluso, llegó a reconocer que tenía cosas en común con la triunfadora italiana y puso el foco en la derrota de la izquierda.

La tibieza ha sido una posición generalizada en el Partido Popular durante estos días. Rechazan que sea extrapolable, pero miden sus opiniones al milímetro para no tensar una relación a su derecha que puede ser fundamental en el camino de Feijóo a la Moncloa. "No tiene nada que ver la política italiana con la política española y quién quiera extrapolar los resultados se equivoca". "No creo en el efecto contagio a España", sentenció en la misma línea otro presidente 'popular'.

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Emilio Cabrera.

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