¿Pero al final va a establecer Donald Trump unos aranceles a la Unión Europea (UE) del 30% (última cantidad de la que ha hablado) sí o no? Humm... todo indica que sí, pero es probable que no. No es la primera vez que el presidente de Estados Unidos hace un anuncio de máximos con este tema y luego retrocede. De hecho, que no haya firmado directamente el decreto –esos cuadernillos que tanto le gusta exhibir y que son carne de meme para asuntos de todo tipo en las redes sociales– da pie a pensar a distintos analistas que aquí todavía queda tela por cortar, tiempo para llegar a un acuerdo final entre las dos partes pese a que llevan meses negociando, opinión que además podría encontrar base en la relativa calma con la que la presidenta de la UE, Ursula von der Leyen, se ha tomado este anuncio, evitando anunciar, por ahora, cualquier contramedida similar.
Sea como fuere, a la espera de ver qué ocurre (una vez más, por cierto, hay medios que confunden el anuncio con la toma efectiva e inmediata de medidas, cosa que no es de extrañar) es un buen momento para actualizar y recordar algunas de las cifras y conceptos de lo que le va a Andalucía (y a Cádiz y al conjunto de España) en el tema de los aranceles anunciados por Estados Unidos. En la actualidad, Andalucía es la segunda comunidad autónoma que más exporta (por valor) a Estados Unidos, ya que cerró el ejercicio de 2024 con 3.138 millones de euros, solo por detrás de Cataluña (4.351 millones) y por delante de la Comunidad Valenciana (2.850 millones).
Andalucía exporta aceite de oliva y vino (menos del que cabe pensar y, por supuesto, mucho menos de lo que le gustaría al sector), manufacturas de fundición, hierro, acero, bienes aeronáuticos, también refinados de petróleo... La Junta ha diseñado un plan para apoyar a las empresas andaluzas por cerca de 3.000 millones de euros, casi tanto como la exportación anual, de los 615 millones son ayudas directas y el resto son acuerdos y convenios con la banca encaminados a la apertura de nuevos mercados... por una vez una administración pública con todo previsto ante un posible problema.
Déficit con Estados Unidos
Respecto a España, hay un dato que llama poderosamente la atención sin necesidad de ahondar en las cifras, y es el importante déficit comercial que tiene nuestro país respecto a Estados Unidos, cuantificable, números además redondos, en 10.000 millones de euros, ya que en 2024 las exportaciones fueron 18.200 millones de euros para unas importaciones estimadas en 28.200. Un dato más reciente: ese déficit comercial, iría en aumento, como lo demuestra que en el primer cuatrimestre de 2025, de enero a abril, esa cifra supera los 5 mil millones, 5.173 millones, para ser exactos, una cifra que el ejercicio anterior sería más propia de mediados de año. Desde luego, en lo que respecta a España, no se cumple, en absoluto, el punto de partida o la justificación, como lo queramos llamar, de la guerra arancelaria lanzada por Donald Trump: España sí compra a Estados Unidos y lo hace con una evidente descompensación en la balanza comercial.
Pero no terminamos con España. Nadie, absolutamente nadie, puede fijar si España va a tener algún tipo de 'bonus' arancelario (llamémoslo así) por parte de Estados Unidos tras desmarcarse de la decisión de los países de la OTAN de rearmarse y dedicar a defensa del orden del 5% de su Producido Interior Bruto (PIB). Sea como fuere, un 30% es un margen muy importante, hasta el punto de que desde la Unión Europea se estima que 'cortocircuitará' el comercio a ambos lados del Atlántico norte.
Por último, unas líneas para la provincia de Cádiz, que exporta a los Estados Unidos por valor de 366,5 millones de euros. De esa cantidad, algo más de dos tercios –252 millones de euros, corresponden a combustibles minerales. Grasas, aceites, productos químicos orgánicos, pescados, vinos y brandies de Jerez, productos de fundición y manufacturas de cuero también están presentes. Esos 366,5 millones de euros se desglosan en un elevado número de operaciones comerciales, más de 4.100, lo que significa una agilidad y un dinamismo que difícilmente se mantendría si finalmente entran en funcionamiento unos aranceles del 30%.




