Said, natural de Marruecos, lleva en Jerez 22 años, todos dedicados al mundo de la repostería, que es su especialidad, aunque por necesidad tuvo que hacer incursiones como cocinero. Ha trabajado en todo tipo de restaurantes, obradores y cafeterías. A sus 50 años ha decidido establecerse por su cuenta abriendo una pastelería y panadería en la barriada Federico Mayo. Sin embargo, sigue con más proyectos, y a medio plazo abrirá una cafetería y pastelería en el centro, en la cuesta de la Alcubilla.
Salma, como se llama su hija, es el nombre que lleva este establecimiento —y la futura nueva cafetería— que con mucha ilusión, trabajo y algo de ayuda ha podido poner en marcha en la zona sur, en la calle Panes. “Hace ya tiempo que decidí emprender mi camino después de trabajar en muchos lugares e incluso en chiringuitos en la playa”, llegando a la conclusión de que ya “tocaba hacer algo para mí; ya sabes que en la hostelería siempre estás trabajando con un pie dentro y otro fuera”, relata Said.
Desde que tenía diez años le gustaba la cocina, pero no tuvo maestros, solo lo que fue aprendiendo por su cuenta en su casa, junto a su madre. Después se marchó al extranjero: Francia, Suiza y otros países hasta llegar a Jerez.
Llevaba tiempo buscando algo para convertirlo en su empleo de futuro, un negocio que dependiera solo de su talento como repostero y del trabajo que él y su esposa le dediquen a lo que ahora ya es una realidad. Lamenta que todo el papeleo le ha llevado más de un año entre reformas, autorizaciones y licencias.
Pese a ser marroquí, su establecimiento no está exclusivamente dedicado a la repostería del norte de África: “Tenemos de todo, desde los dulces marroquíes a los franceses hasta los más típicos de aquí”. También es proveedor de otros establecimientos y restaurantes. Curiosamente explica que la mayor salida en ventas de dulces de su país son encargos que se hacen en su tienda online cuya dirección es www.caprichosarabes.com.
Miel y frutos secos son las base imprescindible en la repostería del norte de África, “muy diferente a lo que estamos acostumbrados aquí; es más difícil de elaborar y a la vez más caros en cuanto a la materia prima”, destaca.
Said, por experiencia, sabe que ahora en Navidad es cuando más dulces vende, el resto del año no salen tanto; tal vez por la similitud que existe entre esa repostería y la típicamente navideña de esta tierra: "Se parecen mucho a los pestiños, mazapanes… son los mismos ingrediente solo cambian las forma de hacerlos y presentarlos”.
Dejando de lado lo dulce y entrando en lo salado, cocina de la que también entiende, el repostero se pone el gorro de cocinero para recomendar el tajine por ser el plato más conocido de su país, “que es un estofado típico de la cocina marroquí; le viene el nombre del recipiente de barro en el que se cocina. Se puede hacer con diferentes ingredientes, como cordero, pollo, ternera o incluso solo con verduras y siempre con frutos secos”.
Fondo de Economía Solidaria
Para poner en marcha este proyecto, Said ha contado con la ayuda del Fondo de Economía Solidaria de Jerez, que se nutre de aportaciones de particulares y de pequeñas empresas o asociaciones con el fin de fomentar la creación de redes de solidaridad en el municipio, apoyando pequeños proyectos de economía social con pequeños préstamos reintegrables.
“Queremos que la gente se vaya sumando al proyecto”, cuenta Geli Sánchez, una de las impulsoras del proyecto, quien explica que las aportaciones que hagan las personas que colaboren con el Fondo de Economía Solidaria servirán para hacer microcréditos a proyectos sociales, donde “la banca jamás va a llegar”.
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