El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha metido de lleno en el conflicto entre Israel e Irán. En las pasadas horas, ha bombardeado las bases nucleares de Fordo, Natanz e Isfahan. Según ha dicho Trump, ha destruido estas instalaciones, que Israel apuntaba como clave para el desarrollo de armamento nuclear.
Y lo ha hecho abriendo un escenario imprevisible. Durante décadas, la amenaza de incremento de la capacidad militar de Irán abrió telediarios de todo el planeta. Irán es una potencia en cuanto a importancia en la región, que es un polvorín desde hace más de medio siglo. De hacerse con capacidad nuclear, sería una hecatombe y prácticamente dejaría en el poder a perpetuidad al régimen de los ayatolás.
"Habrá paz o habrá tragedia para Irán, que es mucho mayor de lo que hemos vivido durante los últimos ocho días. Recuerden que hay muchos objetivos que quedan. Esta noche fue la más difícil de todas, y tal vez la más letal", ha dicho desde la Casa Blanca el presidente Trump.
Estados Unidos, desde que Jomeini llegó al poder a finales de los 70, asumió la existencia de un régimen contrario a sus intereses. Ahora es un suceso de aquel ayatolá, Jamenei, quien podría haberse acercado a ese anhelo del antiguo reino de los persas para conseguir armamento nuclear. Esa, al menos, es la tesis de Benjamin Netanyahu. "Esta noche puedo anunciar al mundo que los ataques fueron un éxito militario espectacular. Las instalaciones de enriquecimiento nuclear clave de Irán han sido completamente y totalmente destruidas".
"Quiero agradecer y felicitar al primer ministro, Bibi Netanyahu. Trabajamos como un equipo, como tal vez ningún equipo ha trabajado antes. Y hemos ido un largo camino erradicando esta horrible amenaza contra Israel", ha dicho Trump.
Ahora, como poco, parece que Estados Unidos tendrá que elevar la alerta, al igual que el resto de países de la OTAN. Está por ver si Irán ataca a Estados Unidos, a sus posiciones en Oriente. Si activos estaban los militares de Rota y Morón, es incomparable a lo que puede ocurrir ahora. Como poco, van a estar blindados y alerta ante cualquier amenaza.
"Quiero agradecer y felicitar a Bibi Netanyahu"
Y hay que recordar que no ha sido una intervención defensiva, sobre la que se especulaba, para defender a Israel. Se planteaba que la intervención de Estados Unidos llegara si la capacidad defensiva israelí caía, si se quedaba, por ejemplo, sin armamento para destruir en el aire los misiles que está lanzando Irán desde hace días. Pero no, la intervención ha sido absolutamente ofensiva.
En esta ocasión, han ganado la partida los llamados halcones, aquellos dirigentes de la administración estadounidense siempre proclives a intervenciones militares casi sin medir las consecuencias. Trump siempre llevó un argumento bajo el brazo: con él, se llevaría a cabo un cierto aislacionismo, prometía impedir guerras para su país.
Era una crítica a las administraciones de los demócratas, pero también de un predecesor como George W. Bush, que inició las guerras en Afganistán (este como represalia directa tras el 11-S) e Irak (con un argumento luego demostrado falso de que Hussein tenía armas de destrucción masiva). Ese discurso ha caído y ahora Trump encara uno de los mayores rivales para su país, el gigante iraní.





