Los 'influencers' de la política andaluza: Teresa Rodríguez no tiene rival en las redes

Sólo la candidata oficiosa de Vox, Macarena Olona, se acerca en número de seguidores a la diputada gaditana. Ambas doblan al presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno

Teresa Rodríguez, teletrabajando en casa durante la pandemia.
Teresa Rodríguez, teletrabajando en casa durante la pandemia.

Hablar de política en el siglo XXI se ha convertido en hablar de las redes sociales. Desde que surgieron en el segundo lustro de los años 2.000, no han parado de crecer y ganar influencia en la opinión pública. En un inicio incluso fueron germen de movimientos que resultaron indetectables para los medios de comunicación tradicionales y para los propios partidos políticos. El 15-M no se explicaría sin redes sociales. El nacimiento de Podemos, tampoco.  

Posteriormente también fue clave para el auge de Vox, aunque aquí los medios y los partidos de siempre ya se habían adaptado al funcionamiento. El poder de estas herramientas es tal que su uso es capaz de decantar elecciones. Ocurrió en la llegada de Trump al poder y ocurrió con el triunfo del sí en el referéndum sobre el Brexit.

La realidad es que todas se pueden usar como herramienta de comunicación política. Podemos incluir también las aplicaciones de mensajería. En los últimos meses parece que hay una apuesta de algunas formaciones por el uso de Tiktok para atraer a la población joven. Facebook sigue siendo la red con mayor número de usuarios en España. Sin embargo, la que tiene a un público con mayor interés por la política es Twitter pese a que su penetración en la población española no es excesiva. La relevancia de la red social es tal que en muchas ocasiones las primeras reacciones se esgrimen a través de un tuit del que se hacen eco los medios.

El estudio Digital News Report España 2021 que realizan cada año la Universidad de Navarra con Reuters señala que “los políticos o activistas políticos disponen de una atención mayor entre los usuarios de Twitter (10%)”. Otra cosa que hace relevante a esta red social dentro de la política es la predisposición de sus usuarios por la actualidad, “tres de cada diez usuarios de Twitter perciben esta plataforma como un ‘buen lugar para obtener las últimas noticias’ (34%). Este porcentaje es mucho mayor en determinadas franjas de edad.

En la política andaluza hay una dominadora clara en esta plataforma. Nadie es capaz de plantarle cara a Teresa Rodríguez en Twitter. La gaditana tiene 350.000 seguidores en la red social, más del doble que, por ejemplo, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, que es el segundo de los parlamentarios andaluces con mayor seguimiento en esta red. En Instagram se cambian las tornas.

Si algo caracteriza Twitter es la posibilidad de interacción que permite entre los políticos y la ciudadanía. Y además lo permite casi a tiempo real. De esto no rehúye Rodríguez ya que es habitual verla debatir con personas de a pie. Sin embargo, esto no es lo que ocurre con todos. Muchos políticos han convertido la plataforma en un mero altavoz unidireccional que limita sus funciones.

La profesora Campos-Domínguez explica en uno de sus artículos que “los políticos rara vez hacen uso de las réplicas en este medio de tal forma que resulta muy fácil crear una cuenta y mantener cierta presencia, pero mucho más difícil gestionar el debate e interactuar con otros actores”. En este sentido, podemos identificar el éxito de Teresa Rodríguez con otro de los aspectos que describe la académica, “en Twitter prima la espontaneidad y la inmediatez, lo que puede fomentar un intercambio fluido de la conversación y debate político”.

Lo llamativo de Teresa Rodríguez es que su liderazgo en las redes va más allá de las formaciones políticas. Actualmente se encuentra en una que ni siquiera tiene grupo parlamentario, pero es capaz de seguir manteniendo a aquellos que le prestaron su atención cuando emergió Podemos. El resto de políticos andaluces – con su actuación política delimitada al ámbito andaluz – que consiguen cierta relevancia en la red social lo hacen, principalmente, por sus cargos.

De ahí a que los siguientes más seguidos sean la mayoría de consejeros de la Junta, liderados por Juan Marín, Elías Bendodo (ambos más de 30.000 seguidores) y Javier Imbroda (alrededor de 25.000). En la próxima legislatura también habrá que sumar a Juan Espadas, que actualmente suma 43.000 seguidores, lo que le permite tener el altavoz que le falta al no ser parlamentario. Sin embargo, todos ellos tienen algo en común que les diferencia de Teresa Rodríguez, el uso de sus cuentas es completamente institucional, para promocionar sus actos y discursos.

Precisamente, el PSOE actualmente no cuenta con perfiles que tengan un especial tirón en redes. Susana Díaz, por su parte, supera los 170.000 seguidores, muy lejos de cualquier diputado actual del grupo parlamentario. De hecho, José Fiscal, portavoz en la época de Díaz, cuenta con más seguidores que las actuales cabezas visibles del PSOE-A como son Ángeles Férriz y María Márquez. Ambas rondan los 5.000. La visibilidad que ofrecieron los gobiernos de Susana Díaz sigue perdurando en el tiempo hasta el punto de que sus afines siguen siendo los que mantienen mayor notoriedad. Es el caso de Verónica Pérez, del círculo cercano de Díaz, exsecretaria general del PSOE de Sevilla y actual miembro de la Mesa del Parlamento.

Algo habitual es ver a determinados perfiles con un número considerable de seguidores que prácticamente coincide con el número de seguidos. Este hecho se da con el diputado Toni Martín, uno de los más activos que hay en las filas del Partido Popular y que cuenta con 24.000 seguidores, pero también sigue a 22.000 personas. Es un patrón que también es muy visible en las filas del Partido Socialista. Otros populares con relevancia están acompañados de un cargo que les ofrece visibilidad. Es el caso de Loles López, secretaria general andaluza; Virginia Pérez, presidenta en Sevilla; José Antonio Nieto, portavoz del grupo o Esperanza Oña, vicepresidenta del Parlamento y con una amplia trayectoria.

El caso más significativo a la hora de hablar de influencers en la política andaluza es el de Fran Carrillo, diputado de Ciudadanos. Carrillo está prácticamente apartado en el grupo por sus desavenencias con la dirección, tanto andaluza como nacional. Sin embargo, sus tuits tienen un gran calado en toda la derecha del país. No supera los 10.000 seguidores, pero, desde luego, es uno de los parlamentarios andaluces más relevantes en redes. En una entrevista para lavozdelsur.es él mismo denunciaba que, pese al éxito que tenía habitualmente, la cuenta nacional del partido llevaba dos años sin compartir un tuit suyo. En comparación, Teresa Pardo, actual portavoz de Ciudadanos en Andalucía, ni siquiera llega a los 4.000.

En Vox y en Unidas Podemos vemos un fenómeno similar. Sus portavoces – Manuel Gavira e Inmaculada Nieto – suelen tener discursos muy relevantes en la tribuna del Parlamento, cada con su estilo. La situación que se da para ambos es que el tirón de las cuentas de sus formaciones, tanto autonómicas como nacional, es mayor que las personales.

Gavira ni siquiera es el diputado de Vox con más seguidores – lo supera por bastante Rodrigo Alonso, presidente de Solidaridad –. No se acercan a los 36.000 de Francisco Serrano, candidato de la formación a la Junta en 2018. Macarena Olona, previsible candidata, es la única que se puede comparar a Teresa Rodríguez en estos términos, también con un estilo muy propio y personal. Olona cuenta con 344.000 seguidores en Twitter, el doble de lo que tiene Moreno Bonilla. Además, no tiene rival en Instagram.

Nieto ronda los 5.000 seguidores y el uso de su cuenta es mucho más humano y personal que el de otros políticos andaluces. Aun así, el líder de su partido, Toni Valero, que tampoco cuenta con escaño, prácticamente la dobla en seguidores en esta red social. Ambos están lejos de los 40.000 fieles de Antonio Maíllo, último candidato de la formación. En Podemos, otra candidata sin escaño, Martina Velarde, también supera a los parlamentarios de la formación con 20.000 seguidores.

Con esto, parece evidente que la anterior generación de candidatos andaluces tuvo más tirón en las redes sociales que los líderes actuales. En cualquier caso, pronto toca una campaña electoral que va a ayudar a dar visibilidad pública a muchos de los políticos cuya visibilidad se ciñe al ámbito parlamentario.

Sobre el autor:

Emilio Cabrera.

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