Con productos de temporada y platos adaptados a todos los gustos. Así se plantea el restaurante El Castillo de Medina Sidonia (calle Ducado de Medina, 3) la elaboración de su menú degustación, que va variando cada pocos meses, dependiendo de la temporada del año en la que se encuentre.
Para abrir boca, El Castillo ofrece salmorejo elaborado con tomates de su propio huerto, situado junto a la terraza del establecimiento, aderezado con atún salvaje en escabeche y cebolla caramelizada. "No llevan pan, porque es apto para celíacos", apostilla Juan Manuel Ballesteros, propietario de El Castillo.
Procedente de la mar, el restaurante apuesta por un arroz negro con pulpo, salicornia y un alioli elaborado con algas marinas. Del campo, propone un lomo de venado marinado y arroz blanco con pimientos morrones procedentes de su huerto.
De postre, a elegir entre tarta de la abuela, tarta de tres chocolates o tarta de queso, y café. Todo por 30 euros (sin incluir bebidas). "Quisimos tener este menú degustación para que nuestros clientes pudieran probar productos frescos de temporada", cuenta Ballesteros. "Hemos intentado abarcar diferentes gustos y ofrecer una amplia variedad", agrega. Este menú se mantendrá, aproximadamente, hasta mediados de septiembre, cuando vuelva a cambiar para dar entrada a nuevos productos.
El restaurante El Castillo de Medina, que también es hotel, cuenta con amplios salones y una terraza con vistas a la Sierra de Cádiz. El negocio hostelero lleva con la base de su carta imperturbable desde 1969, cuando se abrieron sus puertas. El restaurante tiene, además, su propio huerto, en el que se recolectan tomates, cebollas, acelgas o lechugas, que sus clientes degustan recién recogidas.
"Mi carta tradicional es intocable, pero todas las semanas añado diez o 15 platos de sugerencias", cuenta Ballesteros. "Siempre con productos de temporada", aclara. "Hay algunos que se quedan consolidados", dice el propietario y cocinero del local. "Cuando cogí las riendas volví a los orígenes pero dándole un toque de autor", dice Juan Manuel. Para él, "El Castillo es como una casa vieja, los cimientos los tengo que mantener, pero la casa por fuera se puede poner muy bonita, aunque si quitas la cimentación se hunde". Unos cimientos que son bastante sólidos.
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