Es propietario de la pastelería El Artesano del Dulce, situada en la barriada de Montequinto, en Dos Hermanas. Mario Camacho lleva 27 años con un negocio abierto junto a su experiencia en la repostería cuando se inició en este oficio en Fuengirola (Málaga).
“El nombre del negocio responde a la realidad de cómo se elabora aquí la repostería, todo de forma artesanal desde la masa y todos los productos que acompañan a la composición de los dulces que se fabrican”, señala Camacho. No están especializados en ninguna línea de productos en concreto, “hacemos de todo, elaboramos desde la bollería, que hacemos desde por la mañana temprano, también el hojaldre, pastelería fina, tartas… de todo”.

No es un negocio muy grande pero es suficiente para haberse creado su fama en esa extensa urbanización cercana a Sevilla donde lleva desde 1995, “abriendo todos los días; descansamos solo los lunes”. Evidentemente, la Navidad es una época fuerte y de alta producción sobre todo con artículos propios de estas fechas y que llevan la marca artesanal de esta casa: el roscón de reyes, el tronco de Navidad, polvorones, turrones, roscos de vino…
Él se ocupa de todo en el obrador. Su oficio lo aprendió en los trabajos en los que ha estado, “me llamó la atención la repostería y en ella encontré un medio de vida. De cada maestro fui aprendiendo, además de que debes tener una disposición y talento para dedicarte a esto”.
El roscón de Reyes “es la peor parte de la Navidad, pero entendida como intensidad de trabajo. Desde el día 2 estamos todos los días con el roscón, el día 4 entramos de noche, el día 5 entero y el 6 casi también”. Teniendo en cuenta que es un obrador pequeño “producimos casi 600 que es una burrada para el tamaño de nuestro negocio”.
En ese sprint final de la Navidad, “de elaborar la masa me ocupo yo y en esas fechas contrato algunas personas para que me ayuden a componer los roscones”. Para Mario Camacho los secretos de un buen roscón están en la masa madre “y los ingrediente hechos con mucha precisión”; desvela que uno de sus secretos es el agua de azahar, “me gusta que se note ese aroma”. También destaca como factor de calidad “el relleno con nata, pero que sea nata de verdad no chantillí ni vegetal”.
El roscón de reyes es un producto que lejos de languidecer, es cada vez más demandado. “Todos los años vendemos casi lo mismo independientemente de la competencia que supone para los más pequeños como nosotros; los supermercados pueden jugar con precios pero nosotros, la gente lo sabe, vendemos la calidad sobre todo. La gente sabe dónde está lo bueno”, sentencia.


