Primero fue Montilla-Moriles y ahora Condado de Huelva: vino de pasto sin problemas con el nombre

Resulta curioso que Jerez, que propicio grandes expectativas con vinos que se conocían así, renuncie al uso de un término (no a los vinos) que están utilizando otras denominaciones de origen en su provecho

Brindis durante la presentación del nuevo vino.
Brindis durante la presentación del nuevo vino.
06 de diciembre de 2025 a las 09:32h

Condado de Huelva ha dado un paso adelante y va a acoger –lo hace ya, de hecho– vinos de pasto. Cosas de la vida, del negocio, por qué no, el primer vino de pasto onubense, 'Mariaye', ha sido elaborado por el enólogo jerezano Santiago Jordi para la bodega Marqués de Villalúa.

Condado de Huelva sigue así los pasos de Montilla-Moriles en cuando al reconocimiento e introducción en la denominación de origen (D.O.) de ‘vino de pasto’, no solo como concepto, diríamos, de vino blanco premium, sino como nombre para estos vinos, por encima de los blancos jóvenes que hace años incorporaron ambas D.O. andaluzas.

¿Y qué ha ocurrido en el Marco de Jerez? Hace ya unos meses, a finales de agosto, que el Consejo Regulador adelantó que ha comenzado a trabajar en sumar a la institución los Vinos Blancos de Albariza (nombre provisional de la nueva DO), es decir, el Consejo aspira a amparar estos vinos que comparten zona de producción con Jerez-Xérès-Sherry y Mazanilla pero como una nueva DO, no introducirlos en la propia DO (matiz, sin duda de interés), como hizo Montilla y ahora se dispone a hacer Condado de Huelva.

Con todo –y esto es un punto de vista personal– es muy reseñable que el Marco haya decidido dar la espalda también a otras dos cuestiones: que estos vinos incluyan en su futuro enunciado cualquier referencia a Jerez (de lo que hablaremos más adelante) y el destierro también del término ‘pasto’ para referirse a este vino. Sobre este aspecto en concreto no deja de ser curioso que hayan sido enólogos y bodegas del Marco las que hayan popularizado, tanto entre la crítica como los amantes del mundo del vino, una definición que, lejos de intentar mantener como propia, ha sido desdeñada, en contraposición a lo que ocurre en Huelva o Córdoba, que tienen claro que hay una oportunidad en estos vinos, no solo en el concepto sino también en el uso del nombre… que fueron, al fin y al cabo, distintas iniciativas nacidas en el Marco las que crearon interés en estos vinos (en los elaborados en Jerez, hay que insistir… lo que se ha hecho en Córdoba o Huelva ha venido después).

Una palabra que no gusta en Jerez

El tema es que ‘pasto’, como nombre, no gusta en Jerez. Este término, que se utilizaba ya en el siglo XIX para referirse a determinados vinos tranquilos, simplemente no gusta, no le suena bien a los bodegueros de Jerez, aunque va en las etiquetas de vinos exitosos como ‘El Muelle de Olaso’, de la bodega Luis Pérez, o algunos de los que elabora el propio Santiago Jordi, sin ir más lejos. Pasto (les) recuerda a ganadería, digámoslo ya. Y no deja de ser curioso ese desdén –con lo complicado que es crear una marca– que un grupo de amigos llegue a un restaurante y pida o pregunte si hay vinos de pasto (y que el camarero te entienda perfectamente, que también).

El otro tema es lo de 'Jerez'. De nuevo lo mismo: si Condado y Montilla se han abierto sin problemas a acoger ‘vinos de pasto’ en sus D.O. y hacerlo con este nombre, como ya hicieron hace años al incorporar su gama de vinos jóvenes, en el Marco de Jerez se ha querido dejar totalmente al margen esta palabra, nada de Vinos de Albariza de Jerez o similar, nada que puede confundir o siquiera evocar a la DO tradicional... aunque no se indique dónde quedan esas albarizas, algo, al final, un poco raro lo de no indicar el territorio, sin duda. O sea, sí a los nuevos vinos… pero por otro carril. Y nada de pasto, recuerden.

Esto es estrictamente opinión: lo mismo a alguna de las iniciativas exitosas que se han dado con estos vinos, las que han hecho marca, le puede parece excesiva tanta condición… y las que les esperan al quedar bajo una DO que, eso sí, va a dar el prestigio de estar al lado del Jerez y la Manzanilla…

El enólogo jerezano Santiago Jordi es el autor de 'Mariaye', el primer vino de pasto de Condado de Huelva

Bien. Dejemos a los vinos de pasto... de Jerez. Al final, toda esta reflexión viene a cuento de que el enólogo Santiago Jordi, siempre inquieto, apuesta por posicionar en un segmento alto un vino de Villalba del Alcor, en Huelva, y las ganas de la bodega Marqués de Villalúa de dar un salto de calidad en sus vinos con Mariaye, que se define como "un vino de pasto criado entre sol, sal y viento. Ligero como el aire que lo nombra, profundo como la tierra que los sostiene", dice la botella de un vino del que solo han salido 800 unidades de esta primera añada, lo que da una idea de la exclusividad del proyecto. El vino es de uva listán (palomino), sin encabezar y con crianza estática, "con la idea de recuperar la tradición del vino de pasto, vinos (...) sin encabezar, que expresan el alma del viñedo y la herencia vinícola del sur"... dice en su etiquetado. En el Marco de Jerez están a lo mismo, pero tomándose su tiempo y prescidiendo de determinados nombres 'ganaderos'... y de las expectativas que bajo ese nombre se generaron hace años. 

Sobre el autor

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Carlos Piedras

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