Bodegón Andalucía, una receta de caracoles guardada “como oro en paño” entre cachopos gigantes

Este establecimiento popular nació en San Fernando en 1986 de la mano de Alfonso García y Carmen Benítez, que convirtieron un despacho de vinos en un restaurante donde se prueba este plato asturiano desde la pandemia

Alfonso García con un cachopo y las tarrinas de caracoles, las estrellas del Bodegón Andalucía en San Fernando.
Alfonso García con un cachopo y las tarrinas de caracoles, las estrellas del Bodegón Andalucía en San Fernando. Candela Núñez

Palillo de dientes en una mano y un caracol en la otra. Esta escena es habitual en un rincón de San Fernando en los meses de abril, mayo y junio. Los vasos salen a tutiplén de una olla enorme que no descansa en todo el día. La tapa que alegra estómagos en tiempos de ferias es la protagonista de las mesas en el Bodegón Andalucía, un establecimiento que no hace falta presentar a los isleños.

Un hombre risueño se desliza con rapidez entre las familias que, en plena motorada, disfrutan de los moluscos. Su rostro no es desconocido para los asiduos. Alfonso García, de 45 años, lleva prácticamente toda su vida en este restaurante que abrió sus puertas en 1986. “Soy hostelero de cuna”, dice el isleño, que con ocho años empezó a ayudar a su padre en el negocio.

Bodegón Andalucía existe gracias a la iniciativa de Alfonso García, un hombre vinculado a la hostelería -trabajó en el restaurante El Faro o en la cervecería El Barril- que dio vida a un estandarte de la gastronomía de San Fernando.

Unos comensales degustando los caracoles en el local isleño.
Unos comensales degustando los caracoles en el local isleño.   CANDELA NÚÑEZ

La crisis de los ochenta le costó salir de talleres Carpio, donde trabajaba como soldador, y reinventarse. “Con el dinerito que había ahorrado lo montó”, relata su hijo que ha crecido en este lugar que arrancó como despacho de vinos a granel.

“Esto antes era todo campo, por aquí pasaban las vacas”

Entre sus paredes se distinguían botas de Arroyuelo, Fino palillo o Reguera que llenaban las copas desde una zona conocida como Huerta Chaves. “Esto antes era todo campo, por aquí pasaban las vacas y las cabras”, dice Alfonso echando la vista atrás.

Mientras los demás niños jugaban al fútbol, Alfonsito -como le conocían en el bar- echaba una mano. De ello da fe una fotografía de las primeras Navidades que sus padres y sus hermanos pasaron en el Bodegón. Ha llovido desde que la familia comenzó a dedicarse al sector.

Preparación de las tapas de caracoles.
 Tapas de caracoles listas para llevar a las mesas.   CANDELA NÚÑEZ

“Poco a poco lo hemos reconvertido en un restaurante con dos terrazas y un salón interior”, explica el dueño desde 2011, año el que relevó al fundador.

Las familias almuerzan entre conversaciones mientras Alfonso explica a lavozdelsur.es los detalles de su historia, con tres reformas y ampliación de instalaciones debido a la fama que se fue ganando por su tesón. Así, la zona recibía a nuevos vecinos al mismo tiempo que los vinos daban paso a los caracoles, la estrella de la casa.

“Aquí salen a diario entre 250 y 300 kilos. Los hacemos desde las ocho y media de la mañana hasta las doce de la noche ininterrumpidamente”, dice el isleño. Una hilera de tarrinas adorna la barra donde un Caracol de Oro anuncia que llevan manteniendo este galardón durante 20 años consecutivos. Un premio por ser el establecimiento que más kilos vende durante la temporada.

Un cocinero controla la olla de caracoles.
Un cocinero controla la olla de caracoles.   CANDELA NÚÑEZ
Alfonso lleva unas tapas de caracoles a una de las mesas.
Alfonso lleva unas tapas de caracoles a una de las mesas.   CANDELA NÚÑEZ

La culpable de que la tapa tenga tantos seguidores es Carmen Benítez que recientemente ha recibido el Premio Los Esteros al Mérito del Trabajo a la Mujer Hostelera otorgado por la cofradía gastronómica. Ella es la artífice de una receta mágica que pasa de generación en generación y que, con la pandemia, viajó a domicilio, un servicio que Alfonso sigue ofreciendo. “La receta la guardamos como oro en paño”, comenta Alfonso sin perder la sonrisa.

El restaurante está a rebosar y los camareros no paran quietos. “Gracias a Dios en estas fechas siempre estamos muy solicitados, a nivel de toda la provincia”, explica. Nadie quiere quedarse sin probar o repetir el producto que les ha dado alegrías. Y, aunque “siempre lo llevamos por bandera”, en la carta existe otro plato popular desde que el isleño lo incorporó en 2020.

Bodegón Andalucía ostenta el premio Caracol de Oro.
Bodegón Andalucía ostenta el premio Caracol de Oro.   CANDELA NÚÑEZ

La oferta gastronómica tradicional de la Bahía convive con el cachopo, un imprescindible asturiano que llamó la atención del público. “Cuando estábamos confinados pensé y se me ocurrió introducir el tema. Quería algo que fuera referente, pero no típico de la zona”, sostiene Alfonso. Un hostelero tantas horas sentado en un sofá dio para mucho.

De esta forma, empezó a cocinar cachopos de entre un kilo y un kilo y 700 gramos con queso Payoyo y jamón ibérico. “Cuando la gente lo ve, lo primero que hace es hacer una foto”, comenta con uno de ellos entre sus manos.

"Cuanto los ven les hacen una foto"

Para darle juego, el hostelero organizó un reto: quién se comiera una pieza entera solo, ganaba una camiseta de recuerdo. Asegura que más de uno superó la propuesta y, desde entonces, entró en carta. Además, para aquellas personas que prefieran el cerdo en lugar de la ternera cocina un flamenquín de 60 centímetros “espectacular de grande”.

Elaboración de un flamenquín gigante en la cocina del establecimiento.
Elaboración de un cachopo gigante en la cocina del establecimiento.   CANDELA NÚÑEZ
Flamenquín de gran tamaño.
Flamenquín de gran tamaño.   CANDELA NÚÑEZ
Parte del personal que trabaja en Bodegón Andalucía.
Parte del personal que trabaja en Bodegón Andalucía.   CANDELA NÚÑEZ

Cada día el isleño saca adelante el negocio familiar, donde en tiempos pandémicos reflejaba su risa por los ojos, junto a una plantilla de camareros y su hermana María. “Ella era la dueña de Gigantón en Chiclana, Jerez y El Puerto, pero no pudo soportar los gastos y tuvo que cerrar”, lamenta.

Sin mascarillas por fin y rodeados de buen ambiente, los hosteleros llevan las tapas “muy simpáticos y cordiales”, características en las que se fija Alfonso a la hora de buscarlos. Se nota que al isleño le encanta su profesión y se mueve como pez en el agua entre los comensales. “Gracias a Dios se está viendo luz al final del túnel y parece que, en la hostelería, que ha sido uno de los más perjudicados, todo vuelve a la normalidad”, dice el también secretario general de la Asociación de Comerciantes de San Fernando (Acosafe) y máximo responsable de la comisión Hostelera Isleña de Acosafe Hisafe.

Otro restaurante histórico que continúa arropado por el cariño de su clientela. Vecinos que han crecido chupándose los dedos.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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