Productos artesanales, naturales y frescos son la clave de los establecimientos que se incluyen en este listado.

Para combatir las altas temperaturas del verano hay dos buenas opciones. O pegarse unos buenos baños en la playa o huir a zonas donde las temperaturas puedan dar una tregua. Si aún no has cogido vacaciones o no puedes hacer ni lo uno ni lo otro, siempre puedes refugiarte en casa, bajar las persianas y encender el ventilador o el aire acondicionado. Otra buena idea es refrescarse con un buen helado, horchata o granizada y afortunadamente en Jerez contamos con un buen puñado de establecimientos, algunos clásicos y otros de nueva apertura, donde poder combatir los estragos del estío de una manera económica.

La Polar, plaza del Arenal

Todo un clásico del centro. Enclavada en la plaza del Arenal y bajo el sello de confianza que da La Ibense Bornay, se presenta ahora completamente renovada tras una concienzuda remodelación. Joaquín ‘Ximo’ Valls, alicantino afincado en Jerez desde hace 36 años, gerente de la heladería, recuerda que la palabra Ibense proviene precisamente del gentilicio de Ibi, localidad alicantina de gran tradición heladera y de donde procedía el fundador de la compañía, Carlos Bornay. De ahí el nombre de la centenaria empresa ahora instalada en el PTA de Jerez.Tomar un helado de La Polar retrotrae a la infancia, a ese helado de siempre de La Ibense. Y es que, como señala Ximo, las recetas de sus cremas son centenarias, algunas incluso provenientes de la misma realeza. “La del helado de caramelo es de doña Victoria Eugenia, mujer de Alfonso XIII, que estando veraneando en Sanlúcar se la dio a la familia Bornay”.

Vainilla con tocino de cielo, yogur con frutas del bosque, avellana con crema Nutella o el de Fantasía, el preferido por los más pequeños por su sabor a chicle, son algunos de los más vendidos, aunque Ximo, personalmente, se queda con los de sorbete de fresón o el de plátano con dulce de leche, que define de “brutal”. Eso, sin olvidarse de las famosas y refrescantes horchatas de La Polar.

La Polar ofrece tarrinas desde 1,80 euros la pequeña hasta los 6,75 de la de medio litro. Los cucuruchos pueden encontrarse a 1,50 y 2,50. Su famosa horchata cuesta 2,70 euros.

Ferretti, calle Lancería

Rosa Herrera y Antonio Zambudio cambiaron su Murcia natal por Jerez hace seis años. Grandes aficionados al motociclismo, sus anuales visitas a la ciudad para disfrutar del Gran Premio de España les animó a establecerse aquí con la idea de montar una heladería artesanal. A pesar de que no tenían mucha experiencia previa, decidieron apostar por este tipo de negocio ante la carencia que, consideraban, había de este tipo de establecimientos en Jerez.

En Ferretti han apostado por el helado italiano artesanal. “Menos la fruta, que viene directamente de la Plaza y el turrón, de Jijona, todo el resto de productos vienen de Italia”, explica Herrera, que apunta que “la principal virtud del helado italiano es que no lleva grasas añadidas ni colorantes”.Aquí el helado se hace a diario. Los de más éxito entre el público son los que llevan chocolate (Oreo, Kinder, Ferrero y con naranja), aunque también tiene gran aceptación el de pasas con Pedro Ximénez, que personalmente es el que más le gusta a Rosa junto al de arroz con leche. En Ferreti, además, hay sabores difíciles de encontrar en otras heladerías, como el de amarena, una cereza italiana que es la que le da sabor a la piruleta.

Además de helados, Ferretti es famosa por sus frappés, smoothies y granizadas con fruta natural, entre la que destacamos la de sandía, muy refrescante.

Ferretti ofrece tarrinas desde 2 euros a 7,50 la de cinco bolas, y cucuruchos de 2 a 4,90 la de tres bolas. Todos los helados y cucuruchos están preparados, además sin gluten.

Fragole Infinite, calle Tornería

Paolo Mancini, italiano, apostó en 2006 por la siempre difícil, hosteleramente hablando, calle Tornería. Allí montó Fragole Infinite, “un chiringuito en pleno centro” que destaca por su repostería casera y sus helados de producción propia y siguiendo la tradición italiana. Paolo, que reconoce que “hemos pasado tiempos mejores”, lamenta que a estas alturas de julio “no ha despegado el verano”, algo que nota por la inusual bajada de clientes para las fechas en las que estamos. Pero eso que se pierden. En su negocio ofrece hasta 20 gustos diferentes de cremas y aunque reconoce que los clásicos “nunca fallan”, hay algunos tan originales como la de yogur, manzana y nueces, la que más éxito tiene y que, curiosamente, surgió de un error. “Cuando ya lo estaba haciendo me di cuenta de que me faltaba un ingrediente y eso obligaba a que hubiera más yogur de la cuenta”. Además, señala Paolo que sus helados son naturales y ligeros. “Los hago pensando para que los coman mis hijos, sin estar cargados de azúcar ni de grasas”.Fragole Infinito vende sus tarrinas a 2, 3 y 4 euros la pequeña, mediana y grande, respectivamente, mientras que sus cucuruchos cuestan 2 y 3 euros.

La Rosa de Oro, calles Consistorio, María Antonia de Jesús Tirado y Ventura Núñez Venturita

La célebre pastelería jerezana incorporó el helado a su tradicional oferta repostera y panadera hace una década. Actualmente prepara sus cremas en el obrador que la empresa tiene a la salida de Jerez, en la antigua Nacional IV, hasta 18 sabores artesanos entre los que sobresalen el de Pedro Ximénez con pasas, el de tocino de cielo o el de tarta típica de Jerez, una adaptación del bizcocho que llevan años elaborando según una antigua receta árabe entre cuyos ingredientes se encuentran el aceite de oliva, la canela, las pasas y el Pedro Ximénez. Para los que busquen un sabor diferente, desde La Rosa de Oro recomiendan el Pasión Caribe, elaborado con mamajuana, un licor típico de la República Dominicana.La Rosa de Oro tiene tarrinas desde 1,95 a 9’50 la de tres cuartos de litro y cucuruchos desde 1 euro hasta los 3 del crocanti.

Dolci Tentazioni, avenida Rafa Verdú

Enclavada frente al fondo Sur del estadio municipal de Chapín, Dolci Tentazioni es la heladería más joven de este listado. Abrió el pasado mes de marzo por iniciativa de Bruno Di Iorio y de otro socio italiano que mantuvo abierta una heladería durante 17 años en Chiclana. “Todo el mundo va a la costa, pero al final allí se trabaja tres meses y aquí se mantiene más el negocio todo el año”, apunta Bruno para explicar el porqué su decisión de establecerse en Jerez.Con una decoración en la que prima el blanco, la heladería recibe al visitante con un inmenso mostrador en el que se ofrecen hasta 20 sabores diferentes que se van renovando según la época del año, destacando entre su clientela el de Kinder Bueno, Fresa, Sandía o Vainilla con piñones y caramelo. Bruno, de familia hostelera y que ya regentó en Italia un restaurante, destaca de su producto que está elaborado siguiendo la tradición de su país, con un toque más cremoso de lo que se suele encontrar por estos lares. “En España el helado es tradicionalmente más frío, mientras que en Italia, al metértelo en la boca la crema es fría pero luego se nota la cremosidad”.

Dolce Tentazioni vende cucuruchos a 2 y 3 euros (2,7 el de chocolate) y tarrinas desde 2,2 euros a 15 euros la de 1 litro.

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Jorge Miró

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