Todavía restan más de tres meses para la llegada oficial de la Navidad, pero los productos típicos de estas fechas ya se dejan ver en los pasillos de los supermercados. El otoño apenas ha comenzado y, con el descenso de las temperaturas, vuelven a aparecer turrones, mazapanes y polvorones. En Mercadona, desde principios de semana, las estanterías ya están repletas de dulces navideños, adelantando un ambiente festivo que cada año se instala con mayor antelación.

El fenómeno, que sigue sorprendiendo aunque cada año se va adelantando todo un poco más, se ha convertido en tendencia habitual. Lo que tradicionalmente llegaba con la cercanía de diciembre ahora se adelanta tanto que, cuando arriban las fiestas, muchos consumidores reconocen estar cansados de comer de todo. La estrategia responde a un cambio en los tiempos y a la necesidad de la gran distribución de marcar el ritmo del consumo estacional.

Reacciones en redes sociales y un debate cada vez más recurrente

La situación no ha pasado desapercibida. En redes sociales, los turrones se han convertido en la comidilla de la semana. Algunos usuarios se han mostrado incrédulos con el adelanto: “Turrones en el Mercadona en pleno septiembre, para que luego haya negacionistas del cambio climático”. Otros han ironizado: “Directamente flipando, en el Mercadona de al lado de casa esta tarde, ¿estamos locos?”.

Los comentarios reflejan un debate que se repite año tras año y que enfrenta a quienes ven en la iniciativa una forma de anticipar la ilusión navideña y a quienes critican la excesiva mercantilización de unas fiestas cada vez más largas. El adelanto no se limita a los supermercados. En muchas localidades españolas los alumbrados navideños cada vez se instalan y encienden antes, generando una atmósfera festiva cuando aún falta bastante tiempo para el inicio de las fiestas navideñas. Las ciudades compiten por atraer turismo con sus decoraciones, mientras las marcas buscan prolongar la temporada de consumo lo máximo posible.

Lo que antes era una espera cargada de tradición y expectación se ha transformado en un calendario cada vez más difuso. En décadas pasadas, la Navidad comenzaba oficialmente con el puente de diciembre. Hoy, en cambio, la campaña se estira hasta casi cuatro meses, alterando la forma en la que los ciudadanos se relacionan con estas celebraciones. Los tiempos cambian, y la Navidad ya no es lo que era.

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Rubén Guerrero.

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