La carta de un profesor de universidad andaluz que genera controversia en redes: "Me dedico a engañar"

El educador se queja del bajo nivel de la mayoría de alumnos: "Los grupos hoy son de unos 50 personas, de los cuales raramente viene a clase más de un 30%"

La Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada.
La Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada.

Daniel Arias Aranda, catedrático del departamento de Organización de Empresas de la Universidad de Granada (UGR) es viral en redes sociales tras una carta en su perfil del Linkedin que ha hecho reflexionar a la población.

El profesor habla sobre la educación en la actualidad y cómo la baja calidad hace mella en la sociedad y en lo jóvenes, hecho que ha podido observar gracias a sus 25 años de experiencia como educador.

“La primera asignatura que impartí fue en el curso 1997/98. Era Dirección Estratégica de la Empresa (sigo aún impartiéndola), entonces del plan antiguo de 5 años de Económicas y Empresariales. Tenía matriculados 524 alumnos en cada grupo. Algunos alumnos se tenían que sentar en las escaleras porque no cabían”, escribe y hace hincapié en la insistencia de los alumnos para aprender: “En las horas de tutoría, los alumnos hacían cola en la puerta de mi despacho”.

“Todo lo anterior es tan sólo un eco del pasado”, aclara y matiza: “Hoy me dedico a engañar más que a enseñar”.  “Los grupos hoy son de unos 50 alumnos, de los cuales raramente viene a clase más de un 30%. Los que vienen, lo hacen en su mayoría con un portátil y/o un teléfono móvil que utilizan sin ningún resquemor durante las horas de clase. Las caras de los alumnos se esconden tras las pantallas”, expone.

"Me da vergüenza mandar callar a universitarios constantemente"

“Es raro que alguien pregunte, por mucho que se les incite a hacerlo. Quince minutos antes de que acabe la clase ya están recogiendo sus cosas, deseosos de salir. Cada vez me siento más como un profesor del instituto de una serie mediocre de los 80 que como un catedrático. A menudo tengo que callarme porque el rumor generalizado se extiende por el aula y me da vergüenza mandar callar a universitarios constantemente”, dice en la carta.

El profesor cree que el nivel de la asignatura ha bajado. “Hacemos parciales tal y como establece la evaluación continua para tratar de aprobar a un mayor número de alumnos, pues un número de suspensos superior, a lo que la universidad establece como límite, conlleva una sanción que influye en el presupuesto del departamento, esclavizado a través del denominado contrato-programa”, denuncia

“El nivel de los trabajos y presentaciones de los alumnos no pasaría, en su mayoría, los estándares del teatrillo de Navidad de primaria. Pero eso, para nosotros es más que suficiente para poner un 5”, lamenta y prosigue: “Soy consciente que para vosotros, soy sólo un estímulo más que compite con las redes sociales y el vasto imperio de internet”.

“Por eso, te digo que me dedico a engañarte, querido alumno/a. Vives en una mentira que nosotros edulcoramos. Por eso, es mejor que si quieres seguir viviendo en tu burbuja, mientras puedas, no sigas leyendo, ya que voy a contar lo que hay detrás de Matrix”, dice antes de enumerar ciertos comportamientos de los alumnos.

La carta

“Te faltan habilidades básicas indispensables en estudios superiores. No tienes capacidad de expresión. Tu vocabulario es muy básico y se limita a verbos débiles (hacer, ser, estar) en lugar de específicos como desarrollar, evolucionar, ampliar, … Por ello, cuando entregas un trabajo o haces una exposición de un texto que has copiado de Wuolah, sé de sobra que no lo has escrito tú porque, para más INRI, cuando te pregunto en clase sobre el significado de esa frase, no sabes qué contestar”.

Además, habla del bajo nivel de concentración y el escaso nivel de idiomas extranjeros. “Jamás hubieras superado esta asignatura hace 10 o 20 años. De hecho, de tu clase, no más de 10 personas seguirían admitidas en estos estudios”, dice rudamente.  “Estos puntos son sólo la cima del Iceberg. Los profesores estamos hartos de formarnos en técnicas docentes multidiversas y de pelajes exóticos para motivar al alumnado”, sigue escribiendo.

“Podemos echarle la culpa a la universidad pública y tiene bastante, pero no toda. «Si quieren calidad, que se vayan a la privada», he escuchado por ahí. Y los números van apuntando en esa dirección. Quizás, el pago de una matrícula de cuatro ceros aumente la motivación en lugar de las irrisorias tasas académicas públicas”, denuncia.

Aunque el profesor asegura que hay excepciones y “estudiantes con vocación e interés eclipsados por la mediocridad imperante”, por lo que cree que hay que centrarse en ellos.

“Devolvamos al profesorado universitario las competencias perdidas como autoridad intelectual a la hora de diseñar planes de estudio, modelos de enseñanza y currículum. No podemos esperar dos años a que la ANECA dé el visto bueno a una modificación de los planes de estudio. El mundo cambia demasiado rápido para seguir impartiendo contenidos obsoletos”, aclara.

Sobre el autor:

Dora Martínez

Periodista.

...saber más sobre el autor

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído