El callejón misterioso de la Porvera.
El callejón misterioso de la Porvera.

Ocultura, es la cultura de lo oculto. Uso del término anglosajón “ocultura” para definir todo lo relacionado con la cultura de lo que está oculto, por la influencia que ha tenido en la historia, leyendas, literatura, la pintura o los intelectuales a lo largo de todos los tiempos.

 

Se dice con mucha razón que Hay otros mundos pero están en este. El misterio es todo. Lo misterioso, lo desconocido, forma parte de entender nuestra existencia, nuestra cultura. No hay ideología política que no contemple una creencia.

 

Una de las aberturas realizadas en la muralla durante el XVI es el conocido como boquete de la Porvera, llamado callejón de los Negros. No se sabe con certeza a qué se debe su nombre y hay mil explicaciones.

Se ignora la fecha en que fue abierta una brecha en el muro que acabó, a fuerza de ser usada por los vecinos, por convertirse en un acceso legítimo. El historiador Mesa Xinete considera que se abrió a petición de los frailes mínimos, establecidos en el convento de la Victoria, al final de la calle Porvera, para tener un acceso más rápido al convento femenino de la Orden, que ocupaba el solar de la actual plaza Salvador Allende.

 

De ser esto cierto, el nombre del postigo, conocido como callejón de los Negros, podría hacer referencia a los frailes mínimos que circulaban por la calle para asistir como capellanes a las monjas, ya que el hábito de los mismos era de este color. Muñoz y Gómez en su Noticia histórica de las calles y plazas de Xerez, afirma que la calle se llama así por “los de color moreno”, refiriéndose al numeroso colectivo de ciudadanos de raza negra que existió en Jerez.

 

La única referencia documental encontrada sobre este postigo en el XVI se remonta a 1577, cuando dos caballeros capitulares al exponer en el Cabildo la existencia de un basurero que se hallaba adosado a la muralla, lo sitúan “en la Ronda del muro por la parte de dentro que esta entre el agujero de la vytoria y la puerta de sevylla a las espaldas de los molynos”. De este documento se deduce que el citado postigo estaba abierto al menos antes de 1577.

 

Sea lo que sea, cuentan los vecinos, entre dientes, con miedo y respeto, que en el postigo o puerta falsa de la muralla en la calle Porvera, se ve salir una figura vestida de negro con el rostro tiznado, para luego desaparecer. Las historias de este hombre son variadas, van desde un desgraciado que mató con fuego a su mujer por celos, a otra de un carbonero desafortunado en lances de amores, bebida y juego.

 

Para algunos jerezanos lo más recomendable es curarse en salud y evitar pasar por este boquete pasada la medianoche. Aquí, a partir de la una de la madrugada anda suelta la mala fortuna.

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Eduardo Arboleda Ballén

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