Lo cierto es que resulta extraño acudir a un mitin en plena campaña electoral de las elecciones andaluzas del próximo 19 de junio y no ver ni una bandera de Andalucía. A decir verdad, sí que había unas cuantas en el que dio Santiago Abascal, líder de Vox, en Jerez, donde fue teloneado por el diputado gaditano Manuel Gavira y por el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo. Pero había que fijarse bien, porque solo un hombre de avanzada edad que vendía pulseras con banderas de España —buena visión de negocio, todo hay que decirlo— incluyó algunas de la blanca y verde.
El panorama cromático en la plaza Doña Blanca, lugar elegido para el acto de campaña, es rojo y gualda — alguna con el Sagrado Corazón de Jesús incluido y hasta alguna bandera carlista se ve—. Y como mucho verde, pero verde Vox. De hecho, los congregados no son andaluces, sino "españoles de Jerez" o "españoles de Cádiz", en palabras de los representantes de la ultraderecha, una formación que quiere disolver las autonomías, pero que se presenta a las elecciones andaluzas para "gobernar". El precedente de Castilla y León pesa mucho, de hecho, hasta el vicepresidente de esa comunidad hace acto de presencia en Jerez de manera sorpresiva, porque no estaba previsto.
Antes de subir al escenario los líderes de Vox, que hacen campaña sin la candidata, Macarena Olona, hay preparado un pasillo por el que pasan para saludar y fotografiarse con sus fieles, entre 200 y 300 esta vez, que no paran de ondear banderas españolas o del partido. "Usted es de Podemos, suelte esa bandera", le dice un hombre a otro, bromeando. Pero luego también hay mucho culto al líder. "Santi, campeón". "Eres el mejor". "Sus huevos ahí". Y un irónico —imagino que no premeditado— "Santi, vente para la derecha". Además de su correspondiente "viva España", claro, entre gritos de "presidente, presidente".
Quien pone el acento gaditano en su discurso es Manuel Gavira, número 1 de Vox por Cádiz al Parlamento de Andalucía, que es el único que habla de problemas más o menos cercanos. De las "trabas" que está viviendo un ganadero que ha conocido —típico recurso de político en campaña— por "las regulaciones verdes de los histéricos del clima que no han pisado un campo en su vida". O de pescadores, haciendo alusión a los que faenan en el entorno de Gibraltar, arrancando gritos de "Gibraltar español". Queda claro que Vox va a por el voto de la gente del campo y de la mar, a los que según Gavira "ha traicionado la izquierda". "Por eso empezamos la campaña en Alcalá de los Gazules, en la cuna del socialismo corrupto que los andaluces conocemos bien".
Más allá de estas pinceladas, el discurso de Vox poca o nula referencia hace a Andalucía. Más bien a su presidente. De Juan Manuel Moreno Bonilla dice Gavira que se ha dedicado a "gestionar la herencia socialista". "Hacerlo mejor que los socialistas no tiene mérito", agrega, esperando que "saquen este dichoso corte en Canal Sur", una cadena que la formación de ultraderecha quiere cerrar si llega al poder. "El PP confunde mediocridad con avance, ¿de qué cambio nos habla? Tenemos los mismos parados que dejó Susana Díaz y la misma precariedad. ¿Dónde está escrito que nuestros hijos se tengan que ir de esta tierra?", agrega Gavira, muy duro con el Gobierno andaluz de PP y Cs.
Como ejemplo de lo que puede suponer que Vox esté en el Gobierno andaluz entra en escena Juan García-Gallardo, el vicepresidente de Castilla y León —"vicenada", según dijo Juan Marín recientemente, porque cobra 80.000 euros al año sin tener funciones asignadas—. "Queremos demostrar que hay otra forma de hacer política. No hay que resignarse a progrelandia", comienza García-Gallardo su discurso, muy alejado de los problemas andaluces. Sin embargo, habla de derogar la Ley de memoria histórica, de violencia intrafamiliar o de que Vox "apuesta por la igualdad de verdad frente a esa falaz brecha de género". Para él, "los mejores guardianes del medio ambiente son cazadores, pescadores y agricultores". "Vox nunca se va a someter al fanatismo animalista y mascotista".
Para cuando empieza a hablar Santiago Abascal, plato fuerte de la jornada, el público congregado en la plaza Doña Blanca está encendido. El líder de Vox recuerda la última vez que estuvo en Jerez, en la campaña de las elecciones generales de noviembre de 2019, en el picadero de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, "un acto emotivo y masivo", según recuerda. Más masivo desde luego que el de este domingo, en el que ataca a Moreno Bonilla, a Juan Marín y a Pedro Sánchez —con el pack completo: "pacta con terroristas, comunistas y separatistas"—, pero no menciona a Juan Espadas, candidato socialista a la presidencia de la Junta.
Abascal también dice que "es muy molesto" que se les relacione con el nazismo —algo que justamente Vox ha hecho con el Gobierno central—, "pero olemos su desesperación y su miedo y eso nos alivia un poquito". Hasta llega a quejarse de que se "demoniza" a Vox y de que los medios de comunicación silencian su discurso. Sólo hay que poner la televisión o la radio por la mañana para comprobar que están completamente silenciados, claro que sí. "Manejan a los periodistas. Mi respeto por su trabajo, muchas veces en condiciones precarias, pero luego los poderosos aliados del PSOE corrupto hacen que esto no aparezca en ningún sitio", insiste Abascal. Un discurso que, a estas alturas, tiene difícil explicación.
El líder nacional de Vox asegura que la ultraderecha dará "la batalla cultural", aboga por retirar la tarjeta sanitaria a inmigrantes en Andalucía —algo que jalean los presentes—, por derogar la Ley de violencia de género o por ir contra "la dictadura de la religión climática". Santiago Abascal dice que le gustaría ser la fuerza más votada en Andalucía para gobernar y "cargarnos en 15 minutos de un plumazo toda la porquería de la izquierda". "Vox es un movimiento social y patriótico como no ha habido otro desde hace 30 años". También carga contra la memoria histórica y defiende que los presentes estén "orgullosos de sus abuelos, luchasen donde luchasen en la triste Guerra Civil". "La memoria es libre, cada uno tiene la que tiene", matiza, antes de acabar su discurso, tras el que suena a todo trapo el himno de España. Cualquiera diría que estamos en campaña de unas elecciones andaluzas.
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